Al final de la Edad Media las corporaciones de artesanos han alcanzado un reconocimiento público en la mayor parte de las ciudades de Europa, a partir de aquí participarán en ciertos aspectos del gobierno de la ciudad junto con las autoridades municipales y señoriales. Las primeras iniciativas que conducen a la organización y reglamentación de los oficios proceden de los poderes reales y señoriales, como por ejemplo, el reglamento dado por el arzobispo Pedro Suárez de Deza en 1200 sobre la actividad de los concheros; fijaba en cien el número de puestos de fabricación y venta de las conchas de Santiago de Compostela, otro caso se da en 1095, cuando los condes de Galicia reconocen privilegios a los mercaderes compostelanos.

En el siglo XV las cofradías de Castilla añadieron a sus funciones asistenciales y corporativas la de representación política. Las cofradías se habían ido convirtiendo en órganos de representación popular, esta función de defensa de los intereses del común llevó a las cofradías a oponerse a acuerdos del concejo que beneficiaban al grupo de los regidores en detrimento del conjunto de los vecinos. Esto podría ser el comienzo de que se eligieran miembros de las cofradías para que asistieran a las reuniones del concejo.

Durante el reinado de los Reyes Católicos asistimos a un aumento del reconocimiento institucional de las corporaciones de oficio, incluso en el ámbito de la Corte habría presencia de una cofradía que agrupaba a los trabajadores y cuya advocación sería la Concepción de María. El grado de aceptación de esta cofradía permitió que el príncipe Juan hiciera una donación para sufragar los gastos de una cruz de plata, llegó a contar con gran cantidad de bienes donados por la familia real.

A pesar de ser Castilla un lugar pionero en el surgimiento de las corporaciones de oficios, en el tránsito del siglo XV al XVI, había un gran atraso en el ámbito del corporativismo. Para J. D. González Arce, el periodo de los Reyes Católicos es visto como el momento de liberación del gremialismo. Muchas cofradías conseguirían la aprobación regia de sus ordenanzas y adquirirían una jurisdicción convirtiéndose en una institución pública. No estamos afirmando que todas alcanzaran tal posición, otra cantidad de cofradías de oficio lo seguirían siendo durante bastante tiempo.

No todas las corporaciones que en el siglo XV logran su aprobación son provenientes del siglo XIII o XIV. De hecho, algunas cofradías provenientes de esta época acabaron siendo devocionales habiendo sido anteriormente de oficios, esto se da por ejemplo en Astorga, donde encontramos el caso de las cofradías de Santiago, San Martín y San Adrián, de pellejeros, zapateros y pelaires, las cuales sufrieron una evolución que dio lugar a que fueran simples cofradías devocionales.

Encontramos un siglo XV caracterizado por el impulso a las cofradías, con la peculiaridad de que ahora era el poder quien las veía como una manera útil de controlar a los productores artesanos ante un crecimiento del mercado. El nivel del corporativismo, ahora institucionalizado, llegó a permitir que la cofradía pudiera quejarse en caso de que algún artesano no quisiese formar parte de la corporación, siendo este perseguido y multado con amparo de la justicia.

En Valladolid los sastres lograron ordenanzas propias en 1490 y formaron la cofradía de San Antonio, en el caso de Palencia, encontramos que a finales del siglo XV las corporaciones laborales serían más numerosas; hortelanos y cantareros, espaderos, carpinteros, cuberos, ballesteros, yeseros, tapiadores, pellejeros y agujeteros, buhoneros, carderos, tahoneros, cabestreros, armeros, herreros y caldereros, sastres, curtidores, plateros y joyeros, barberos, servilleros, tintoreros, tejedores e incluso pastores, agrupados en las cofradías de San Justo y San Pastor.

Este avance se extendería en toda la Edad Moderna. Tras los Reyes Católicos, Juana I y sus descendientes también continuarían con la aprobación de ordenanzas propias para las cofradías de mesteres.

Con este artículo, concluyo la exposición general que del fenómeno de asociacionismo de artesanos he venido realizando en estas últimas semanas.

Bibliografía:

ARMAS CASTRO, J., <<El afianzamiento de la realidad urbana después del año mil>> en PORTELA SILVA, E. (Ed.) Historia de la ciudad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, pp. 108-125.

CAVERO DOMÍNGUEZ, G. “Las Cofradías de Astorga durante la Edad Media” León, Universidad de León, 1992.

GONZALEZ ARCE, J.D., “De la corporación al gremio. La cofradía de sastres, jubeteros y tundidores burgaleses en 1485” Estudia Historia., Hª Medieval., nº 25. Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca. (2007), pp. 191-219.

GONZÁLEZ ARCE, J. D., “Gremios y cofradías en los reinos medievales de León y Castilla. Siglos XII-XV”, Palencia, Regional Editorial SL, 2009.

MONSALVO ANTÓN, J. M., <<Los artesanos y la política en la Castilla medieval. Hipótesis acerca de la ausencia de las corporaciones de oficio de las instituciones de gobierno urbano>>, en Castillo, S. y Fernández R. (Ed.), Historia social y ciencias sociales, Lleida, (2001), pp. 292-319.

 

 

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