Hong Kong sigue viviendo horas tensas. Miles de ciudadanos se han echado a la calle para protestar contra una polémica ley de extradición que permite devolver a los ciudadanos que cometan un delito a China. La medida ha sido vista por la población como una especie de sumisión al gigante asiático y una vuelta a los viejos tiempos del imperialismo amarillo.

La jefa del Gobierno, Carrie Lam, ha asegurado que seguirá adelante con la polémica propuesta de ley de extradición a pesar de las multitudinarias protestas que se han saldado ya con heridos y cientos de detenidos.

Se trata de una propuesta de ley muy importante que ayudará a defender la justicia y garantizar que Hong Kong cumple con su obligación internacional en materia de delitos transfronterizos y transnacionales”, ha asegurado Lam.

Sobre la manifestación, a la que han acudido miles de personas y en la que se han registrado cargas policiales, la primera ministra ha recordado que es un signo de que “los derechos y las libertades individuales” están “protegidos y salvaguardados” a pesar de las críticas vertidas por los propios manifestantes.

La marcha ha tenido lugar antes de que el consejo de Gobierno de Hong Kong discuta la llamada Ley para los Delincuentes Fugitivos, que podría entrar en vigor a finales de este mes bajo los auspicios de la propia Lam, cuyos intentos por relajar los términos de la propuesta a gusto de la población no han causado efecto.

De hecho, algunos de los manifestantes han acudido a la marcha para pedir directamente su dimisión. Por otra parte, los propios jueces de Hong Kong han expresado su preocupación por la posible entrada en vigor de la ley.

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