Marruecos ha desafiado a las Naciones Unidas en su estrategia para mantener el control sobre el territorio del Sáhara Occidental que ocupa desde hace 40 años, a cuyos habitantes niega el derecho a la autodeterminación que reclama el Consejo de Seguridad, y ha anunciado el cese de la ayuda al mantenimiento de la Misión de la ONU para el Referéndum (MINURSO), además de pedir la retirada de más de 80 de sus integrantes.

Para el Frente Polisario si se pone fin a la misión de las Naciones Unidas en el Sáhara Occidental se está haciendo una llamada a la guerra, según ha dicho la delegada del Frente Polisario para España, Jira Bulahi Bad, que asegura que Marruecos «ataca a la ONU» y pone en evidencia «su poca voluntad» en la búsqueda de una solución al conflicto. El representante del movimiento de liberación saharaui ante la ONU, Ahmed Bujari, dijo antes de reunirse de urgencia el Consejo de Seguridad para estudiar la situación que “si hay un vacío, es una invitación a la guerra».

La prohibición de pisar suelo de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, que hizo el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salahedin Mezuar, en noviembre de 2015 al enviado especial de la ONU, Christopher Ross, fue el preludio de hasta dónde está dispuesto a llegar Marruecos en su estrategia para mantener la ocupación de la excolonia española y que Rabat llama recuperación de su integridad territorialidad.

Aunque la ONU contestó que Ross tenía derecho a ir al Sáhara Occidental por estar bajo responsabilidad de las Naciones Unidas y sujeto a un proceso de descolonización, lo cierto es que en las dos ocasiones que el enviado de Ban Ki-moon volvió a la región tras la prohibición marroquí no entró en los territorios ocupados por Marruecos, a donde no va desde octubre de 2013.

En este contexto se preparó para la primera semana de marzo de 2016 el primer viaje de Ban Ki-moon a la región, con el fin de intentar desbloquear el conflicto y preparar el informe que presentará al Consejo de Seguridad, pero sin incluir ni los territorios bajo ocupación marroquí ni Marruecos.

Argumentando problemas de agenda del rey Mohamed VI, Marruecos pretendía que el máximo responsable de la ONU no fuese a la zona hasta junio o julio de 2016, una vez celebrado el Consejo de Seguridad que a finales de abril debe decidir si amplia el mandato de la MINURSO y si incluye entre sus cometidos la vigilancia de los Derechos Humanos, a lo que se opone frontalmente el régimen marroquí. Los medios de información del reino hablaron de una “prohibición” a Ban Ki-moon para aterrizar en el Sáhara Occidental.

Aunque no fue a las zonas ocupadas del Sáhara ni a Marruecos, el viaje de Ban Ki-moon, además de las capitales de Mauritania y Argelia, no se circunscribió a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) y llegó hasta Bir Lelhu, en los territorios del Sáhara liberados por el Frente Polisario con la explicación de que iba a visitar una base de la MINURSO, con gran malestar para Marruecos.

El máximo responsable de la ONU constató la situación de un pueblo “que ha pasado 40 años viviendo  en circunstancias muy difíciles”, dijo que era una situación “inaceptable” y que el mundo no podía “seguir ignorando a los saharauis». Reiteró que el fin del conflicto debe basarse en una solución política, justa, duradera y aceptable para todos “que repose en la autodeterminación del pueblo saharaui».

Y llamó “ocupación” al control que Marruecos ejerce sobre la mayor parte del Sáhara Occidental, lo que provocó una airada reacción marroquí: acusó a Ban Ki-moon de “no ser neutral” e “insultar al pueblo marroquí”, tras lo que organizó una manifestación contra él, a la que asistieron al menos siete ministros según relató Efe.

A la “indignación” de Ban Ki-moon por este ataque “contra su persona y contra la ONU” respondió el gobierno de Marruecos con el anuncio de suspender la contribución al mantenimiento de la MINURSO y posibilidad de retirar sus contingentes militares de las misiones de paz de la ONU.

