¡Qué es el capital prestamista sino deuda! ¡Jamás será libertad ni autonomía!
Lo trágico en este autoengaño es que no sólo no beneficia al que solicita el préstamo, ni a los medianos intermediarios, sino a un pequeño grupo elitista capitalista que recibe los intereses de deuda sin esfuerzo productivo alguno para el pueblo sino por pura Usura.
Es en esta esclavitud y engaño que podemos ver la verdadera naturaleza de la finanza bancaria, de los prestamistas y usureros: naturaleza esclavista y deshumanizadora… ¿Por qué desde hace milenios, en civilizaciones previas a la cristiana, la Usura fue prohibida y gravemente condenada por la autoridad civil y religiosa?
He aquí la respuesta: su pérfida naturaleza deshumanizadora.
El engaño de los usureros se puede adornar y camuflar mediante impuestos indirectos o mediante sellos y contribuciones, pero siempre será el pueblo trabajador el engañado y esclavizado, y el gran capital el usufructuario o beneficiario.
Es »sorprendente» en la actualidad ver cómo los seguidores de la ideología socialista y de sus ramificaciones se pliegan y arrodillan a la voz de mando del capital prestamista.
La santidad del interés del dinero es el tabú, es lo más sacrosanto y sacudirlo lo han osado muy pocos.
La propiedad, la nobleza, la seguridad de la persona y de los bienes, las convicciones religiosas, el honor castrense, la Patria y la libertad están bajo la ley, pero el Interés está fuera, es intocable.
Sin embargo, hasta esto forma parte del engaño: hacernos creer que es intocable. Hacernos creer que no nos podemos librar de esta maldición ni de los que la promueven y la adora como al dios Mamón.