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Declaración del 18 de octubre: un paso, pero se necesitan muchos más

Óscar Iglesias Fernández
Óscar Iglesias Fernández
Profesor de Sociología de la UNED
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análisis

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Diez años ya desde que ETA fue derrotada y decidió dejar de matar. Diez años de lo que la izquierda abertzale denomina el fin de la violencia armada. Una celebración que todos los demócratas debemos hacer desde la unidad y desde el recuerdo de los 853 compatriotas que fueron asesinados, y de todas las víctimas. Porque los españoles hemos estado y estaremos siempre con las víctimas.

Estos diez años transcurridos sin asesinatos, han cambiado nuestras vidas, y deben recordarnos la fuerza de la sociedad española cuando está unida en un objetivo común, que en aquel caso fue acabar con el terror y la barbarie que durante cinco décadas recorrió nuestras calles y segó nuestras vidas.

Se les venció gracias a la unidad política, al trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y demás fuerzas de seguridad, a los jueces, a los medios de comunicación, y al conjunto de la sociedad.

Esta unidad, debería recordarla especialmente el PP, porque tendió a olvidarla en el pasado y lo vuelve a hacer ahora por un mal entendido objetivo electoral.

Los diez años trascurridos sin asesinatos, demuestran que aquello no fue ni una trampa ni ningún cálculo, como muchos repitieron hasta la saciedad. Por eso ahora, no deberían caer en la misma estrategia fallida de entonces para intentar desgastar al gobierno. Pero si, es verdad, que había un presidente del gobierno socialista, un lehendakari socialista y un ministro del interior también socialista, cuando todo acabó.

En este décimo aniversario, por primera vez, la izquierda abertzale se ha dirigió expresamente a las víctimas de ETA para reconocer su dolor y admitir que nunca debía haberse producido: “Hoy queremos hacer una mención específica a las víctimas causadas por la violencia de ETA. Queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo…Desgraciadamente, el pasado no tiene remedio, nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado, pero estamos convencidos de que es posible al menos aliviarlo desde el respeto, la consideración y la memoria. Queremos decirles de corazón que sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a tratar de mitigarlo en la medida de nuestras posibilidades. Siempre nos encontrarán dispuestos a ello”

¿Es esto importante? Si, porque hasta ahora solo hablaba de “todas las victimas” sin distinguir las víctimas de ETA de lo que ellos llaman violencia del Estado.

Pero, tienen que ir más lejos, porque es preciso que pidan perdón por cinco décadas de terrorismo y condenen de forma inequívoca la violencia de ETA. Tienen que ayudar a esclarecer los asesinatos todavía sin resolver. Tienen que condenar y no apoyar homenajes cuando hay terroristas que salen de la cárcel. Todavía quedan muchas cosas por hacer, aunque son bienvenidos los gestos.

Por último, en la declaración, Otegi, planteaba “la necesidad de dar solución a las cuestiones de los presos y las presas políticas”. Imagino que esta afirmación formará parte de sus simbolismos internos, porque en nuestra democracia no existen presos políticos. Aquí solo hay terroristas condenados por terrorismo.

Aun así, creo que ya sabe que la mejor garantía que tiene todo ciudadano en un Estado social y democrático de Derecho como el nuestro es la ley. El cumpliendo escrupuloso de la legalidad que es lo que tanto el gobierno de la nación como el vasco están haciendo.

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