Los hechos ocurridos en menos de quince días y que han desembocado en el desistimiento del secretario general de la ONU de ir a Marruecos, cuyo régimen no acepta el referéndum de autodeterminación que se acordó en la ONU -solo está dispuesto a una autonomía- tras llegar a un alto el fuego en septiembre de 1991 con el Frente Polisario, al que ahora no concede legitimidad como interlocutor, son los siguientes:

  • 5 de marzo. Ban Ki-moon se reúne con refugiados saharauis, califica la situación en que viven como “inaceptable”, considerando que el control marroquí sobre la mayor parte del Sahara Occidental es “una ocupación”.
  • día 6. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon anuncia en Argel que ha pedido a su enviado especial reanudar sus visitas a la región para reiniciar las conversaciones entre Marruecos y el Frente Polisario y llegar a una solución a través de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.
  • día 15. El Gobierno de Marruecos denuncia un nuevo «ultraje» por parte de Ban Ki-moon, y comunica a las NNUU que anula la “contribución voluntaria” a la MINURSO (algo más de tres millones de dólares, dedicados a la provisión de alimentos y alojamiento) y que va a examinar la retirada marroquí de las misiones de paz en el mundo (2.321 militares en Costa de Marfil, República Democrática del Congo y República Centroafricana).
  • día 14. Ban Ki moon manifiesta al ministro de Exteriores marroquí, en un tenso encuentro, su «indignación» por la manifestación celebrada en Rabat, que considera “un ataque contra su persona” y “una falta de respeto contra él y contra la ONU”. Pide que aclaren la presencia de varios miembros del Gobierno y que se garantice el respeto a la ONU.
  • día 13. Miles de marroquíes, a los que llevaron en autocares y facilitaron bocadillos, se manifiestan en Rabat contra Ban ki-moon, al que llaman «cobarde», «traidor» y «ladrón».
  • día 11. Christopher Ross afirma que su visita y la de Ban Ki-moon a Marruecos están «en el aire».
  • día 9. La ONU defiende la neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental de su secretario general, Ban Ki-moon, ante las duras críticas del Gobierno de Marruecos.
  • día 8. El Gobierno marroquí acusa a Ban Ki-moon de no ser neutral, objetivo e imparcial, tomar partido por el Polisario, ceder al chantaje de otras partes   y usar términos «que constituyen un insulto al Gobierno y el pueblo marroquíes» por su alusión al «Sáhara ocupado» por Marruecos.
  • día 11. El ministro marroquí de Exteriores, Salahedin Mezuar, afirma en el Parlamento marroquí que la visita del secretario general de la ONU se realizó en contra de la voluntad de Marruecos y que «pidió explicaciones» por incluir en la agenda una visita a Bir Lehlu, zona controlada por el Polisario.
  • día 12. Partidos políticos, sindicatos y organizaciones marroquíes convocan una manifestación en Rabat contra el secretario general de la ONU, marcha que la agencia oficial marroquí MAP asegura será «masiva».
  • día 14. El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salahedín Mezuar, viaja a Nueva York para presentar a Ban su protesta por hablar de «ocupación» del Sáhara por Marruecos.
  • día 15. Manifestación en El Aaiún contra Ban Ki-moon.
  • día 16. El secretario general de la ONU cancela su prevista visita a Marruecos como continuación del viaje a la zona.
  • día 17. Se reúne de urgencia el Consejo de Seguridad, convocado por Ban Ki-moon, para analizar la situación en el Sáhara Occidental

Esta es la crisis más grave entre Marruecos y la ONU desde que se estableció en el Sáhara Occidental la misión de las NNUU en 1991, después de que el régimen marroquí retirase la confianza a Ross en mayo de 2012, y en la que analistas internacionales ven el propósito de Rabat de obstaculizar el intento de relanzamiento de las negociaciones con el Polisario que pretende Ban Ki-moon y llegar a fin de año, cuando concluye su mandato.

Desde el Frente Polisario la actitud de Marruecos fue calificada por el representante del movimiento de liberación saharaui ante la ONU, Ahmed Bujari, de “irresponsable” y la respuesta de las Naciones Unidas de “rebeldía legitima”. El ministro saharaui de Asuntos Exteriores, Mohamed Salem Uld Salek, declaró que sin un referéndum de autodeterminación no podrá haber “ni paz ni estabilidad” en el Sáhara Occidental.

 

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