El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está logrando una gran victoria con la guerra de Ucrania: la fractura de Occidente. En concreto, ha conseguido que la Unión Europea acuse a Estados Unidos de estar forrándose con la guerra, mientras los países europeos están sufriendo por las graves consecuencias que la conflagración está provocando.
Estados Unidos es el país del mundo que más se está beneficiando de la invasión rusa a Ucrania porque vende más combustible y a precios más altos. Además, la industria armamentística norteamericana se está hinchando a ganar dinero. Por otro lado, la política de subsidios estadounidenses amenaza con arruinar la industria europea.
En este sentido se está produciendo un doble golpe: los subsidios y los altos precios de la energía que, finalmente, pueden provocar que la ciudadanía se vuelva contra los esfuerzos bélicos de la Unión Europea y la OTAN. La propia Comisión Europea, a través de Josep Borrell, ya ha señalado que Estados Unidos está tomando decisiones que impactan de manera negativa a Europa.
Sin embargo, desde el país norteamericano se rechazan estas quejas y culpan a Putin de la subida de los precios de la energía. Además, Estados Unidos se arroga un papel similar al fin de la II Guerra Mundial al afirmar que sus exportaciones de gas natural licuado han permitido que Europa no dependa del gas ruso.
Guerra por los subsidios
Uno de los mayores puntos de fricción se ha producido con los subsidios e impuestos ecológicos implementados por la Administración Biden que están alejando el comercio de la UE.
Este hecho amenaza con destruir las industrias europeas. A pesar de las quejas, desde Washington no tienen intención de dar marcha atrás.
Forrarse con el gas y las armas
Europa está recurriendo a Estados Unidos para reducir su dependencia del gas ruso. Sin embargo, el precio que están pagando los países de la UE es casi cuatro veces más alto que el coste del combustible en Estados Unidos.
Además, los envíos de armas a Ucrania por parte de los ejércitos europeos hacen muy probable que los pedidos de armamento fabricado en Estados Unidos se incrementen próximamente. Todo esto está provocando que la frustración con la Administración Biden pase a la indignación porque el gobierno norteamericano está ignorando el impacto que todo lo anterior está teniendo en Europa.
En la reunión del G20, la gran mayoría de los líderes europeos abordaron a Biden por el alto precio del combustible estadounidense. Dio la sensación de que el presidente norteamericano no estaba al tanto de este hecho o, quizá, estaba utilizando una fingida ignorancia para dar largas.
Biden, de esperanza a problema
La victoria de Joe Biden sobre Donald Trump en las elecciones de 2020 hizo que en Europa se viera un halo de esperanza para que las relaciones entre los aliados occidentales se reforzaran.
Sin embargo, en medio de la crisis actual provocada por la guerra de Ucrania, las decisiones adoptadas por la Casa Blanca han incrementado las tensiones entre Europa y Estados Unidos. Un ejemplo de ello es la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), un gran paquete de subsidios e impuestos que ha aumentado los temores sobre una guerra comercial transatlántica.
Ante la IRA, los ministros de Economía y Comercio de la UE ya están elaborando planes de emergencia para salvar a las industrias europeas del colapso. Según Liesje Schreinemacher, ministra de Comercio Exterior de Países Bajos, «la Ley de Reducción de la Inflación es muy preocupante. El impacto potencial en la economía europea es muy grande». Por su parte, el eurodiputado Tonino Picula denunció que «Estados Unidos está siguiendo una agenda interna, que lamentablemente es proteccionista y discrimina a sus aliados».
Estados Unidos, por su parte, se escuda en el libre mercado y en la fijación de precios de las empresas energéticas para justificar la situación actual. Además, culpa a las corporaciones distribuidoras europeas de la subida del coste del gas.
Por otro lado, la IRA incluía un esquema de subsidios a las industrias verdes norteamericanas de 369.000 millones de dólares. Esto ha llegado a provocar que en la UE se dude directamente de la firmeza de la alianza transatlántica, dado que esa política es vista desde Bruselas como subsidios discriminatorios que distorsionan la libre competencia.
Bruno Le Maire, ministro de Economía de Francia, directamente ha acusado a Estados Unidos de seguir el camino del aislacionismo económico de China y no dudó en instar a Bruselas a responder a la amenaza.
Oh mamá, que sorpresa!! No lo hubiéramos imaginado nunca. En serio han tardado 6 meses en darse cuenta ???