Infanta florero

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En los escasos 22 minutos que dedicó exclusivamente a contestar las preguntas de su abogado se puede extraer la contundente conclusión de que ni siquiera manejaba las tarjetas de crédito a su nombre y que todos los negocios los delegaba en su esposo. Mujer abnegada donde las haya. Ella, argumenta, se encontraba muy ocupada con la atención a sus hijos, que entonces eran muy pequeños, y en su plena dedicación a su trabajo, amén de un centenar de actos institucionales al año por su condición de miembro de la Familia Real. Ante todo esposa y madre, poco más. Flaco favor hace con su declaración ante un tribunal de justicia a las millones y millones de españolas que luchan día a día por una complicadísima emancipación familiar y conyugal y contra un no menos injusto y aún machista mercado laboral.

Hija de rey, hermana de rey, infanta de España, sexta en la línea de sucesión a la Corona de España y ex duquesa de Palma de Mallorca, Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia, de 50 años, ha hecho historia este 3 de marzo de 2016 al ser el primer miembro de la realeza española en sentarse ante un tribunal de justicia. La infanta está acusada por el sindicato Manos Limpias de dos presuntos delitos fiscales por el que se le reclama una pena de ocho años de prisión como supuesta cooperadora en los dos delitos fiscales que se atribuyen a su esposo y principal acusado, Iñaki Urdangarin, en la gestión supuestamente fraudulenta de la sociedad Aizoon en los años 2007 y 2008.

Cristina de Borbón, serena pero con el mismo gesto apesadumbrado y de mirada perdida que ha mantenido hasta ahora en su asiento del banquillo de los acusados durante todos los días del juicio, se ha desvinculado por completo de la gestión de la empresa mercantil Aizoon, que compartía al 50% con su esposo, Iñaki Urdangarin, y que según la investigación judicial sirvió para desviar casi un millón de euros, exactamente 923.049 euros de contratos públicos del Instituto Nóos, y asimismo para evadir un total de 337.000 euros a Hacienda en los años 2007 y 2008.

“No tenía firma ni poderes en Aizoon”, dijo a su abogado la infanta, y añadió: “Nunca di instrucciones a nadie en la sociedad”. Para subrayar su supuesto desconocimiento de las irregularidades cometidas por su marido, intentó también echarle un cable en su declaración: “Confío plenamente en mi marido y estoy convencida de su inocencia”. Lo dicho, una mujer abnegada cien por cien. En España se sustituye habitualmente por el término machista “mujer florero”.

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