Felipe González ha hablado. Amén. Vía entrevista en El País, ¿lo dudaban? A partir de ahí, todo lo demás sucederá en el PSOE por su propio peso, el que aún tiene un líder en la sombra que abandonó el cargo hace dos décadas. Supuestamente. Mientras tanto, Pedro Sánchez intenta ir a lo suyo sorteando minas amigas, y no tanto, por doquier.

Sanchez-Felipe-4El líder socialista tiene ante sí estos días una difícil disyuntiva: dejarse abrazar por un oso desde su derecha o hacer lo propio con otro por la izquierda. O tomar sorpresivamente una tercera vía: maniobrar para asombro de propios y extraños y adelantarse a la jugada que le delinean algunos compañeros históricos de siglas y las otras fuerzas sobre el tablero de las negociaciones, con un movimiento inédito ni previsible, algo que a estas alturas, más de un mes después de celebradas las elecciones generales, se antoja harto complicado.

La manibra de Heimlich o ‘abrazo del oso’, que se supone vital y beneficiosa para la supervivencia en casos extremos de asfixia, puede ser extremadamente peligrosa si se aplica cuando no se debe ni se sabe. Esto llevado a la vida política actual puede aclarar algunas dudas en Ferraz, atento como nunca a oráculos de todo tipo.

Sanchez-Felipe-1Este sábado, el Comité Federal del PSOE se prevé intenso, como ya lo fue el del pasado 28 de diciembre, en que los barones más señeros alzaron su voz sin complejos ante el secretario general del partido. Pero a diferencia de aquel, a esta cita trascendental para los intereses de los socialistas Sánchez pretende llegar dejando atadas posibles rebeliones y cerrados otros imprevistos de distinto calibre. Y para ello pretende marcar él personalmente el paso, algo que no ha podido llevar a cabo hasta ahora, ya que tanto PP, Podemos y Ciudadanos se empeñan en marcarle la senda a seguir para formar parte de un cada día más lejano Gobierno. E incluso Felipe González y barones como la andaluza Susana Díaz –que apuestan claramente por mantenerse en la oposición o, a lo sumo, pactar con el PP un acuerdo, abstención de por medio, para una legislatura corta– se empeñan en frenar a toda costa la intención de Sánchez de encabezar un Ejecutivo “de progreso”. Ni se les pasa por la cabeza un pacto con Podemos, y mucho menos en coalición como subraya la oferta realizada por Pablo Iglesias con el mismísimo rey Felipe VI como mensajero de la primicia.

En definitiva, los 90 diputados con que se ha quedado la bancada socialista en el Congreso tras el peor resultado electoral de toda su historia obligan a Sánchez a ser sumamente cauto y aparcar veleidades de consecuencias insospechadas tanto a su diestra como a su siniestra. Es consciente de que un adelanto electoral conllevaría un daño aún mayor que el sufrido el pasado 20D.

Con el Gobierno “de progreso” que Sánchez quiere ofrecerle al jefe del Estado en su audiencia del próximo martes por la mañana tendrá que hilar fino para no dejar coja ninguna de las patas de un puzle de difícil encaje. Y sobre todo salir indemne de todos aquellos que esperan casi con ansias su cabeza servida en bandeja de plata.

Sanchez-Felipe-3Ni que decir tiene que los primeros interesados en ver caer a Sánchez más pronto que tarde son los líderes de Podemos, conscientes de que el ‘sorpasso’ está a la vuelta de la esquina y unas elecciones mediante. En el PSOE también hay mucho supuesto compañero de partido que no tendría el más mínimo reparo en tomar el testigo para rescatar al socialismo español del pozo ideológico y electoral en que se haya atrapado desde hace años.

Mientras tanto, en la calle Génova madrileña no corren claras las aguas, y mucho menos después de los últimos caídos por la corrupción en Valencia y la investigación del partido por la destrucción de pruebas en el caso Bárcenas. De ahí que Ciudadanos haya vuelto a salir corriendo del abrazo que Rajoy busca de Albert Rivera como correa de transmisión para que el PSOE le ponga la alfombra roja a un gobierno conservador en minoría.

 

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