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Fernando Ayala
Fernando Ayala
Doctor en Historia y miembro de la CEP del PSOE de la provincia de Cáceres. Responsable del Área de Memoria Democrática de la Ejecutiva Regional del PSOE de Extremadura.
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análisis

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Nos ha pasado recientemente con todo el proceso de investigación y puesta en marcha de las vacunas contra la Covid-19, pero es una cuestión que se puede empezar a considerar consustancial, casi genética si exageramos, de las españoles.

Me estoy refiriendo al tropel de personas avezadas, expertas, acostumbradas a sentar doctrina en cualquiera de los temas que se quieran sacar al debate.

De hecho, casi hemos inventado por estos lares el término “tertuliano”. Es decir, tenemos gente que con el aparente don de la profundidad te pueden sacar de un apuro al explicarte los pormenores de todo aquello sobre lo que se consulten.

Podrían acudir a estos programas de televisión de concursos sobre preguntas y  respuestas rápidas, pero ahí quizás se descubra la trampa. Se necesita un plus de cultura. Un añadido de lectura. Un margen de conocimiento general y no esa exquisita gama de espontaneidad de la que suelen hacer gala.

Vayamos por partes: deportes, actualidad rosa o de lo que se suele denominar del “corazón”, política con sus vaticinios constantemente cambiantes y sobre todo marullería, lío, confrontación…

Por eso me resultó francamente atractivo el comentario que hizo la actriz ( y profesora) María Galiana, quien el otro día en el programa de la sexta Salvados, le confesaba al periodista “Gonzo” que cada vez que veía a algunos políticos utilizar las tribunas, no para rebatir argumentos, ni para presentar los propios, sino para limitarse a insultar, deteriorar al contrario, obsesionarse con demostrar lo malos que son los demás… apagaba el televisor.

Se echa de menos, por consiguiente, tener individuos que sepan respetar al adversario, preocuparse por defender lo que entiende justo o más apropiado, o extenderse en la explicación con todos los matices de su propio discurso.

En definitiva, como a mi siempre me ha gustado, parafraseando a uno de mis dirigentes más apreciados, cuando hay jaleo, ruido, cuando alguien quiere distraernos de lo importante, cuando la preocupación esencial es la batalla, aunque sea dialéctica y no la razón, entonces es prioritario dedicarse “ cada uno a lo suyo”.

Así pues, claro que es preciso tener gente avezada en cualquiera de los campos del entendimiento al que nos queramos referirnos. Pero precisamente eso, que destaquen porque han sabido llegar al conocimiento individual, preciso y concreto con la mayor amplitud posible. No todos valen para todo.

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