Agradezco sinceramente los apoyos que llegan para la campaña de Igualdad #Yosoyunamujerpública en marcha desde el 24 de marzo en Change.org. solicitando firmas para que la RAE modifique en el Diccionario de la Lengua Española el significado de “mujer pública” identificada como “prostituta” y lo equipare a la mención del “hombre público” como “presencia e influjo en la sociedad”. A tenor de mejorar incluso la definición de hombre ´publico, la RAE lo mínimo que puede hacer es equiparar la definición a la mujer y fomentar la igualdad en el contenido de sus definiciones por puro principio constitucional.

Creo que es adecuado a los tiempos en que vivimos propiciar la paridad entre hombres y mujeres en la sociedad, además de ser la Igualdad algo reconocido en la Constitución Española en su artículo 14 que proclama la igualdad y la no discriminación por razón de sexo. Esta campaña coincide con el Décimo Aniversario de la Ley de Igualdad, siendo su título Ley Orgánica 74/7279 de 22 de marzo de 2007 para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, fue aprobada por las Cortes Generales de España. Esta Ley de Igualdad aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue recurrida por el PP en función de las condiciones de paridad exigidas en las listas electorales, pero el Tribunal Constitucional desestimó el recurso de los populares en 2008. Esta Ley aún tiene mucho recorrido, y un amargo éxito al no contar todavía con los logros sociales motivados con los que nació, como la injusta brecha salarial entre hombres y mujeres.

La Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979 siendo ratificado por España en 1983, aprobó la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, reconocido en otros textos internacionales, constituyendo una de las bases de la Ley de Igualdad en España haciendo extensible este postulado legislativo a todas las políticas nacionales, autonómicas y municipales, así como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y a las Fuerzas Armadas.

Por otra parte, la prostitución se encuentra en una situación de alegalidad en España, no está penado ejercer libremente esta actividad al no estar recogida en el Código Penal, aunque se consideran delitos la prostitución de menores y la prostitución forzada en mayores de edad, así como la explotación. Los municipios si tienen competencia de dictar ordenanzas para la prohibición de la prostitución callejera y se sanciona el consumo en áreas públicas y en lugares al uso por menores. También hay estudios que acreditan la prostitución en serios porcentajes como un ejercicio contra la voluntad de las personas identificadas en “zona de riesgo” considerándose víctimas de trata de personas.

La falta de regulación deja fuera al ejercicio de la prostitución de la protección laboral, no pueden darse de alta en la Seguridad Social, ni cotizar, ni acceder a derechos como la huelga o la representación sindical como el resto de trabajadores. Sin embargo, la prostitución influye directamente en las cifras del PIB anual traducido a varios miles de millones de euros. Otro factor es la situación de riesgo que pueden correr mujeres inmigrantes, y mujeres españolas que acceden a ejercer la prostitución por infinidad de motivos, a cada cual totalmente personal, pero que necesitan protección de la sociedad, y acceder a sus derechos.

Con esta iniciativa desde la plataforma www.change.org Cambiar en RAE el término “mujer pública”=prostituta y equiparar al término “hombre público”=presencia e influjo en la vida social con el hashtag #Yosoyunamujerpública se solicita a la RAE que incluya en el Diccionario de la Lengua Española dicha paridad para la definición de hombre público y mujer pública para no crear discriminación sexista. Sería interesante contar con la inclusión en este término de personas anónimas que consiguieron logros sociales. También se pide la eliminación de mujer pública=prostituta, revisando la definición de prostituta/o para ambos sexos con el reconocimiento social que les corresponde. La prostitución no lleva asociada una actividad púbica al estar prohibida en lugares públicos, sino más bien se refiere a una actividad privada de las personas, con su voluntad consensuada o contra su voluntad, pero con un marcada confidencialidad en muchas ocasiones y una remuneración económica. Con ello no pongo en duda la importante influencia de la prostitución en la sociedad a lo largo de los siglos, honrando a todas las mujeres de la Historia vinculadas a este ejercicio, sino que propicio su derecho a que la RAE y el Diccionario otorguen su lugar en el lenguaje.

Esta campaña propone a través de este ejercicio igualitario en el Diccionario, reconocer a todas las mujeres públicas de la Historia sea cuales fueran su motivos de su influencia social y la igualdad junto a los hombres.

El Diccionario usa los términos “mujer de la calle”, “mujer del partido”, “mujer mundana” con el significado de prostituta, “mujer fatal”=atracción hacia los hombres para acarrearles un fin desgraciado, “mujer de punto”=mujer honrada y decente, y “mujer de gobierno”=mujer de su casa. Respecto a la definición de hombre en el Diccionario aparece el término “hombre de la calle”=persona normal y corriente, en discriminación con “mujer de la calle”, y otras reliquias como “hombre del saco”, “hombre de barba”.

Definitivamente, el Diccionario de la Lengua Española requiere una profunda revisión, no sólo lingüística, sino de carácter social en nombre de la igualdad para evitar conflictos de discriminación en función de sexos. #Yosoyunamujerpública

La RAE se resiste al lenguaje de género

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