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Con los ojos abiertos

Osiris de la C. Valdés López
Osiris de la C. Valdés López
Radicada en las Palmas de Gran Canaria; lugar de su descendencia y en Mallorca, España. Es escritora, poeta, actriz, directora de Radio Arcoíris FM España, artista plástico, y columnista en diversos periódicos en España y en revistas digitales en Hispanoamérica. Estudios y trayectoria: Estudió contabilidad y finanzas en la Universidad de la Habana Cuba. Estudió arte dramático en Instituto cubano de radio y televisión, al igual que clases de canto desde temprana edad, (dedicada al arte de la pintura sobre lienzo). Libros publicados e inéditos: Osiris ha publicado poemas y prosa poética en periódicos en España y Estados Unidos al igual que antologías internacionales. Es autora de los poemarios De colores en el arcoíris (publicado por editorial Círculo Rojo España, segunda edición, Julio 2017)( Tercera edición bilingüe en proceso de publicación). La sed insaciable Formato Novela (inédito) Columnista internacional: Es columnista de distintos periódicos y revistas digitales de Estados Unidos, España e Hispanoamérica. Haciendo alusión a algunos de ellos: Periódico El Sol de Colombia, Revista Ikaro de Costa Rica, Periódico El Siglo de Guatemala, Revista Latina NC de Carolina del Norte EEUU, y Revista digital (Digital de Argentina) El Sol de las Américas, Revista Siete Artes, Canarias Opina, Diario16, La comarca de Puertollano en España. Escribe sobre diversos temas con mayor énfasis en lo cultural, cultivando distintos géneros literarios: Poesía, crónicas, artículos de opinión, prólogos, reseñas y entrevistas.
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análisis

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Me gusta el color, el resultado del color en mi lienzo en blanco, el destello de colores en el cielo a la llegada del ocaso, el color de una sonrisa; me gusta ver mi vida compuesta de colores, mezclarlos y crear nuevos matices…

 Con los ojos abiertos

 Despertó aturdido cual si fuera el resultado de un deseo que le emprendió en un viaje hacia su resurrección, no precisó para salvarse una fe, una oración, una puesta de sol, esas burbujas en las olas del mar, incluso el oxígeno en su aire para respirar.

 Despertó con los pies en el cielo, la cabeza en el subsuelo. Al abrir los ojos sin desespero, parpadeó sin pestañear y comenzó a soñar.

 Despertó con un pecho tierno para anidar y empezó a adivinar el resultado de besar, de tentar a la suerte en un sentimiento para amar, apostó su alma a la alegría sin más luz que la llama de una vela, sin más ropa que su piel, con la locura sin sosiego, con las yemas sin sus dedos, el tiempo suyo por completo.

 Despertó descalzo bailando a la tierra al compás del sonido del tambor; en sus giros sosegaba su ser sin más dolor que padecer, sin más obsesión que renacer de las penurias, la ansiedad; como testigo, su verdad, y de juez, su libertad.

 Despertó neutralizando el silencio, convirtió por completo cualquier intento en incendio, añadiendo todo aquello que al despertar no necesitó, trotándole al viento en marcha hacia el problema que no quería resuelto, saboreando a sorbos su firmamento, todo lo complejo del vértigo y el esmero, de la cura sin remedio.

 Despertó con los ojos abiertos.

 Decir adiós

 Decir adiós con la brevedad de una excusa que se torna salvadora porque en definitiva decirte adiós es muy simple, es pronunciar un final rotundo y olvidar.

 Decir adiós y opacar la luz que me enardece y tanto amo del atardecer en tus ojos, escalar hacia la luna llena de esta noche que a la vez en su esplendor me recuerda que es imposible decirte adiós realizando un final tangible, sensato y razonable para los dos. ¿Qué importa silenciar al amor e impedir que el alma viva sea feliz en sí misma? ¿Y tú me lo preguntas? Decir adiós para no pensarte y deshacerme de tus recuerdos porque tú solo ya estás envuelto en un final eterno que te inunda en tu actitud, en tu inconstante sentimiento cuando sólo ansías noches de efímeras pasiones, de trasluz.

 Decirte adiós y sellar esta agonía de tu vida sin la mía, sin que aparezcas lentamente mientras luego te extravías y dolorida te pierdo, decir adiós con el valor de enfrentar mis mil batallas, con el honor de mis palabras y las garras de todas mis verdades si es que una duda de mí te evade, arañar la tierra con mis manos sedientas de humedad y enterrarte en el olvido de otra despedida, callar tu voz en mis recuerdos, perderme del intento de todos tus intentos, decir adiós con mis labios, con mi boca, con el corazón derrotado en esta contienda de no ser yo.

 Ridículo adiós que me añade a lo marchito, banal decepción que me aprisiona en lo ilógico pero real de no volver a sonreír en tus carcajadas nunca más, ni sentirme tan prendada a ti, tú que sin jamás poseerme ya eras mi dueño y de tu voz solo brotaba la razón de mi existir, escarbaste en mi sentir cuando eras el pregón de mi presencia aunque yo tan solo fuese mi débil sombra derribada y decaída que me seguía a tu guarida. Decirte adiós y hacer de lo que no puedo ni consiento toda una vida, un minúsculo fragmento de mi agua clara, bendita, el mar revuelto, entonces sentir como mi amor arrasado se pierde en la neblina y jamás lo encuentro y tú ni lo imaginas.

 ¡Adiós! ¿Cuánto encierra en mi expresión cual palabra, si al hablarte rápido me expulso de tu encanto sin aprovechar el tiempo para guardar en mi memoria nuestra última mirada, nuestra liquidación de lamentos y quizás nuestro último tormento, aquel donde por ti me desvivo y desvarío en tus caprichos?

