viernes, 26abril, 2024
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Animo a Luis Arroyo, presidente del Ateneo de Madrid, a un acto público de debate entre él y yo

Miguel Pastrana
Miguel Pastrana
Secretario de la Junta de Gobierno del Ateneo (2008-2017) Candidato a Presidente en 2021
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análisis

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Luis Arroyo Martínez, consultor de comunicación, autor de libros sobre la materia, director de la empresa «Asesores de Comunicación Pública» y actual presidente de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid (fuente: su cuenta de twitter), ha publicado aquí un artículo, el cual a su vez remite, con legítima intención de rebatir, al que a mi vez publiqué también aquí.

Todo ello, sobre la hora decisiva que vive el Ateneo: proseguir su modelo histórico, o cambiar a otro, el cual califico, -con fundamento-, de «modo corporativo».

En circunstancias normales, yo no escribiría este artículo. Luis, con quien no tengo mala relación cívica – a pesar de las profundas diferencias sobre el Ateneo y a que actualmente, de alguna forma, él representa una opción y yo otra muy distinta- habría escrito su artículo respuesta en al mío, y ahí quedaría esta «tanda», como otras veces ha sido.

Pues resulta cierto que Luis tiene por costumbre rebatir mis artículos, lo cual no me molesta en absoluto. Al contrario, lo tomo como deferencia. Porque no se da el trabajo de contestar otros, los cuales se escriben poniendo en cuestión sus pretensiones para el Ateneo. Solamente contesta los míos. Puede ser porque mis argumentos están documentados. Él mismo reconoce explícitamente que mi trabajo de investigación es correcto en los datos (atención a eso). Pone en cuestión, eso sí, la lectura que hago de esos datos. Pero luego iré sobre ello…

Ahora deseo explicar por qué escribo hoy: porque Luis Arroyo ha hecho algo mal en su artículo. Escribe: El propio Pastrana está de acuerdo con que ese Reglamento hay que cambiarlo» (En referencia al Reglamento histórico del Ateneo, que él quiere sustituir por otro y yo quiero mantener).

Y añade Luis: «No sólo una, sino varias veces lo hemos convenido en privado, aunque en público se desdiga«.

Es por ese -en efecto- «privado» (aunque en el contexto de algo muchísimo mayor y de objeto público), la razón por la cual yo debo escribir esto.

En mi artículo reconocí que intenté, haciendo un esfuerzo sobre mis propias convicciones, llegar a algún acuerdo “de mínimos», el cual evitase el choque programático entre el grupo de socios/as que encabeza Luis («Grupo 1820»), actual Gobierno del Ateneo, y el grupo que encabezo yo hoy, «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», que fue Gobierno entre 2010 y 2015. Ni antes ni después (recuerde esas fechas, por favor, atento lector, atenta lectora).

Esto lo admití. Pero Luis Arroyo tergiversa mi esfuerzo por evitar el choque, y lo convierte en que yo estoy «de acuerdo en que hay que cambiar el Reglamento» del Ateneo.

Eso es inexacto. Lo siento, Luis: entendiste mal.

Siendo conversaciones, sí, privadas, resulta difícil mostrar fuentes, tanto tú como yo. Pero sí podemos apelar al buen juicio de quien lea: si yo estaba «de acuerdo» en el cambio de Reglamento, y además se me ofrecía puesto en la Junta de Gobierno del Ateneo (esto lo añado yo, pero sé que Luis no lo negará), ¿por qué es entonces que no estoy del lado de Luis Arroyo y su Grupo? ¿Por qué? Otras personas por mucho menos se han «pasado» a ese Grupo…

¿No será que yo no estoy de acuerdo con su cambio de Reglamento?

Yo estaba dispuesto, para evitar el actual conflicto, a un diálogo sobre el Reglamento. Pero en ningún momento definimos nada. Menos aún, duplicar duración de mandato de los puestos directivos.

