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Alegría

Antonio Fernández-Fígares Morales
Antonio Fernández-Fígares Morales
Presidente de la ONG Paz en Acción, director de Radionuevaera.es, Coproductor del programa Tiempo de Cambio, colaborador de la revista Ser Consciente, coach, empresario, escritor y conferenciante. Tiene un profundo interés por todos los conocimientos humanísticos, dedicándose al estudio de la Psicología, especialmente el análisis de C.G.Jung, mediante una introspección de más de dos años. Su interés por comprender al ser humano y su destino le lleva a estudiar también Filosofía durante ocho años. Se forma en técnicas bioenergéticas durante un año y medio, y meditación, tres años. Es colaborador en periódicos, televisiones y especialmente en numerosas radios. Desarrolla varios productos que comercializa a nivel nacional como: -CURSOS DE AUTOAYUDA (12 TÍTULOS) -REVISTA: EL MUNDO DE LO INCREIBLE –PROGRAMAS: ELIMINE SU ESTRÉS Y VALORES PARA UNA CULTURA DE PAZ -LIBROS: RELACIONES HUMANAS, TECNICAS ÉTICAS DE VENTA y ESTRELLAS DE ESPERANZA. Imparte el taller: SER CONSCIENTE EN EL AHORA.
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análisis

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En los antiguos textos taoístas, sobre todo en las sentencias guardadas del I Ching, el antiguo libro chino de los cambios, pueden encontrarse auténticas joyas sobre el poder del espíritu. Una de las mayores fuentes a las que hace referencia, contra la que no pueden ni magos ni hechiceros, es la alegría, que brota de lo más recóndito del alma humana. Los ancestrales maestros del Tao eran grandes bromistas,(al igual que lo han sido, y en gran medida son los sufíes con sus anécdotas de Nasrudin y otros sabios con gran sentido del humor). La decadencia de la sociedad china se vio reflejada, en la pomposa solemnidad y seriedad que embargó las expresiones religiosas y el ejercicio de los gobiernos, y esto también ha pasado en otras culturas, que en gran medida han perdido su frescura. El aliento vital posee las características rientes de la primavera, cuando éste falta, es síntoma de que la vida declina en su conjunto.

La modernidad,  a pesar de las promesas surgidas del desarrollo tecnológico, y de la ciencia aplicada, no parecen haber traído más bienestar o felicidad a la humanidad. Menos aún alegría. El campo de la medicina, con sus evidentes hallazgos, ejerció durante mucho tiempo una práctica deshumanizada. El antiguo médico de familia, que tenía vínculos afectivos con sus pacientes, fue reemplazado por la especialización, la eficiencia técnica y el anonimato de las grandes instituciones industriales de la salud. Durante muchas décadas hemos sido observados como un conjunto de órganos-objetos a los que se aplicaba cirugía o remedios específicos que algunas veces curaban y otras no. Esa medicina ataca los síntomas pero es impotente para encontrar y tratar las causas profundas del malestar humano.

Lo que está en cuestión, pendiente de dilucidar con claridad es la estrecha relación entre mente y cuerpo, y entre estados anímicos y enfermedad o salud.  ¿Se hallaran las causas de los males en las experiencias traumáticas?. Y hasta qué punto, la convicción y la fe, la alegría o la tristeza son poderosísimas aliadas de la mejora o el empeoramiento. El efecto placebo y el cambio de creencias es una evidencia cierta. Hay muchas personas que por sólo creer que se van a curar cuando se le suministra algo inocuo, se lo asegura una figura de autoridad o una creencia en una entidad espiritual superan una enfermedad. Tenemos multitud de casos de remisiones espontaneas que no tienen explicación científica. Y es que es el ser humano es mucho más complejo de lo que la ciencia ortodoxa y también la heterodoxa han descubierto, y tiene poderes que poco a poco se empiezan a percibirse, y que en la antigüedad eran tenidos en cuenta cuando no imperaba el actual racionalismo tan restrictivo, miope y falto de perspectiva y profundidad en muchos casos.

Se ha demostrado que alegría cura (y ha habido muchos artículos publicados en prestigiosas revistas e investigaciones al respecto), pero no solo al cuerpo, cura al ser humano en su conjunto, a las relaciones que establece y a la comunidad. Todo fluye mejor con ese bálsamo y ese don que es la alegría, que al igual que la paz deberíamos aprender a desarrollarlas, porque junto al conocimiento y al amor, hacen la vida más completa y placentera, ayudan a superar los obstáculos y a vivir con armonía, son los grandes aliados del espíritu, de la mente y del cuerpo.

Ser alegre es ver el lado bueno de las cosas y festejar la existencia aunque seamos conscientes y a veces nos duelan los sinsabores y dificultades que hay en ella, también es una forma de vivir en felicidad regalando una actitud y unos modales en los que invitamos a bailar a los demás, con la música de la esperanza y la consciencia de que se vive en un milagro. Ya que muchas veces hay que saber que las barreras son menores sí se  tienen amigos con la actitud adecuada. Seamos nosotros esos amigos de los demás que les ayudan a superar sus obstáculos.

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