He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes y me ha confirmado que las molestias traseras que vengo padeciendo me las provoca el presidente en funciones don Mariano Rajoy que se ha prolapsado, ¡vaya por Dios!, mientras hacía campaña.

Desde luego no es algo que me sorprenda, pues si el mismísimo Dios siendo quien es también anda entre sucios pucheros, cómo voy a extrañarme yo ahora de que un simple politico nacional en época decididamente preelectoral ande entre esfínteres constreñidos. Y lo peor no es que para estimular mi voto en previsión de que se convoquen nuevas elecciones don Mariano exponga constantemente el blablablá de su renovado programa político contándome que el PP es el partido que mejor defiende los principios y valores que inspiran la Constitución; que es el único garante de la unidad de España; que ahora por fin tiene la firme voluntad de alcanzar una profunda regeneración política luchando implacablemente contra la corrupción y otros mil etcéteras propagandísticos igualmente tópicos y mistificadores. Lo peor es que lo expone mientras se fuma tranquilamente un puro y la gente, que con toda la razón del mundo se niega a creer que una simple almorrana, por muy antropomorfa que sea, tenga no ya la facultad de hablar sino además la de echar volutas de humo, me señala por la calle porque piensa que soy una especie de extravagante y humoso ventrílocuo anal, por así decir. Y aunque mi hemorroide me dice: «José Luis, sé fuerte», y me ha prometido algunas subvenciones de la fundación pública madrileña Arpegio si le voto; o que regalará a mi mujer un collar de perlas como los de Rita Barberá y a mi cuñado un dúplex de lujo como el de Ignacio González en Marbella, y hasta que permitirá la recalificación de mi glúteo derecho para que pueda darle otros usos más lucrativos, yo no estoy cómodo con esta situación, pues su presencia constituye una degradante injerencia en mi organismo que me hace sentir como un lamentable remedo alegórico de las postrimerías humanas. Así que, para desembarazarme de este insólito finis gloriae mundi electoralista tan asquerosito, he tomado la determinación de pedirle a mi médico que me haga una hemorroidectomía de urgencia, y que sea lo que Dios quiera.

En cuanto a las elecciones generales, si finalmente se convocan de nuevo, para presidente he resuelto elegir a alguien con más solvencia intelectual que los candidatos actuales; una persona honrada e inteligente capaz de formar un Gobierno estable que logre reconstruir las grietas de nuestro maltrecho Estado de bienestar… O sea, que pienso votar a Paquirrín.

 

2 COMENTARIOS

  1. Esto está claro. Hay que dejar de votar políticos que fabrican otras políticas, porque lo que no puede ser es que un político fabrique políticos.
    Gracias por la lección de escatología, maese sátiro.

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