Luego, las conversaciones, que no pasaron de un preámbulo, sin definir nada (reitero), cesaron, cuando fue evidente que el proyecto de Luis y su Grupo, es un proyecto de «reconversión» neoliberal y antisocial.

Me resulta un poco triste que se intente usar un esfuerzo mío por el diálogo, por algún acuerdo de mínimos, para tratar de socavar la credibilidad de mi persona. (Eso no está bien, Luis. Y creo sinceramente que no tienes necesidad.)

Toda mi trayectoria de política interna del Ateneo, es pública y está por escrito desde 2008 hasta hoy. Porque, en efecto, escribo mucho.

Todo el mundo en el Ateneo sabe que siempre he sido partidario del Reglamento histórico, el Reglamento aún vigente (Fuentes: muchas en Internet y el tomo III de «Historia del Ateneo de Madrid» de Víctor Olmos).

No porque me parezca «perfecto» (también eso lo he escrito). No creo en la perfección. Pero sí creo que el Reglamento histórico del Ateneo -profundamente social-, es mucho mejor que las fórmulas corporativas que tú y algunas otras personas antes de ti, intentáis.

(La más señalada, ya lo escribí, Fernando Chueca Goitia. Con el apoyo entonces (hace 40 años) de Antonio Garrigues Walker, quien ahora, consecuente y respetablemente, te apoya.

Pero os digo, que hoy como ayer, fracasaréis en vuestro intento de reconvertir una entidad social independiente, en una entidad corporativa y al servicio del Capital.

Amigo Luis: al tergiversar nuestras conversaciones, que fueron pocas (y lo lamento), cuanto has hecho es reconocer implícitamente que yo realicé todo los esfuerzos posibles por intentar algún acuerdo mínimo que evitase el «choque» social. ¿Hiciste tú todos los esfuerzos posibles? La respuesta es «no». Los hechos dicen que no. Y tiene una lógica: vuestro proyecto de reconversión neoliberal es, por ontología, incompatible con un diálogo social verdadero. En tu proyecto solamente cabe «pasarse» a él.

(Como se han «pasado», sí, bastantes personas quienes antes -¡qué curioso!-, tuvieron cargos en el Ateneo. Tú les has dado nuevos cargos. Menores, pero cargos al fin y al cabo).

A quienes, por principio y convicción, no estamos en eso, sólo nos queda la Resistencia democrática. Dentro siempre -al menos, en el caso de «Convergencia»-, del respeto, el civismo y la ética. Y dentro, por supuesto, del Reglamento histórico del Ateneo que tú quieres quitar. Ya lo intentaste el 27 de octubre de 2022 y fracasaste.

A menos que hagas trampas (y yo no quiero pensar eso de ti), volverás a fracasar si lo intentas de nuevo. Llevo diciéndotelo hace ya dos años (Fuentes: Diarios digitales varios).

Yo quería, en fin, rebatir esa tergiversación, un poco fea creo, de lo que fue -justamente-, un esfuerzo de diálogo por mi parte. No está bien, pienso, que se desvirtúe para intentar usarlo como arma arrojadiza.

Pero habiendo escrito yo esto, sobre todo, para precisar eso, sí voy a añadir otras precisiones al artículo de L.Arroyo. Las enumero:

1- Referí puestos directivos simultáneos que tienen personas (no di sus nombres, por decoro mío) de tu «Grupo 1820» en corporaciones mediático-empresariales y «think-tanks» privados, además de tener puestos directivos (Junta de Gobierno, o Secciones, o Agrupaciones) en el Ateneo actualmente. L. Arroyo ha cuestionado mi interpretación de los datos. Pero no los datos en sí (atención), reconociendo, por tanto, su exactitud.

2- No viene a cuento que L. Arroyo compare con Luis García Montero y el Instituto Cervantes. «Nada que ver». El Cervantes es una institución del Estado. Y García Montero no tiene puesto directivo en el Ateneo. Tal vez, Luis Arroyo le mencione porque sabe que tengo admiración por la poesía de su tocayo, que él también aprecia la mía (sin compararlas yo) y que, en fín, nos llevamos bien.  