 Tal vez fui yo quien inventó de la luna su reflejo borroso en el mar y de tanto escalar esa montaña de cimiento en sus profundidades irrespeté por un instante mis propias vanidades.

 Me ocupas en todos tus alardes, decirte adiós sin entender cómo pueden soportar las rocas cada agresión de las olas como las más tiernas de todas las caricias, vestirse de arrecife, disfrazadas de coral y esperar una eternidad descomponiéndose en esa suave arena que hoy no cubre siquiera nuestra orilla, más cuando al andar adoramos el interminable océano moldea nuestras huellas.

 Decirte adiós es simple si suavizo mis palabras y me marcho sin partir, imposible es olvidarte.

 Y como la nada llegó

 Con la nitidez de un suspiro, con la tristeza de la melancolía de una vida sin vida a falta del calor de un recuerdo, animé al silencio y elegí no perderme en mis penumbras con la luz que no alumbra y el sonido intenso de la espera que retumba la paz que me discordia, como una parodia de mi existencia que me exaspera en la sombra oculta de mi consciencia, como una derrota llena de victorias en la novedad que no asombra, es el miedo que agrede al misterio, lo siniestro hallado al horror.

 Como el rumbo marcado en mis pasos guiando la orientación de mi andar enamorado de su silueta y su espalda, que se aleja sin remordimiento continuo y desvanece, como la lógica amando lo absurdo o un extraterrestre fuera de su mundo. Detenida en un minuto sin segundos sostengo mi verdad sin opción en un adiós sin final entretanto observo cómo se hace invisible el color.

 Como una posibilidad sin elección, una explicación sin sentido me vuelvo yo sin pretender impedir el sentimiento vivo que callo ocultándolo en algún sitio que olvidé, pero retorna sin volver y se aleja sin querer, como descubrir que no conozco nada de mí se afianza mi instinto hacia un ser único, mágico, distinto en lo dulce y lo divino.

 Con el fin como principio, como la nada llegó y sin notarlo me amó, sin oxígeno respiré anidando todo lo cierto en lo incierto, lo eterno en lo efímero, algo en mis metáforas surgió tan evidente que me olvida, me convierte con la realidad de ser la única verdad que no miente.

 Volver a ser

 De repente, se citó a todos los elementos: el agua, el aire, la tierra y el fuego, sentimientos, sensaciones, planetas, galaxias, nada en orden. El mundo se volvió pequeño y la luz que se escondía en la ventana resurgió.

 Los sentimientos encontrados llegaron a un acuerdo: jamás pasar por alto cada inspiración, ser posible únicamente al amor así que cada uno de ellos tenía su encomienda y la nostalgia se volvió imprecisa porque la alegría lleno de vida el transcurso vacío de las tristezas, haciendo que el dolor no fuera el resultado de la soberbia. La venganza, el rencor, los miedos y la rabia abolieron donde la imperfección se remodela en el más tierno afecto que no conoce envidia, ira, ni mentiras; entonces, imperó la igualdad en todos los aspectos y condiciones, no hubo ser inferior o superior porque cada sentimiento se volvió idólatra del amor.

 Exactamente en el habitáculo oscuro de las cosas, la esperanza conquistó a la conciencia, a los celos, enterneció al miedo, le quitó el valor al engaño y enfrentó al coraje.

 En ese lugar donde físicamente no nos podemos quedar pero pervive nuestra naturaleza, el fuego hizo una llama, el aire congregó el aroma de las flores, el agua pura y cristalina cubrió su encanto en el alma de la tierra, se deshizo el dolor y en pie.

 Una fuerza más poderosa que el poder del universo, religiones, mitos y leyendas, enraizó en aquellas tierras húmedas y afloró en silencio. Como un milagro, resucitaron los sueños, el destino confirmó rotundamente su ilusión, cada sentimiento recluido en las sensaciones, deseos más por encima de todas las cosas, nació lo bueno y con ello la dulzura, la bondad, la amabilidad profetizaron en una palabra los sentidos del ser y realzaron las palabras calladas, las horas lentas, las ansias sedientas.

 Se hizo la paz en los entornos más recónditos, ni siquiera el fin de todas las cosas extenuó a todo aquello que una vez hallado se transfiguró en verdad, el rocío en las rosas más vivas, un rayo de sol que se convirtió en abrigo.

 Poemas y relatos extraídos del libro “De colores en el arcoíris” segunda edición, publicado en España por editorial Círculo Rojo.

 Fragmento de la sinopsis:

 ¿Sabes ese instante en que encuentras entre metáforas todo aquello con lo cual te identificas, como si las hubieras escrito tú, y te sumerges en la energía que habita en el alma de la poesía?

 De colores en el arcoíris es un libro que surge desde el amor y resurge con la nostalgia del desamor, pero continuamente se renueva en vivencias, intensas sensaciones, locas pasiones y en idilios que son destellos de ideas deseando viajar por tu imaginación. Es un libro que simboliza el recuerdo de todo lo que en realidad no quieres ni puedes olvidar y te ofrece esos momentos siempre pendientes de volar en tus sueños para sostenerte en una nube. Comienza siendo el génesis de tus ansias, la inquietud de tu mirada expectante para luego convertirse en tu propia paz, porque mediante cada letra notarás la realidad de saber que no estás solo con lo que sientes. Y oculta la clave de un enigma por descubrir que hace evidente su magia en el sabor de cada rima mientras te insta a volver a ser…

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