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Abdulrahman Al-Shanti, el rapero de once años que cuenta “cómo va” Gaza

El joven rapero le pone voz al dolor de los niños que viven en la franja de Gaza

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análisis

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Abdulrahman Al-Shanti tiene 11 años, es de Gaza y se ha convertido en el rapero de moda gracias a sus canciones que hablan sobre la guerra y las dificultades en el enclave palestino.

El video de este joven rapero mostrando su flow, y sus letras incisivas, rodeado de sus compañeros de clase está dando la vuelta al mundo. El árabe es el primer idioma de  Al-Shanti, pero para rapear, influido por los raperos americanos que tanto le gustan, utiliza el inglés. “Quiero ser como Eminem, pero no copiar su estilo, tengo mi propio estilo”, explicaba en una entrevista concedida a la agencia de noticias Reuters.

Sus letras

Sus letras reflejan un fuerte vínculo con la tierra:”Primero que nada, este es nuestro país”; con la familia y con Dios: “Lo hago por mi familia y lo hago por mi alma”. Y todo esto en medio de un contexto de violencia asumida: “Mi vida está en juego justo detrás de los agujeros de bala”. Este joven artista, que tiene como ídolo al rapero americano Eminem, resume el drama de dolor y olvido que como él viven muchos niños en Gaza: “Algunos crecieron sin una familia. Muchas historias no contadas”, dice en el vídeo que le ha hecho famoso.

“Algunos crecieron sin una familia”

Niños condenados

Hay un tipo de imágenes de los conflictos armados que son las que más nos impactan. Sin duda, son aquellas en las que aparecen niños como víctimas injustas de guerras que muy pocas veces tienen que ver con la justicia. Víctimas que, aunque mudas, expresan su dolor con el grito y el llanto. Y su fuerza, con la risa de quien sabe disfrutar lo poco que tiene. Pocas veces oímos hablar a los que viven la guerra desde una posición extraña. La de quien no tiene nada que ver con lo que sucede y con sus causas, pero que, sin embargo, paga el precio más alto. Niños condenados simplemente por el hecho de nacer en el lugar equivocado, en el momento equivocado y lo peor de todo: en un mundo equivocado. Un mundo cuyas alianzas geopolíticas dejan al margen de sus fronteras a los países menos desarrollados económicamente; y a otros: peor aún. Porque las fronteras los atraviesan de manera que los conflictos civiles y militares se convierten en toda una necesidad para definir límites geográficos y nacionales. Fronteras imposibles de establecer, acordar y sobre todo consensuar. Parece que haga falta un milagro para que esto suceda. De momento el joven rapero Abdulrahman Al-Shanti hace lo que puede: “Queremos paz y queremos amor, La gente reza y enseña a quien no”. Seguro que, además de rezar,  su rap de denuncia algo ayuda.

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