3- «El País» y «El Mundo» han apoyado sin recato las pretensiones de reconversión del Ateneo de Madrid de L. Arroyo y frente a la resistencia social. Es curioso que esos dos medios «crucificaron» siempre que pudieron la gestión de Carlos París y la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo. (Fuentes: diarios «El País» y «El Mundo»).  

4- L. Arroyo habla en su artículo de dos tipos de «oposiciones» a su gestión -reconoce también eso explícitamente-: una «faltona» y «de juzgados», y otra que no. Pero luego hace por meter a toda la oposición democrática en el «saco» primero. Otra tergiversación. 

5- L. Arroyo me pone en el «cesto» de quienes tenían Gobierno del Ateneo antes de llegar él a salvarlo. Pero sabe muy bien que no es así. Yo era, precisamente, la alternativa a quienes tenían entonces el Gobierno (Fuentes: diarios digitales e Historia del Ateneo, tomo III, de V. Olmos)

5- Mi período «de gobierno» efectivo del Ateneo, fue entre 2010 y junio de 2015, casi todo ese tiempo junto a D. Carlos París. Fue el Gobierno de la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo. Que mantuvo a la asociación durante la enorme crisis económica nacional e internacional. Sin reconvertir el Ateneo. Dejamos un superávit de 33.000 euros. No mucho. Pero véase cómo era la situación económica nacional entonces. Antes y después de esos años, yo siempre he sido «alternativa», no «Gobierno» (Fuente: «Historia». V. Olmos, tomo III). Luis Arroyo lo sabe, pero tergiversa también aquí, pues le interesa colocarme «en el mismo cesto» de otras personas. Lo hace para quienes no conocen la Historia del Ateneo.

6- Es inexacto cuando afirma L. Arroyo que «todos los Presidentes desde 1984 han querido cambiar el Reglamento del Ateneo». El socialista D. José Prat y el comunista D. Carlos París, no lo quisieron (Fuente: V. Olmos, III).

7- El Reglamento del Ateneo se ha actualizado en diversas ocasiones, cierto. Pero sus columnas constituyentes (periodicidad de elecciones, de Juntas Generales, libertades…), se han mantenido fijas desde el mismísimo año 1820. (Fuentes: trabajos sobre Historia del Ateneo de Rafael María de Labra, Alberto Gil Novales, Francisco Villacorta Baños, Alejandro Díez Torre, Víctor Olmos…).

8- Lo que L.Arroyo llama «reforma del Reglamento», es simple y llanamente sustituir uno, por otro muy distinto, incluso «contrario». El histórico es social y participativo. El que pretende L.Arroyo, corporativo y cerrado.

9- Justamente lo que en su artículo L. Arroyo presenta como medidas «progresistas», demuestran, a quienes sepan ver, el carácter corporativo-empresarial que su Grupo pretende dar al Ateneo de Madrid quitando su Reglamento histórico (no lo conseguirán).

Luis dice: «limitación de mandatos a dos períodos» (pero duplica duración, recordemos) y «creación del defensor del socio». Yo digo: en una entidad socio-cultural, la limitación de mandato es síntoma de que se quiere «un nuevo régimen». En entidades como el Ateneo, esa limitación no tiene sentido y puede resultar hasta contraproducente. Es propia de las corporaciones. ¿Lo aplicaría además Luis a las Secciones temáticas? Adelanto la respuesta: «no». Porque ahí tiene, actualmente, «caladero» del que no puede prescindir.

10- «Defensor del socio». Absurdo. Mentalidad de empresa-consorcio. En una asociación digna de tal nombre, el socio, la socia, «se defiende» (¿y de quién o de qué?), a sí mismo, a sí misma. Esta medida es una prueba «impagable» de cuál es su idea de Ateneo (atención): la de una empresa y sus clientes-consumidores. Nada que ver con el Ateneo histórico, nada. Su némesis, de facto. ¡Atención, buenos lectores, buenas lectoras!

