sábado, 27abril, 2024
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Delicioso lugar, deliciosa comida, delicioso servicio: el Casino, en Alcalá

Javier Puebla
Javier Pueblahttp://www.javierpuebla.com
Cineasta, escritor, columnista y viajero. Galardonado con diversos premios, tanto en prosa como en poesía. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, El año del cazador, 365 relatos que encierran una novela dentro.
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análisis

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En el número 9 de la plaza Cervantes, rodeado de campanarios, y de ángeles en forma de cigüeña, de siglos de historia y magia e inolvidables peleas y grandes gestas. Allí está el Círculo de Contribuyentes: solo para socios. Pero…

Pero: la evolución de la sociedad y las costumbres, ha hecho que la mayor parte del Club privado -y aún diría más: privadísimo- se haya abierto al público convertida en un restaurante que se merece todos los delicioso que he puesto en el título de este artículo. Hace años que no iba a Alcalá, desde la época en que daba clases de cine en Caracciolos: tiempos magníficos, aún mantengo relación con algunos de mis alumnos: Virginia, Daniel, el gran Germán Zamorano… (perdón, que me dejo mecer por los agradables recuerdos). Lo que quería decir era que regresé hace una semana, y me encantó, no lo recordaba tan tan inspirador y feérico.

Así que tras ese primer paseo de reencuentro, me fue imposible -no pude evitarlo, como dicen en la peli de Las amistades peligrosas- no volver seis días después, ya con una reserva en cierto restaurante del que no hablaban demasiado bien el internet, y cuyo nombre por discreción no voy a mencionar. Ya iba hacia el restaurante donde había reservado cuando la mirada se me posó sobre la terraza de Casino. Un hombre joven me recibió como si me conociera de toda la vida y me dijo:

-Te dejo en manos de Alberto.

No podría haberme dejado en mejores manos. Ya me estaba yendo, había atravesado la plaza, cuando desenfundé el esmarfon y disparé sobre el restaurante donde había hecho la reserva para anularla. Desandé mis pasos, volví a hablar con Alberto, quien me pidió el teléfono para llamarme en cuanto quedase una mesa libre en la terraza.

Me llamo al poquito. Y cené en la terraza de Casino, muy bien acompañado, por otra parte, pero esa es otra historia y a quien me acompañaba no le gusta se le menciona públicamente. Cantaban las campanas, el sol caía. Sergi, el maitre, tuvo la clase y gentileza de recomendarme medias raciones antes que enteras, pues podría resultar que estas fueran excesivas. Si fuese crítico culinario hablaría de las rabas, y hasta de la ensaladilla, o las setas, pero como no es el caso , me conforma con recordar la temperatura perfecta, digna de un 14 de mayo, el ambiente de la plaza y también de la terraza, la amabilidad y diligencia de los camareros. En suma, la certificación de todos los delicioso que he escrito en el título de este texto.

Aunque también me doy cuenta de que si no fuese un hombre tan generoso como soy jamás publicaría este artículo en el periódico, porque probablemente hará que quiera cenar allí más gente ,y quizá la próxima vez que vuelva me cueste aún más encontrar mesa; o me sea imposible. Pero creo en la bonhomía. Así que aquí dejo estas palabritas para cualquiera que desee leerlas, está estampa del  lugar delicioso llamado Casino. En el número 9 de la plaza de Cervantes. Alcalá City.

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