La culpa es del primo de Rajoy

Concatenación de despropósitos en el problema de la climatización de las aulas, nunca asumido en décadas y hecho visible por la incompetencia política

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Ha tenido que llegar una ola de calor cuando nadie la esperaba, ni siquiera el primo científico sevillano del presidente Mariano Rajoy, aquel catedrático de Física de la Universidad de Sevilla que le quitaba de la cabeza al político gallego aquello del cambio climático, quiá, para que el tema sonrojante de la falta adecuada de una climatización adecuada en la inmensa mayoría de los colegios e institutos públicos de todo el país sea, a día de hoy, en pleno siglo XXI, uno de los asuntos centrales de la agenda política actual, tanto a nivel nacional como autonómico, gracias sobre todo también a las más que desafortunadas excusas dadas al más alto nivel político.

En Andalucía, la ya cesada ex consejera de Educación, Adelaida de la Calle, aseguraba en un instituto granadino sin aulas climatizadas que los aires acondicionados o los ventiladores en las aulas “no eran la solución más adecuada” para solventar este problema a unos estudiantes con déficits de concentración y víctimas de golpes de calor. Al contrario, la ex titular andaluza de Educación optaba sin rubor por promover el uso de vías de refrigerio alternativas como toldos, mayor profusión de arbolado en zonas externas de los colegios, etc.

Todo ello pese a ser más que consciente de que los más de 2.000 centros escolares públicos de toda Andalucía son los únicos de titularidad autonómica que no cuentan con servicios de refrigeración adecuada.

Tuvo que intervenir en el Parlamento andaluz la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, para prometer sine die que se hacía cargo al fin del asunto y que el próximo curso escolar empezaría a acometer un plan integral de adecuación climatizada de las aulas. Todo ello después de que miles de alumnos y asociaciones de madres y padres de alumnos hayan reclamado una actuación urgente de la Administración, que hasta ahora venía haciendo oídos sordos a un problema que se repite periódicamente durante varios meses cada curso escolar.

Niños desmayados, golpes de calor, aulas a más de 30 grados, prohibición de medidas alternativas costeadas por los padres, abanicos de papel, toldos y otros despropósitos

En Madrid, el titular de Sanidad y anteriormente tertuliano de temas de salud en Telemadrid, Jesús Sánchez Martos, aconsejaba con aplomo y mucha sorna que el aire acondicionado no era aconsejable entre los escolares porque puede “producir alteraciones en ojos y cuello”. Quizá por eso solo lo tienen algunos profesores exclusivamente en el aula dedicada para ellos y poco más.

De ahí que el titular madrileño de Sanidad aconsejara “doblar, doblar y doblar” papelitos hasta hacer abanicos. Et voilà! Adiós al calor extremo en las aulas a más de 30 grados. Otro iluminado para la galería.

Estas erráticas y tremebundas declaraciones realizadas estos últimos días de calor sofocante –donde se han registrado temperaturas muy por encima de los 30 grados centígrados en el interior de muchas aulas, cuando lo establecido legalmente no debe superar los 27 grados– han servido para situar en primera línea política un lacerante déficit de décadas, que nunca se ha abordado adecuadamente por ninguno de los sucesivos gobiernos a nivel nacional y autonómico.

Protestas de alumnos sevillanos y asociaciones de padres ante el Parlamento andaluz.

Durante años, algunas asociaciones de padres y madres de Sevilla consultadas por este diario reconocen los tremendos problemas y cortapisas que tanto desde la Administración autonómica como a nivel municipal, titular de los centros escolares, han puesto para que sean los propios progenitores los que coloquen ventiladores costeados por ellos que aminoren los efectos del calor dentro de las aulas entre los alumnos.

Recientemente, en un céntrico colegio público se rechazó dar el visto bueno a esta iniciativa pese a que inicialmente sí se había contemplado, mientras en otros colegios por el contrario se tomaba unilateralmente la decisión de colocarlos.

La arbitrariedad y discrecionalidad es actualmente la norma en los criterios a seguir para una correcta climatización de los centros escolares. Nada ni nadie sabe qué directrices seguir, de ahí que se opte por el camino de los hechos consumados en muchas ocasiones. Como en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Marie Curie de Sevilla, que este viernes 16 de junio, con temperaturas previstas de 41 grados, su profesora ha decidido sacar a los alumnos de Infantil a una zona de sombra en el patio porque el calor dentro del aula era aún más insoportable.

Posiblemente, si la responsabilidad política no es de nadie a estas alturas del conflicto, será solo por un fallido consejo negacionista dado por aquel primo científico del ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

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