Es sencillo. Para que haya un acosado sólo se necesitan dos cosas: un acosador y un entorno que lo permita.

Uno.- El entorno es permisivo si está constituido en su mayor parte por acomplejados, insatisfechos, reprimidos, sumisos, corrompidos,  inhibidos y dependientes, en todas sus combinaciones, y grados o predominio.

Hay muchas más posibilidades si el acosado reúne las características apropiadas: empeño por agradar y ser  aceptado; y un pensamiento rígido.

Dos.- El acosador es un cerdo.

Si apoyas a un cerdo, eres un cerdo (aunque no un “hijoputa”).

Por fin nos hemos enterado: el “Nuevo” ha llamado “hijoputa” a uno de los jefes, y la máquina de la Justicia está que echa humo.

Ambiente entre perplejo y enrarecido en la planta 15 y algún grupito cerca del aseo. 

Vaya.

Definición de hijoputa: No incurrir en error. A pesar de las apariencias, nada tiene que ver con “hijo” ni con “puta”. Dícese de aquel individuo que actúa a sabiendas del daño –casi siempre irreparable- que su conducta acarrea, así como de lo injustificado de la misma.

Es, desde luego, alguien con valores: “Nadie Está Por Encima de Mí”, “Si No Me Sigues El Juego Acabo Contigo”, y otros de contenido muy similar. 

La llegada de “El Nuevo” coincidió con la de “Beckham”, y también con la visita del hijo de “La Marquesa”, que pasaba a recogerla. Un muchacho encantador y excesivamente delgado –drogas, quizá-, acostumbrado a ser continuamente aprobado. 

Sacamos algunos cafés. Enseguida resultó evidente el contraste entre “El Nuevo” y “Beckham”; el primero, decidido a caer bien inmediatamente; el segundo, casi invisible. El hijo de “La Marquesa” se desenvolvía estupendamente. 

Escuchamos como pudimos los chistes sin gracia y ofensivos del “Babas”, mientras “La Marquesa” sostenía como con descuido su vaso y “La Maribadesa” sonreía sin convicción. Los demás hacíamos que escuchábamos, excepto Almudena, con el ceño ligeramente fruncido, sin duda preguntándose de dónde podía haber salido semejante individuo.

Nadie pareció reparar en que “La Marquesa” había movido discretamente su mesa  –es un decir-, de manera que su asiento daba completamente la espalda al puesto de “El Nuevo”.

Raramente tenía contacto con él. Más Almudena y algunas de las chicas. Tomaban café; no comentaban apenas nada del trabajo,  “El Nuevo” se dedicaba a flirtear con poca maña y convicción con Almu; en alguna  ocasión se mostró preocupantemente inflexible con algún asunto de opinión; pero todos acababan bromeando.

La rutina transcurría como es ella, monótona y cansina.

La bomba. Que este tío no ha llamado “hijoputa”  al jefe, sino a alguien del  Departamento.

Almu ha llamado a la amiga de Conchi, la de Comercial,  que está encima de Personal, pero no ha soltado prenda.

Pero por lo visto es muy fuerte, y hay más testigos que en el asesinato de César o la muerte de Chanquete.

Y es que no podemos ni decir que “El Nuevo” fuese un mal chaval; notábamos alguna salida de tono, un poco pesado con algunas compañeras, sí;  pero anda que no se le aguantan chorradas al Babas…

DRAMATIS PERSONAE

EL NUEVO:  Muy preparado. Algo acomplejado. Muy proclive a buscar aprobación, a que le hagan caso. Destaca. Ése es el problema. Se provoca el vómito después de comilonas. Inseguro emocionalmente.

LA MARQUESA:  Se figura por encima de los demás. De una “clase” que sólo existe en su imaginación.

Ni guapa ni fea. Vive como si permanentemente hubiese un espejo de cuerpo entero delante de ella. Pero el maquillaje no lo arregla todo.

El tiempo y la vida se utilizan en lugares públicos caros, ropa y complementos que la distingan (siempre que el precio supere cierta cifra), y cualquier actividad en la que pueda ejercer como protagonista.

Mira por encima del hombro (o de la nariz, según).

LA CHINA (ALMUDENA):  Esta denominación responde a sus  facciones, caucásicas pero de ojos ligeramente rasgados.  Padre japonés, madre europea.

Bautizada así  por “El Babas”, tras contradecirle en el  recuento de votos de las elecciones sindicales.

EL BABAS:  Sujeto misógino, aunque pretende aparentar justo lo contrario.

La mujer  –de acuerdo con su imaginería- es una chica tímida de los años 50 o comienzos de los 60,  a la que él debe instruir, liar y confundir y, finalmente, burlar;  ella sonreirá encantada incluso en este último caso y,  naturalmente,  jamás se enfadará  ni le dejará en evidencia.

Su mayor empeño es lograr lo máximo con el mínimo esfuerzo. Este objetivo únicamente se consigue manipulando convenientemente a los que te rodean: compañeros y jefes, familiares y amigos. Porque, desde luego, forman familias. ¿Amigos? No. Sólo cómplices y pardillos que espabilan y le huyen.

Especialidad: difamación,  enfrentar a la gente (sin su conocimiento, se entiende).

BECKHAM: A las chicas le sorprende que las Mariabadesas hayan invitado a desayunar  al “Beckham”.

No sé por qué: es un macho joven, pasivo y callado.

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