12- El Grupo que encabeza actualmente L. Arroyo, el grupo de la reconversión anti-social y neoliberal del Ateneo de Madrid, se denomina a sí mismo -gran sarcasmo-, «Grupo 1820». Pero es en verdad la antítesis del Ateneo fundado entonces. En el Ateneo de 1820, las elecciones eran anuales y las Juntas Generales mensuales, salvo en verano. (Fuente: todos los citados historiadores del Ateneo). Como hoy todavía lo son. Por tanto, Luis, nada de «1820». Más bien digamos, «1823». Los Cien Mil Hijos de San Luis que eliminaron el Ateneo hasta 1835.

14- «La inmensa mayoría del Ateneo nos apoya», dice. Cifra exacta de su fracasado intento del 27 de octubre de 2022 de quitar el Reglamento histórico del Ateneo: 17% del censo a favor del Nuevo Reglamento que quería Arroyo (Fuente: censos electorales y resultados oficiales de las votaciones del 27 de octubre de 2022).

15- Palabras literales de L. Arroyo: «añorando el Ateneo mediocre y oscuro que ellos controlaban hasta hace pocos meses». Esto me hace gracia. Como sé que no va conmigo -ya he dicho que Luis sabe perfectamente que yo fui Gobierno del Ateneo entre 2010 y 2015, y desde entonces y hasta hoy, alternativa-, expongo un dato crudo: más del 75% de las personas que fueron directivas del Ateneo entre 2016 y 2021 (año cuando Luis gana la presidencia), tienen actualmente puesto gracias a estar («haberse pasado») en la filas del «Grupo 1820». Dato objetivo. (Fuente: antigua y actual Página Web del Ateneo e «Historia», de V. Olmos, tomo III). Así pues, dato objetivo, los y las que controlaban ese «Ateneo mediocre y oscuro» el cual dice Luis Arroyo (lo dice él, no yo, que conste), están en su inmensa mayoría, precisamente, justamente, con Luis. Bon appétit…

16- Literal de L.Arroyo: «El asamblearismo en una institución como el Ateneo sólo ha generado hastío de la mayoría, enfrentamientos fratricidas entre unos pocos socios e inestabilidad». Esto, aparte de ser (mucha atención, por favor), una prueba palmaria de que en verdad el proyecto de Luis y su «Grupo 1820», es un proyecto de reconversión y «contra» la Historia del Ateneo de Madrid; aparte eso, digo, es inexacto. Algo expliqué en mi artículo. Lo refresco: el Reglamento histórico del Ateneo define y deslinda competencias. Está bien claro cómo funciona cada cosa. Sucede, como en tantas otras partes, que hay Gobiernos (del Ateneo), que han hecho -o más bien, dejado hacer…-, interpretaciones más «asamblearias» y otros Gobiernos (incluido el de Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo), que han procurado aplicar las cosas en su justo punto. Eso ya depende de las distintas sensibilidades de los distintos Gobiernos del Ateneo. Pero el Reglamento histórico -reitero-, no es asambleario. Ningún historiador lo ha calificado nunca así, nunca. Es un Reglamento equilibrado. Susceptible, bien es cierto, de ser interpretado más «hacia un lado» o más «hacia otro» (como todo buena Norma Fundamental). Pero la «solución» de L. Arroyo a las interpretaciones según Gobiernos es: un Nuevo Reglamento némesis; cerrado, verticalista, corporativo…

16- El Ateneo «de los 6.000 socios» mitificado por él y al cual siempre remite, fue una anomalía histórica (atención), fruto de un período muy concreto, los años 80. En los 90 ya eran la mitad de socios/as. Pero es que -atención-, en el añorado Ateneo de Unamuno, Valle Inclán, Lorca, Carmen de Burgoseran también entre 2.300 y 2.600 socios/as. ¡Mucha atención! En la mayor parte de su Historia, en casi toda, el número de socios/a ha sido ese (Fuente: «Historia del Ateneo de Madrid». Tomos I, II y III). Pero si Luis Arroyo quiere llegar a los 6.000, ánimo, sinceramente. De momento, le faltan 300 socios/as para ser cuantos fuimos en la época de Gobierno de la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo.   

