Durante una comida con sus compañeros de trabajo, Boris Pérez recordó que son muchas las supersticiones que están documentadas en torno a la comida. Relató dos que le parecían curiosas. Una es del siglo XVI, según la cual tras cascar un huevo hay que romper la cáscara por completo, porque si se dejan enteras una bruja las recogería, construiría un barco y zarparía causando tormentas espantosas. Boris piensa que el origen de esta superstición estará en una zona pesquera donde las tormentas suponían una desgracia. La otra es una superstición rumana que dice que si se comen los extremos de una barra de pan, se tendrá una buena relación con la suegra.
Boris continuó explicando que también hay supersticiones sobre derramar o tirar la comida. Trae buena suerte si se derrama vino en la mesa, porque proporciona alegría y buena salud. Pero tirar sal trae mala suerte. Sin embargo, si una vez que se ha tirado la sal, se vuelve a tirar sal con la mano derecha sobre el hombro izquierdo, se compensa la situación.
En algunas bodas se tira arroz a los novios. Dice la costumbre que este gesto proporciona salud y prosperidad. La superstición es cierta para las palomas que lo necesitan, pero sería mejor donar ese arroz a un Banco de Alimentos y contribuir en la salud y prosperidad de las personas que lo necesitan.
Lo más grave con la comida es tirar el pan. Trae desdicha. Si se cae al suelo existe la opción de recogerlo y besarlo tres veces, y así se puede comer a continuación. Por extensión lo mismo se puede aplicar a cualquier alimento.
En Estados Unidos la superstición al respecto dice que si un alimento se cae al suelo y se recoge antes de que pasen cinco segundos, entonces se puede comer. Tan extendida está la llamada “regla de los cinco segundos”, que la Universidad de Illinois en el año 2003, publicó un experimento en que se dejaban caer trozos de galletas de 25 gramos a un suelo infectado por la bacteria Escherichia Coli (que además de infecciones intestinales es responsable de algunos tipos de cistitis, meningitis y neumonía), y a continuación se recogían rápido antes de que pasaran cinco segundos. Al final todos los trozos de galleta estaban infectados de inmediato, con lo que se demostró que la regla de los cinco segundos no es cierta.
A ver si hacen un estudio que demuestre que igual que no vale recoger los alimentos del suelo para comérselos, aunque se recojan muy rápido, ingerir los alimentos rápidamente, es decir la comida rápida, tampoco es bueno.
