Crear una crisis es la excusa perfecta para que los Estados acometan reformas represivas y empobrecedoras para la mayoría de la sociedad, y no al contrario como nos quieren hacer creer.

Cualquier contingencia negativa sirve, incluidos los desastres naturales, al fin de justificar desvergonzadamente el robo de recursos a los ciudadanos, con el objetivo de hacer más ricos a los ricos.

Esta jugada, por obvia, parece pasar inadvertida a la gran mayoría de la población, más preocupada por los acontecimientos deportivos y banalidades semejantes. Para eso están.

Mantener crisis es útil para el juego político, de tal manera que éste se reduce a «soluciones binarias» de «urgencia y necesidad» , solamente para mantener por presión y con mentiras ideologías neoliberales que vendan lo público, que es de todos. para desmantelar el equilibrio del bienestar.

Como si no existieran otras soluciones múltiples al bipartidismo tiranizador y pobre de ideas.

Precisamente, dichas ideologías crecen y se alimentan del desequilibrio económico y social, desde ahí es donde más productivos son sus desfalcos y tropelías financieras, siempre con la garantía de la impunidad con la tapadera del poder.

Poder que, en aparente paradoja, se lo da el propio pueblo con sus votos para ser sacrificado.

Poder alcanzado traficando con el miedo a lo posible desconocido.

Lo obvio es lo más invisible.

Volverá la lucha de clases sociales.

 

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