No te preocupes, nos ha pasado a todos. Lo importante en un principio es ese impulso. Si tienes una fuerza interior que te pide escribir, es buena señal. Tarde o temprano acabarás escribiendo. ¿Por qué? Muy sencillo, porque eso significa que ya estás preparado para reflexionar sobre el mundo que te rodea. Un consejo: empieza por donde te diga tu instinto. Déjate llevar. Tu cerebro escogerá el camino correcto. Un refrán, una frase célebre, una anécdota…

Un servidor comenzó con una noticia del periódico. Por supuesto, transformada. La noticia original decía lo siguiente: “Horroroso: cámara graba a un padre abandonando a su hijo de tres años en un centro comercial”. Entonces yo escribí en mi ordenador de forma instantánea: “Un padre abandonó a su hijo de 43 años en un centro comercial”. Y seguí escribiendo mi propia noticia imaginándome que era verdad

«Era 14 de febrero de un año cualquiera. Quizá 2013 ó 2014. Por la tarde, aunque no muy tarde. Día de San Valentín, eso sí. Las grandes superficies estaban abiertas, la gente miraba precios, una musiquilla alegre se escuchaba de fondo: For all those times you stood by me / For all the truth that you made me see / For all the joy you brought to my life…

El padre entró del brazo de su hijo cuarentón y lo dejó junto a los maniquís de moda. Lo dejó de pie, paralizado en una postura idéntica a la de los muñecos de la tienda. De una manga le colgaba un precio que traía de casa. PVP.: la voluntad, decía. Y a boli decía también: Todo incluido. Se llama Mariano. Es cariñoso, fiel y trabajador. Sólo pide que alguien le quiera. ¿Te atreves tú?

Tras la huida del padre, se acercaron algunos curiosos y empezaron a tocarlo con la punta de los dedos, como asegurándose de que era de carne y hueso. “¿Qué te pasa muchacho, por qué estás ahí? ¿Qué tienes…? ¿Puedo ayudarte en algo? ¿No dices nada?”

El muchacho cuarentón no hablaba porque nadie se había percatado de la etiqueta de la manga. Él sólo respondería a las preguntas de aquella muchacha que quisiera llevárselo a su casa. De hecho, tenía reservadas algunas respuestas graciosas, frases hechas e incluso un bailecillo corto, a aquella muchachita que se interesara por él. Pero nada de eso ocurrió.

Cuando el número de curiosos rebasó lo políticamente correcto, un par de vendedores y el encargado de la tienda se acercaron a ver lo que pasaba y amenazaron al muchacho con llamar a la policía si… “Oiga, esto no es un circo, márchese de aquí o llamamos a la policía”. Pero como siempre ocurre, la realidad supera a la ficción y cuando esto decía el encargado, por cierto, un señor que…»

¿Te atreves a buscarle un final a la historia? Ánimo…

A veces, lo importante no es tener definido el principio o el final de la historia, sino que ésta fluya con vida propia para que se vaya retroalimentando sola. Lo demás vendrá después. Ya verás.

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