Residimos enmarañados y sujetos a una narrativa de historias, creencias y conceptos a los que tomamos como verdad, santiguándonos ante ellos. Y sin embargo, solo son eso, una red intersubjetiva creada socialmente que es capaz de moldear y manipular todos nuestros actos, costumbres y pensamientos. Esta red intersubjetiva en la que residimos será inútil y absurda para las próximas generaciones, y totalmente incomprensible dentro de doscientos años, como así nos parece a nosotros la forma de vida, las creencias y los conceptos por los que se regía la vida diaria hace dos siglos. Tendríamos que acentuar en mayor medida nuestra reflexión en esa dirección, y con toda probabilidad, obtendríamos un mayor garante y flexibilidad sobre la proporcionalidad y la importancia real de nuestras vidas, y dejaríamos de estar sujetos a tanto concepto inútil y a tanta narrativa social desatinada.
Lo peor de toda esa estancia intersubjetiva en la que pautamos nuestras vidas es que, nuestra existencia, en la que nos encontramos envueltos, queda desahuciada y cercada de manera irrisoria. Validamos y adoramos conceptos y verdades que no lo son, y no damos cuenta que todo eso pertenece a esa narrativa social, económica y política que ha acabado a lo largo de los años y los sucesos en producir la historia que prevalece en este presente. No somos capaces de llevar el pensamiento para entender todo esto, para entender que nos movemos y estamos administrados por una red intersubjetiva, un hueco entre la realidad objetiva y la realidad subjetiva, una verdad que no es tal pero que la narrativa de los acontecimientos ha acabado por desencadenar y por seducirnos como credo, como oración a la que plegarnos en este presente.
La narración en la que residimos nos obliga a situarnos como personajes que somos de la misma, en posicionamientos impensados, en base a los dictados de la historia narrada, y haciéndonos creer que estamos ubicados en la única y exclusiva verdad, de idéntica manera que lo creyeron en su momento los egipcios, o los romanos, y tantos y tantos pueblos o civilizaciones como ha habido.