El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, anunció ayer el confinamiento nocturno de 158 municipios desde la una a las seis de la mañana. La situación “extremadamente frágil” ha empujado la toma de medidas más restrictivas. La norma afectará a municipios de más de 5.000 habitantes y que tengan una incidencia acumulada superior a los 400 casos por cada 100.000 habitantes.
MEDIDA URGENTE
“Queremos que esta medida entre en vigor el fin de semana y tenga una duración inicial de 7 días prorrogables”, este es el plazo que el jefe del ejecutivo catalán ha marcado como necesario para que el toque de queda tenga el impacto deseado. El carácter urgente de la implantación de la medida ha desencadenado el inicio de los trámites para obtener la autorización del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña “cuanto antes”.
MIEDO A LOS TRIBUNALES
Los gobiernos autonómicos deben cubrirse las espaldas y más aún después del varapalo que se llevó ayer Pedro Sánchez con la sentencia del Tribunal Constitucional que declara que el estado de alarma no ampara el confinamiento total de la ciudadanía, ya que solo el estado de excepción contempla ese supuesto.
La decisión que ha adoptado el Gobierno catalán viene guiada por el estudio del proceso que ha seguido la Comunidad Valenciana, que ya se adelantó hace unos días a aplicar el confinamiento en algunos municipios con la incidencia acumulada disparada.
APOYO A LOS MUNICIPIOS
El presidente de la Generalitat ha definido a las restricciones del toque de queda como una medida “quirúrgica” y que complementa a las que se han ido tomando sucesivamente con el objetivo de frenar la nueva ola de Covid-19. “Tenemos por delante semanas en las que nos jugamos la capacidad de frenar la nueva ola de Covid-19 que amenaza Cataluña”, ha asegurado. Aragonès también se ha ofrecido a trabajar con los municipios para la aplicación del toque de queda: “Nos ponemos a su lado y a su disposición para facilitar el cumplimiento de la medida”.
