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Ayuso considera que es «una broma de mal gusto» que los ricos paguen impuestos

La presidenta de la Comunidad de Madrid sigue con su cruzada de defensa de los privilegios de las grandes fortunas y anuncia que recurrirá el impuesto a los grandes patrimonios del gobierno de Pedro Sánchez

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Isabel Díaz Ayuso es la paladina de los multimillonarios, de las grandes fortunas y de las multinacionales. El impuesto de solidaridad del gobierno la ha sacado de sus casillas y ha mostrado el verdadero rostro de la autodenominada «defensora de la libertad» cuando, en realidad, sólo utiliza a las familias más vulnerables como un elemento de populismo porque, en realidad, sólo le interesa mantener los privilegios de las clases dominantes.

Para Ayuso, el hecho de que los ricos paguen más impuestos «no es solidaridad, es una broma de mal gusto». Además, no ha dudado en quitarse la máscara y afirmar que «yo prefiero que los grandes patrimonios se queden entre nosotros para, entre otras cosas, mover la economía y ayudar a los más vulnerables, que es donde nos tenemos que centrar ahora».

Estas palabras demuestran la ignorancia de Isabel Díaz Ayuso en referencia a lo que significan las grandes fortunas para la economía real.

Según datos de Gestha, las grandes fortunas, las multinacionales y las compañías de mayor tamaño forman el grupo de los grandes defraudadores, con más del 73% del total, que puede ser hasta un 75%. Es decir, los ricos a los que defiende Ayuso evitan pagar más de 200.000 millones de euros al año con sus trucos financieros o con llevarse el dinero a paraísos fiscales. Con ese dinero que las grandes fortunas y las multinacionales dejan de pagar al Estado se sostendrían los sistemas nacionales de salud y de educación y aún sobraría dinero para políticas activas de creación de empleo.

Por otro lado, Isabel Díaz Ayuso olvida que los niveles de elusión o evasión fiscal de las grandes fortunas y de las multinacionales le cuestan al mundo más de 1 billón de dólares anuales.

Los «pobres ricos», como prácticamente le ha faltado definir a Ayuso a este grupo de privilegiados que llora cada vez que tienen que arrimar el hombro, no generan un impacto económico eficaz en favor de las rentas bajas y medias. Más bien al contrario, su efecto es prácticamente nulo. Ayuso debería estudiar el impacto positivo que tiene el hecho de que el duque de Alba tenga su domicilio fiscal en Madrid. Nada, no aporta nada.

En consecuencia, Ayuso se ha vuelto a meter en el papel de paladina del capital olvidándose de que la comunidad que preside no va a prosperar porque la convierta en un paraíso fiscal para las grandes fortunas y las multinacionales. Además, debe tener en cuenta que su defensa de los privilegios de unos pocos es baldía, puesto que este clan de millonarios no es fiel a nadie. Si mañana Extremadura, por citar un territorio, les da mejores condiciones, allí que se irán y la pobre Isabel Díaz Ayuso se quedará sin discurso por más que se pase el día hablando.  

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4 COMENTARIOS

  1. Lo que ocurre es que mover la economía no es equivalente a crear ni repartir riqueza, también es reproducir capital sin ningún otro objetivo. El enorme crecimiento que desde la revolución conservadora se ha producido, gracias a un factor ajeno a ella como es la otra revolución tecnológica y avance científico, podemos ver que reventó en 2008, con la repetición, mutatis mutandis, de la de 1929, porque la inagotable avaricia capitalista, sin límite, es un tonel de la danaides, que sin fondo es imposible de llenar y no deja espacio para nada más que para ella. La elevación exponencial del PIB mundial y la multiplicación de la productividad generada por los métodos no se había transferido por igual a las rentas del trabajo y del capital que, intentando ser compensada por el crédito nos llevo al colapso: la vulgarización del paradigma neoliberal sobre que los invertir es equivalente a crear choca contra la ignorancia de políticos propagandistas que confunden su deseo y la realidad.

  2. El único caso a considerar es que en contra de cuanto pueda parecer los ricos no nacen con una bolsa de oro colgada del pescuezo, y desde luego, hoy las más grandes fortunas del planeta no pertenecen en su mayoría a una cuestión hereditaria. Tenemos en casa un ejemplo con Amancio Ortega, o fuera a Bill Gates o Elon Musk. El dinero se imprime en la prensa nacional y proviene de forma exclusiva del bolsillo de los ciudadanos, que, aparte de que soportan todo el gasto de imprenta, son los que debían administrar las – por supuesto legítimas – fortunas. Ni los bancos, ni los gobiernos ni los llamados hombres G ( G7, G12, G 20…). Eso no es comunismo, es la lógica corresponsabilidad o la simple decencia. De cantidades exorbitadas ellos pagan un raquítico porcentaxe, y otros de raquiticos sueldos pagan porcentaxes inasumibles.
    No pueden con tu dinero en la saca hacerte una puñeta; la que no te hicieron para recibirlo, carallo.

    • Loable defensa del privilegio que colocando a voleo los datos asegura que los ricos, parece ser, no transmiten su fortunas, que es equivalente a la bolsa que les cuelga del cuello, ni estas son una ventaja para repetir la posición en sus herederos. Y como explicación Universal “un ejemplo Particular” en Amancio Ortega, que creció de la nada, reconozcámoslo, como si eso evitara que la estructura del capitalismo no pesara en sus fortuna (preguntémosle, como tal caso particular, que pasó de aquellas familias que trabajaban a destajo en sus casas, sin seguridad social, comprando sus maquinas para trabajar para su empresa cuando encontró el cauce de la deslocalización a países emergentes y como el trabajo salió de país).
      Por otra parte legitimas fortunas sí, si en su consecución han pagado sus impuestos en la proporción que corresponde que es de lo que hablamos, y que vemos en las empresas pantalla para esconderse en paraísos fiscales, que no todas y no el total de parte, lo son en la medida que se tienen que esconder en paraísos fiscales y buscar vías de evasión. Legitimas pues las que coticen, que tampoco evita que desde el poder de su privilegio no estén imponiendo una creencia que reduce su cotización, la que hacen, a la nada (grandes corporaciones ingresando en los estados de manera legal –que vuelve los beneficios en legítimos- menos que un salario).

  3. No puedo con tu alegato porque no manejo la economía con tu soltura y no me duelen prendas al admitirlo. Pero es exactamente cuanto digo en cuestión del resultando. Me pliego sin reserva a tu favor.
    El problema será sin duda que el capital siempre ha existido, existe y existirá porque es base de comercio, el asunto es su manejo en un sistema de mercado.

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