El Partido Demócrata, además de intentar revertir o frenar las barbaridades del presidente desde el Congreso, se encuentra inmerso en el proceso de primarias donde se están lanzando acusaciones muy duras sobre lo que, en realidad, está consiguiendo Donald Trump desde la Casa Blanca. Así lo ha hecho la senadora por California Kamala Harris, quien ha acusado al presidente de incitación al odio por sus continuos ataques a las comunidades negras y por su denigración a los países africanos. Además, ha hecho mención al lenguaje grosero que «ningún presidente debería utilizar».

Por otro lado, Harris hizo mención a los graves incidentes que se produjeron en Charlottesville, Virginia, protagonizados por supremacistas blancos, uno de los nichos electorales de Trump, y a los que el presidente pretendió quitar importancia: «Es hora de que tengamos un presidente que no tenga miedo de llamar a la violencia neonazi lo que es: terrorismo interno».

Harris fue muy dura al afirmar que Trump va contra las comunidades negras y contra sus líderes y puso como ejemplo la guerra abierta para derogar el Obamacare. También le acusó de alimentar desde la Casa Blanca el sexismo, el racismo, la islamofobia, la homofobia y la transfobia. «Hablemos claro: este presidente no está tratando de hacer grande a Estados Unidos; está tratando de hacer que Estados Unidos odie. Por lo tanto, es crítico para nuestra seguridad, nuestra dignidad y nuestra unidad como nación cuando digo: ¡necesitamos un nuevo presidente!».

Por otro lado, Kamala Harris hizo mención al comentario misógino lanzado desde algunos medios de comunicación conservadores por el que una mujer negra no podría ganarse el voto de la clase media trabajadora blanca del Medio Oeste con una exposición sobre lo que ella, una senadora de la Costa Oeste, representa en esta campaña: una mujer fuerte, liberal y progresista, que tiene en su currículum político lo que le faltó a Hillary Clinton en las elecciones de 2016.

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