Y por ello los monstruos que de allí inexorablemente habrá de emerger no tendrá, desde luego, ningún parecido Romántico.

Son los monstruos, lo creamos o no, el más sincero de los ejercicios a los que la memoria de una Sociedad, acostumbrada a lo pernicioso de la falacia cuando ésta degenera hasta lo estrambótico; termina por abandonarse cuando alcanza el instante previo al colapso (lo que en términos individuales podría reconocerse como la inexorable llegada de la neurosis).

Los monstruos son sinceros hasta la extenuación, y es que sacudidos por la certeza de la ausencia de futuro, pues solo en ese instante previo al colapso pueden de verdad despertar, pueden convertirse en ese catalizador que ya Nietzsche presagiaba cuando hablaba del abismo capaz de asomarse al Hombre Moderno.

Pero hasta, o tal vez sería más justo decir sobre todo, que incluso para crear monstruos hace falta un contexto determinado.

Resulta así evidente que no cualquier tiempo es conforme, si tenemos la esperanza de crear un monstruo cómo decirlo… que se precie

Por parecidos motivos, el artífice cuando no el arquitecto de tamaña excentricidad, pues finalmente a tales peculiaridades habremos de encomendar nuestra obra si queremos vernos recompensados con el éxito; habrá de estar dotado de una serie de facultades, de una serie de cualidades innatas, cuya sola su mención habrá de despertar en nosotros la patética certeza de que tales, de existir (o por ser más exactos de haber existido), habrán quedado sin duda encerradas en un pasado remoto del que como amantes que obtienen la satisfacción de reconocerse mutuamente, se ven recompensados con la valía del amor mutuo.

No es sino en tales condiciones, resumiendo, en aquellas en las que todo el contexto se alinea de manera casi mística, que podemos aspirar a todo. A convertir la oscuridad en luz y lo que parece aún más sobrecogedor, a que sea un monstruo en el que porte la luz destinada a iluminar el camino.

Tales fueron las condiciones en las que en 1816, en el transcurso del Año sin verano, Mary Shelley, lord Byron, Percy Shelley y John Polidori jugaron a idear historias de terror que se narraron unos a otros. De la mente de esta autora surgió la historia de Frankenstein o el moderno Prometeo.

Prometeo. Robó el fuego a los dioses. Pero no fue eso lo que a éstos más indignó. Lo que de verdad le costó a éste ser condenado, siendo despojado de sus atribuciones, fue que intentó dotar a los hombres de tal herramienta.

Nace así, en definitiva, la historia de Frankenstein o el moderno Prometeo. Una historia más que una narración que, por encima de consideraciones o estereotipos, resulta fiel a la par que franca respecto de las demandas y los miedos que una Sociedad debidamente contextualizada dentro en este caso del siglo XIX, sufre o más bien padece en forma de dudas estructurales.

Porque precisamente fueron, son y lo que es más importante, seguirán siendo; no ya esas dudas estructurales como sí más bien las estrategias que a partir de ahora seamos capaces de seguir creando, las que estén llamadas a consolidar los cimientos de esa por otro lado frágil estructura que graciosamente llamamos progreso. Un progreso que por vilipendiado una y otra vez ya sea dando cosas por sentadas o sabidas; ya sea no prestando la debida atención a lo propio y a veces a los extraño; no hace sino amenazamos con la certeza de que al igual que el mero paso del tiempo no es para nada garantía de progreso; la cantidad así como la calidad de los logros alcanzados dan a lo sumo certeza de las dificultades a las que habremos de enfrentarnos si queremos perseverar en ésta la que se revela como única obligación del Hombre Moderno a saber: Seguir avanzando. Adelante, siempre adelante.

Pero el contexto ha cambiado, y no precisamente para bien. El instante que nos ha tocado vivir, ese islote que la inmensidad del océano que llamamos tiempo ha decidido destinar como albergue de nuestra, a veces miserable existencia; no acierta sino a poner de manifiesto lo paupérrimo de una sociedad merecedora a lo sumo de ser condenada al ostracismo.

Es La Política la traslación natural del pensamiento que en forma de esencia aporta el aliento que dota de esencia a toda Sociedad. Llamada otrora la conducta política a proporcionar orgullo a la Sociedad de la que no era sino justa representación; de orgullosos cabían ser mentados los aquellos destinados a erigirse en justos a la par que firme representantes de su Sociedad.

Eran los tiempos de Mary Shelley, lord Byron, Percy Shelley y John Polidori. En definitiva tiempos en los que bastaba una chimenea encendida, y una copa de ponche caliente, para que una mente abierta, libre en cualquier caso de la miseria que como ponzoña hoy todo lo cubre, pudiera alumbrar la gestación de cualquier genio, llamado a lograr cualquier genialidad.

Hoy, por desgracia, solo en las metáforas del hambre y la sed experimentada por aquellos genios podemos reconocer en el pasado universal la falacia tras la que una vez más los llamados a promover la oscuridad, han tenido a bien esconder la metáfora de luz que Prometeo nos prometió.

Porque si bien los Byron, Polidori y Shelley constituirían un grupo que precisamente en su condición de selectos hallarían la causa de su desgracia; no es menos cierto que aspirar a no tener que poner en manos de los Iglesias, Bescansa e incluso Errejón el destino no ya tanto de nuestro futuro, cuando sí más bien el de ese mito al que parece hemos reducido la esencia de La Izquierda; no debería suponer un ejercicio tan revolucionario y lo que es más, no tan difícil de entender.

