Hace casi un año, Google dio un paso importante para garantizar que su omnipresente red publicitaria no pusiera dinero en el bolsillo de Steve Bannon, el exasesor acusado de Donald Trump. La compañía expulsó a Bannon de YouTube después de que pidió la decapitación de Anthony Fauci e instó a los partidarios de Trump a ir a Washington el 6 de enero para tratar de revocar los resultados de las elecciones presidenciales.
Sin embargo, Bannon, el gurú de Vox y del resto de la extrema derecha europea respecto al big data, encontró una laguna en las políticas de Google que le permitían seguir ganando dinero publicitario en la página de inicio de su sitio.
La página de inicio reproducía hasta hace una semana de manera automática contenido publicitario inocuo, como consejos sobre cómo proteger su teléfono en el clima invernal o cómo mejorar la eficacia de su perfil de LinkedIn.
Es probable que ese contenido no tuviera interés para los visitantes ultras de War Room, especialmente porque era interrumpido cada pocos segundos por anuncios que, suministrados a través de la red de Google, procedían de marcas tan destacadas como Land Rover, Volvo, DoorDash, Staples e incluso la Universidad de Harvard.
Justo debajo de ese reproductor de video había otro que presentaba clips del podcast War Room de Bannon, que habitualmente retrata a los participantes en el asalto al Capitolio del 6 de enero como patriotas y transmite afirmaciones falsas sobre las elecciones de 2020 y la pandemia del Covid19.
Las lagunas que aprovecha Bannon
La industria de la publicidad digital, incluido Google, está plagada de lagunas y mal comportamiento, y su complejidad impide que los anunciantes comprendan lo que están financiando.
La gran mayoría de los anuncios on line no se compran a través de relaciones directas con los sitios en los que aparecen. En cambio, las marcas utilizan intercambios de anuncios automatizados como el de Google, que se basan en subastas en tiempo real para colocar anuncios automáticamente frente a las personas que se ajustan al público objetivo de una marca. Mientras Google mantenga el sitio web War Room en su red, y siempre que las marcas no lo bloqueen específicamente de sus compras de anuncios, el sitio de Bannon puede seguir recaudando dinero.
Mientras tanto, Google ha prohibido un portal diferente afiliado a Bannon. Hasta hace poco, Populist Press ganaba dinero a través de la red publicitaria de Google. El sitio, diseñado para imitar el Drudge Report, tenía un vínculo destacado en la página de inicio de War Room y atrae aproximadamente 5 millones de visitas al mes .
Populist Press está afiliada a August Partners, una empresa de Colorado registrada a nombre de Amanda Shea, cuyo esposo, Tim Shea, era socio de Bannon en la iniciativa We Build the Wall (Nosotros construimos el muro).
Bannon y sus aliados utilizaron We Build the Wall para recaudar dinero para cumplir la promesa de campaña de Trump de un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. Los fiscales federales acusaron a Bannon, Tim Shea y otros asociados de hacer un mal uso del dinero, pero Trump indultó a Bannon antes de dejar el cargo.
En algún momento durante la semana del 15 de noviembre, Populist Press dejó de mostrar anuncios de Google y dejó de promocionarse en la página de inicio de War Room.
War Room, el hogar de los ultras
El podcast War Room de Bannon atrae a una audiencia masiva, con más de 100 millones de descargas, disponibles en plataformas que incluyen la de Apple. Se trata de una especie de resumen de prensa de extrema derecha, es el programa de entrevistas al que acuden los influyentes pro-Trump y los aspirantes a republicanos.
Con frecuencia, utilizando imágenes violentas, Bannon y sus invitados promueven nuevas formas de intentar revertir las elecciones, como exigir auditorías de las papeletas de 2020. Desde febrero, Bannon ha inspirado a miles de personas a hacerse cargo de los comités del Partido Republicano a nivel local, liberando influencia sobre cómo se llevan a cabo las elecciones desde cero.
Violencia extrema y asalto al Capitolio
En su podcast de 2020, Bannon pidió la decapitación de Fauci y el director del FBI Chris Wray. En la víspera del 6 de enero, Bannon dijo: «Estamos a punto de atacar» y «mañana se desatará el infierno».
Según los informes de la investigación del Congreso, Bannon también estuvo involucrado en el centro de operaciones del equipo de Trump el día de los disturbios. Desde la insurrección, Bannon ha asumido la causa de las personas detenidas por cargos relacionados con los disturbios en el Capitolio.
Además de su podcast, Bannon ha tejido una compleja red de proyectos políticos y comerciales. Cofundó una academia de formación para nacionalistas de derecha que se vio envuelta en una disputa legal con el gobierno italiano por el control de un monasterio medieval cerca de Roma.
El micrófono de Bannon no solo es influyente. También es lucrativo. Su programa y su sitio web han promovido el negocio MyPillow del también evangelista del fraude electoral Mike Lindell, así como un boletín informativo de inversión en criptomonedas llamado TheCryptoCapitalist.
El sitio War Room también contiene anuncios de MGID, una red que coloca anuncios de contenido que parecen enlaces a artículos relacionados y, a veces, promueven productos financieros o de salud dudosos.
No está claro cuánto dinero gana Bannon con los anuncios, pero los datos de la industria muestran que los enlaces colocados por MGID son mucho menos rentables que los anuncios de video facilitados por Google.
El problema es que las principales marcas probablemente no tengan idea de que están anunciando en el sitio de uno de los mayores perpetradores de reclamos de fraude electoral falsos. Esa desconexión entre las marcas y dónde terminan sus anuncios y su dinero es una falla de la publicidad digital y una preocupación para los consumidores, según los expertos de la industria.
bueno mientra pague los tontos y las tontas de extrema derecha