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Acreditación de Eurodiputados. Hablamos con Gorka Knörr

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análisis

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Gorka Knörr tiene una larguísima trayectoria, tanto política, como profesional. Ha destacado en múltiples facetas, desde la artística, la empresarial, pasando por la activista y el compromiso político.

Tiene un punto de vista interesante, sobre todo porque fue condenado en 2008 por negarse a acatar las órdenes del Tribunal Supremo relativas a la disolución del grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak (Nacionalistas socialistas vascos), que fue ilegalizado por la Ley de Partidos. En la condena le inhabilitaron. Y recurrió ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que en 2017 le absolvió (junto a los demás condenados), por haberse vulnerado su derecho a ser escuchado durante el procedimiento. Conoce bien, por tanto, la forma de interpretar la normativa y los límites de la democracia real en España.

Hoy hemos querido hablar con él para conocer, de primera mano, cómo fue su nombramiento como eurodiputado en 1999.

Precisamente, hoy publicaba este tuit, donde llamaba la atención a un programa de televisión y les interpelaba: «¿Por qué no preguntáis a los que hemos sido miembros del Parlamento Europeo? Yo lo fui dos días después de ser elegido sin necesidad de jurar nada».

Gorka nos cuenta cómo fue su acreditación y toma de posesión entonces: «En aquel tiempo, en la legislatura que iba desde 1999 hasta 2004), hice todas las gestiones de papeleo a los dos días de haber sido elegido (el 13 de junio de 1999).

Unos días antes del primer pleno (el 20 de julio de 1999) fuimos a Madrid a una sala del Congreso a prestar juramento (personalmente utilicé la fórmula «por imperativo legal»). Pero para entonces ya trabajábamos en el Parlamento: teníamos nuestro despacho en Bruselas, habíamos contratado nuestro equipo de asistentes, nos pagaban dietas y los viajes. De hecho, ya teníamos negociada nuestra pertenencia a un grupo parlamentar y habíamos elegido las comisiones en las que trabajaríamos.

Todo esto quiere decir que la jura era una ceremonia sin sentido. En el Congreso y en el Senado tiene un sentido distinto: es la jura previa al inicio del trabajo en las Cortes, en ese mismo lugar.

En aquel momento el sueldo de eurodiputado lo pagaban las Cortes, recibíamos la nómina del Congreso (como la tarjeta para viajar en Renfe, y un talonario para solicitar billetes de avión en España).

Pero todo esto era antes de entrar en vigor el Tratado de Lisboa, que incorpora la ciudadanía europea. Desde entonces, los europarlamentarios no representan a un estado miembro, sino al conjunto de la ciudadanía europea. Por eso es absurdo jurar la Constitución ahora, eso rige para las Cortes estatales.

Tendría sentido una promesa para con la Constitución Europea, pero al haber fracaso su implementación, nos debemos a los Tratados y a la Carta de Derechos Fundamentales incorporada al Tratado de Lisboa. No es una anécdota menor que desde 2009, fecha en la que dio comienzo la legislatura 2009/2014, la nómina dejó de pagarla el Congreso español y pasó a pagarla directamente el Parlamento Europeo. Y es, precisamente también este Parlamento el que convoca las elecciones. El Estado español, como los demás, coadyuva en la materialización de las elecciones y la JEC, lo que tiene que hacer es comunicar los resultados; a partir de ese momento están proclamados los parlamentarios. Por eso acudieron a presentarse en Bruselas muchos de ellos, puesto que a partir del pasado martes comenzaron a entrar en vigor todos sus derechos materiales y económicos.»

Aquí también lo ha explicado en sus redes sociales.

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