Porque, en definitiva, Vistalegre no es la Villa Diodati, nuestro momento merece casi cualquier calificativo (excepción hecha de el de Romántico), y es por ello que más que resultar un acto cercano a la iluminación, lo que cabría esperarse de buscar al “Moderno Prometeo; de ilusión propia de ilusos habrá que tachar cualquier esperanza sincera de que de allí salga nada más que un Sísifo…

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Natural de La Adrada, Villa abulense cuya mera cita debería ser suficiente para despertar en el lector la certeza de un inapelable respeto histórico; los casi cuarenta años que en principio enmarcan las vivencias de Jonás VEGAS transcurren inexorablemente vinculados al que en definitiva es su pueblo. Prueba de ello es el escaso tiempo que ha pasado fuera del mismo. Así, el periodo definido en el intervalo que enmarca su proceso formativo todo él bajo los auspicios de la que ha sido su segundo hogar, la Universidad de Salamanca; vienen tan solo a suponer una breve pausa en tanto que el retorno a aquello que en definitiva le es conocido parece obligado una vez finalizada, si es que tal cosa es posible, la pausa formativa que objetivamente conduce sus pasos a través de la Pedagogía, especialmente en materias como la Filosofía y la Historia. Retornado en cuanto le es posible, la presencia de aquello que le es propio se muestra de manera indiscutible. En consecuencia, decide dar el salto desde la Política Orgánica. Se presenta a las elecciones municipales, obteniendo la satisfacción de saberse digno de la confianza de sus vecinos, los cuales expresan esta confianza promoviéndole para que forme parte del Gobierno de su Villa de La Adrada. En la actualidad, compagina su profesión en el marco de la empresa privada, con sus aportaciones en el terreno de la investigación y la documentación, los cuales le proporcionan grandes satisfacciones, como prueba la gran acogida que en general tienen las aportaciones que como analista y articulista son periódicamente recogidas por publicaciones de la más diversa índole. Hoy por hoy, compagina varias actividades, destacando entre ellas su clara apuesta en el campo del análisis político, dentro del cual podemos definir como muestra más interesante la participación que en Radio Gredos Sur lleva a cabo. Así, como director del programa “Ecos de la Caverna”, ha protagonizado algunos momentos dignos de mención al conversar con personas de la talla de Dª Pilar MANJÓN. Conversaciones como ésta, y otras sin duda de parecido nivel o prestigio, justifican la marcada longevidad del programa, que va ya por su noveno año de emisión continuada. Además, dentro de ese mismo medio, dirige y presenta CONTRAPUNTO, espacio de referencia para todo melómano que esté especialmente interesado no solo en la música, sino en todos los componentes que conforman la Musicología. La labor pedagógica, y la conformación de diversos blogs especializados, consolidan finalmente la actividad de nuestro protagonista.

1 COMENTARIO

  1. si vive en un pueblo y no ha salido de sus muros , es normal que vea por todas partes esos monstruos . hable de explotadores y explotados , hable de riqueza y pobreza, hable de como se destribuye esa riqueza y le aseguro que los monstrues se van a su mundo . alguien escribio algo sobre la philosofia de la miseria y otro alguien escribio algo sobre la miseria de la philosofia , le recomiendo que rebusque algo sobre ese tema y deje en paz a los monstruos . el individuo por naturaleza es miserable y todo lo que haga es miserable . lo de vista alegre o mejor , lo de podemos , se ajusta a la miseria del individuo de nuestro tiempo , pero no es mejor ni peor que los que vivieron en tiempos de las guerras mundiales (las luchas de clases , movimientos sindicales , la iglesia tomando posiciones¡¡ ) o civiles como en nuestro caso , ni es mejor ni peor que los que renegaron a su clase social para traicionar la clase proletaria , su misma clase ( ves donde anidan los monstruos ). hable sobre como las religiones nos han minado nuestra mente , hable de como es posible que vivamos en una continua dictadura franquista sin franco , como es posible que la corrupcion de todo un pais se lo hayan montado unos cuantos amiguetes del alma? , que la iglesia sea una institucion que roba y no paga el ibi? de donde procede su inmensa propiedad?….lo de podemos es normal , desde cuando un grupo de estudiantes (o intelectuales para sus intereses) han hecho algo bueno para las clases sociales mas necesitadas? . la miseria intelectual ( a lo mejor es a eso a lo que tu llamas monstruo ) es hoy la constante del individuo moderno , doble moral , doble rasero , desdoble de la realidad , mentiras , distorsion de la realidad , y el resto lo hace el miedo al futuro , siempre hemos tenido miedo , ahora es mas profundo , hasta el sonido del movil ,cuando la gente recibe una llamada, nos da miedo….por lo que pienso que no hay que ir al olimpo al encuentro de los monstruos que crearon los dioses , que mira por donde , si no me equivoco lo escribieron unos dioses «humanos» . quizas no le haya entendido , quizas yo me exprese mal y con muchas faltas de ortografia , pero por pasar un rato leyendo y escribiendo …….un saludo a ti a todos los que lean estas chorradas¡¡¡

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