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Crece la desesperación en el Sahel por la crisis climática y el conflicto armado

La nueva presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, advierte del aumento de la tensión en el Sahel entre las personas que han sido desplazadas y las comunidades de acogida que comparten su agua, alimento y tierra con ellas

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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La combinación mortal de conflicto armado y crisis climática es la causa del sufrimiento de miles de personas en Malí y toda la región del Sahel. Comunidades enteras están atrapadas en los desiertos que avanzan, el clima imprevisible y la violencia, y se ven forzados a abandonar sus hogares, ganado y medios de subsistencia.

«Estas familias estás desesperadas por una mejor calidad de vida. Estuve con mujeres que tuvieron que enterrar a sus hijos mientras huían de su aldea. Muchas perdieron a sus maridos y hermanos. La asistencia humanitaria es limitada, y no ven una salida. Debemos romper este círculo vicioso de cambio climático y violencia que impide que los pobladores vivan de su tierra».

Son palabras de Mirjana Spoljaric, la nueva presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que, en su primer viaje oficial, ha advertido que «está en aumento la tensión en el Sahel entre las personas que han sido desplazadas y las comunidades de acogida que comparten su agua, alimento, tierra con ellas. Es necesario mitigar esta tensión para que no genere resentimientos que puedan dañar los vínculos entre las comunidades».

La historia de Bintou

Bintou tiene diez hijos, su marido murio de sed mientras la familia huía de la aldea, y vive en un campamento improvisado sencillo en las afueras de Gao con cinco de sus hijos; los otros cinco está en diferentes partes de la región.

«Desde la crisis de 2012, no hemos vuelto a tener paz», explica. «Después de los ataques recientes que atentaron contra nuestra vida, tuvimos que huir de la aldea. Los combatientes armados asesinaron a todos los hombres, a nuestros maridos, a nuestros hijos e hijas, y violaron a algunas mujeres», confiesa.

La violencia ha obligado a 4,5 millones de personas a abandonar sus hogares en Malí, Niger y Burkina Faso, lo que representa un aumento de 200% en los últimos dos años. El 80% de la población del Sahel depende de la agricultura para su subsistencia; al desplazarse, pierden el acceso a sus tierras y ganado.

Crisis climática en Malí

El cambio climático es una realidad diaria en Malí. Lagos enteros, como el lago Faguibine, se han secado, con la consecuente eliminación de ecosistemas completos y el desplazamiento forzoso de comunidades. La desertificación se propaga, y el agua subterránea escasea cada vez más, lo que genera tensión entre los agricultores.

Malí perdió 90.000 hectáreas de cosecha en 2021 debido a la sequía, con consecuencias para los medios de subsistencia de más de tres millones de habitantes. El resultado fue la disminución del 10,5% de la producción de cereales de todo el país.

La Cruz Roja Maliense, cuyos voluntarios están todos los días sobre el terreno con comunidades de todo el país, es uno de los principales actores de la labor humanitaria en Malí. Pero las dificultades siguen siendo enormes.

«En tiempo de inestabilidad mundial y retos humanitarios crecientes, debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para que los países del Sahel no queden olvidados», dice Spoljaric. «Si bien es fundamental atender emergencias actuales, se necesitan inversiones específicas para ayudar a que la personas se adapten a los rápidos cambios generados por la crisis climática y dejen de depender de la asistencia».

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