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La libertad

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Hoy, 14 de abril, algunos se llenan la boca de República y otros de ardores. Y no me gusta demasiado la superchería. Porque, y perdonen mi insistencia, recuerden que los artículos de prensa son más volanderos que las generaciones de los hombres, si asociamos republicanismo con ideologías políticas estamos falseando la Historia a favor del gran diseñador de propaganda que fue y es el reaccionarismo totalitario español.

Cuando se afirma de un dirigente, pongamos Largo Caballero, que fue un Presidente Republicano estamos usando un pleonasmo (“Redundancia viciosa de las palabras”, DLE) que sólo puede tener una intención ideológica concreta, aunque sea inconsciente: hacerlo Presidente de una parte reconocida de la España de su época, es decir, indirectamente, estamos dando carta de legitimidad a los sublevados porque eran el bando contrario, el no republicano. Esto es falso históricamente, porque republicano fue el Ejército que se sublevó, y nunca decimos el Golpe del Ejército Republicano (que exactamente se declaró así). Si se fijan, incluso para hablar del Golpe de Estado ya establecemos la preexistencia de las dos facciones o dos bandos que una visión simplista de la Guerra Civil nos lleva a asumir de facto.

Mientras en nuestro lenguaje (que es nuestro pensamiento) no cuidemos ese tipo de cosas, España está condenada a repetir el enfrentamiento porque nos predefinimos a nosotros mismos como una nación (sea lo que fuere esto) esquizofrénica incapaz de resolver su dicotomía interpretativa de la realidad.

Enésima vez: el gran triunfo de los golpistas no fue imponerse sino construir al enemigo, identificada la República con una facción política siempre hay un hueco (de una supuesta libertad) para colar la legitimidad de la otra.

No estoy de acuerdo. Cuando una España democrática de verdad vertebre su Historia en torno a los derechos, las libertades reales expresadas en Leyes y una Justicia equilibrante en todos los campos, y por tanto tienda un puente entre regímenes equiparables (más allá de la República o la Monarquía Constitucional), estaremos superando de verdad el paréntesis totalitario que supuso la dictadura.

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