18- Dos cifras: Ateneo de Gobierno de la Convergencia: 2.500 socios/as, cuota 56 euros al trimestre (Fuente: «Historia del Ateneo de Madrid», tomo III). Ateneo de Gobierno del «Grupo 1820»: 2.200 socios/as y 79 euros al trimestre de cuota (Fuente: L. Arroyo Martínez y Página Web del Ateneo).

19- Actos más relevantes: Gobierno de Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo: presentación de la Manifestación del 15 de mayo de 2011 (el posterior «15-M»). Ateneo de Madrid, 11 de mayo de 2011 (Fuentes: diarios «El País y «20 minutos», e «Historia del Ateneo», tomo III). Gobierno del «Grupo 1820», acto más relevante: inauguración del Bicentenario del Ateneo por los Reyes de España, 11 de abril de 2023 (Fuente: Diarios diversos). Nota: dos actos respetables. Pero quien pregona «modernidad», y «vanguardia», etc, es el «Grupo 1820». No «Convergencia». Valore cada cual… Y también, cuál de los dos actos, guste más o guste menos, ha tenido mayor importancia para la Historia de España.

20- (Último y lo más importante). El debate en este Diario podría alargarse «in aeternum«. Siendo ambos ateneístas, creo que lo mejor, lo más elegante, lo más «estilo Ateneo«, es un Acto-Debate sobre el Reglamento (especialmente) y la Historia y el futuro del Ateneo (también), entre tú y yo, Luis, entre tú y yo.

Tus «credenciales»: que eres el actual presidente de la Junta de Gobierno y encabezas la pretensión, legítima, de un Nuevo Reglamento, y encabezas el «Grupo 1820».

Mis «credenciales»: que he sido el cargo de Junta de Gobierno más veces consecutivas elegido en la Historia, que fui quien quedó segundo tras de ti de cinco candidatos/a a la presidencia en 2021, y soy cabeza del principal grupo en defensa del Reglamento histórico, el grupo «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo».

Dime, Luis: ¿te atreves a ese debate cara a cara conmigo en un acto público en nuestro querido Ateneo, debidamente anunciado a toda la asociación, convocando a todos («El País», «El Mundo»,»Diario 16″, «Infolibre»…)? ¿Te atreves? (no te tengo por miedoso, conste).  

¿Y no sería además muy bueno para el Ateneo?

¿Te atreves? Tú eres el favorito, a priori. Eres un asesor de comunicación profesional. Asesoraste a Pedro Sánchez en 2015 (aunque perdió entonces), escribes libros sobre la materia, das cursos en universidades de España, EE.UU, América Latina…; eres, estimado consocio, un profesional de los Debates públicos, a quien reconozco.

Y yo soy… pues eso: un obrero técnico mecánico, que en sus ratos libres fui escribiendo, y ahí gané algunos premios y… Pero soy un autodidacta. Y desde luego, no soy un profesional de los Debates. Todo lo que he aprendido ha sido gracias a nuestro querido Ateneo, precisamente. Pero tú eres el favorito, claramente. Pero «te reto» aquí y ahora, en público, a ese Debate. Tú y yo en acto monográfico en el Ateneo y en la mejor tradición ateneísta.

Tan seguro estoy de mis argumentos, de mis razones, que te reto caballerosamente. Sé que te ganaré en buena lid. Y mantendremos el Reglamento histórico del Ateneo. Tan seguro estoy, este obrero de Vallecas, que sigo siéndolo en el fondo y a mucha honra.

¿Te atreves, Luis Arroyo Martínez? No tengas miedo y hagámoslo por el Ateneo de Madrid, por el Ateneo.  

Muchas gracias.  

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