Pocos directores de Consumo pueden presumir de que dos acciones suyas hayan jugado un papel tan importante en favor de los hipotecados. Las dos apuestas de Félix Alonso dieron lugar (o contribuyeron) a las cuestiones prejudiciales vivas en la actualidad sobre el IRPH: Palma de Mallorca y Donosti. Por tanto, dos aciertos de dos intentos.
El impacto del primer informe IRPH, que la titular del Juzgado número 17 de Palma de Mallorca entendió a la perfección y referenció en sus cuestiones prejudiciales, había hecho pasar desapercibido un segundo informe IRPH, encargado también por la administración balear. Sólo recientemente, con el auto del Juzgado número 8 de Donosti, ha tomado relevancia este segundo informe que fue encargado, precisamente a Abogados Res, es decir, a Maite Ortiz y José María Eurasquin.
La intuición político-jurídica de Alonso es envidiable por cómo planteó la actuación de la Dirección General de Consumo. “Es obvio que el IRPH, en mi opinión, se sustenta sobre un engaño sutil. No se trata de algo simple, como podría ser cobrar de más en una factura” señala Alonso, “por ello concebí la intervención de la administración, para empezar, con dos estudios que nos permitieran sancionar en caso de abuso a los consumidores”.
Pero estos dos estudios tenían que ser de naturaleza diferente. El primero, el financiero-matemático, explicaba la irregularidad en sí, mientras que el segundo, el jurídico, apuntaba las consecuencias que tendría para los consumidores a la hora de litigar con la banca. En definitiva, los abogados de nuestro país tienen dos “manuales” en línea sobre cómo defender a los afectados IRPH, gracias a la administración balear. Y eso independientemente de las sanciones que pueda imponer dicho organismo por falta de transparencia.
En contraste con otras comunidades autónomas
El trabajo de la Dirección de Consumo de Baleares contrasta con el de la Agencia Catalana de Consumo, la cual tuvo acceso a la información 3 años antes. Para los afectados que reiteradamente se reunieron con la Agencia Catalana, desde 2015 a 2017, el papel de la dirección se limitó a “rellenar el expediente” o “hacer el paripé”. “Nunca percibimos una intención clara y firme de defender a los consumidores, todo eran excusas en las reuniones”, manifiesta un participante del grupo PAH IRPH.
La intervención de la Agencia Catalana de Consumo terminó con un informe de tipo teórico, sin ninguna utilidad efectiva para la eliminación del IRPH, que pasó sin pena ni gloria. Eso sí, dio lugar a titulares como que dicha agencia “pedía que se abandonara el IRPH” o apuntaba resultados que ya eran de sobra conocidos por los afectados y los juristas.
La prueba de las excusas de dicha administración es que, en una respuesta reciente a un afectado descontento, la Agencia Catalana de Consumo insiste a día de hoy en que en el tema del IRPH “estaba muy condicionada por los criterios jurisprudenciales” que establecían que el IRPH no era abusivo. El afectado, atónito, se pregunta: “¿Estamos pagando una administración cuyo trabajo se limita a decirnos cómo van los temas en los juzgados?”.
La verdadera política vuelve a escena
Con independencia de cómo se desarrollen las cuestiones prejudiciales, no se puede negar a Félix Alonso que haya puesto a las Baleares en el mapa, no como destino turístico privilegiado, sino como ejemplo de administración al servicio del ciudadano. Por otra parte, también ha puesto el foco en el papel sumamente relevante de la administración cuando se detectan abusos, de manera que sirve de apoyo a los consumidores en juicios civiles. En este aspecto, muchos afectados se han percatado ahora de la importancia de una buena administración.
Y, finalmente, insiste Alonso en que él es un político vocacional, y que la política es precisamente lo que está haciendo. Estos días ha recibido muchos mensajes de felicitación espontáneos (entre ellos, un llamativo “¡No se jubile, por favor!”). Sin embargo, el que habla por sí solo es el de una señora trabajadora de la oficina antideshaucios de Palma. Le felicitó diciéndole: “Enhorabuena, no pareces político”. “Es que yo hago política”, replicó Alonso.
