Orgulloso de saberme partícipe de los pertenecientes al selecto cuando no exclusivo grupo de los que se saben dignos incluso de sus enemigos, es por lo que hoy acudo a la parte más reducida, la compuesta en este caso por los que me honran con su amistad; para hacer mención expresa de lo referido por uno de sus integrantes más meritorios, uno cuyo nombre no viene al caso, el cual siempre me alertó de la inefable realidad en la que se erigían los que, habiendo iniciado su carrera política en funciones orgánicas, acababan por desempeñar rolles de ejecutiva trascendiendo con ello no tanto sus funciones, como sí más bien sus miramientos, enturbiando con ello de manera definitiva el ya de por sí complejo escenario en el que se mueve ya hoy y tal vez por siempre, el otrora arte que denominamos Política.

Perdidos quién sabe si en la falta de perspectiva a la que la permanente apuesta por la actualidad nos obliga, lo cierto es que la dosis de realidad imperante en el comentario gana muchos enteros si lo ubicamos en el justo contexto proporcionado por el momento en el que fue emitido. Sumido así en los vaivenes que van de las discusiones vinculadas a la corrección o no en lo atinente a procedimientos de Primarias para la obtención de carga moral imprescindible para ostentar cargos, ni siquiera ya para liderar Listas; el comentario alcanzó su clímax de validez, muy a pesar de la voluntad de su interlocutor no me cabe duda, cuando la esencia del mensaje se erigió en paladín de la verdad, como en este caso apuntó el conato de conflicto armado en el que degeneró el espeluznante espectáculo de la bicefalia (Almunia-Borrell) de la que fue objeto el PSOE no hace tanto tiempo.

Para aligerar la carga de los que todavía se muestren incapaces en el sin duda penoso menester de equiparar la conveniencia de la presente reflexión en lo concerniente a su conveniencia para con lo destinado a aportar algo a la tan traída y llevada actualidad, les apunto que entonces, como hoy, la relación de discordancia que existe entre un Secretario General de una entidad política y un candidato a presidente, no digamos si es a Presidente del Gobierno, es tan grande, que cualquiera con dos dedos de frente podría no solo poner de manifiesto tales divergencias, sino que de hacerlo de manera mínimamente notoria dejaría en clara evidencia a quienes tras el análisis de la exposición, permanecieran empecinados en lo que a esas alturas sería tan solo la enconada defensa de una causa perdida, cuya defensa nos autorizaría a pensar que se halla amparada en consideraciones de carácter nada transparentes, o a lo sumo tendenciosas.

Lejos de cualquier hacer subjetivo, alejados pues de cualquier apasionamiento ideológico o procedimental, los requerimientos que en materia de aptitud resultan imprescindibles para que un Secretario General pueda llevar a cabo sus funciones distan tanto del acervo que a su vez ha de conformar las disposiciones originales de un Candidato a la Presidencia del Gobierno, que más que buscar semejanzas entre ambos, lo lógico, cuando no lo correcto, pasaría por la adopción de una postura de franca preocupación en el caso de encontrar tales coincidencias en una mima persona.

A título concreto, atendiendo por ello a parámetros mesurables desde el punto de vista objetivo, los intereses de una y otra figura no solo no pueden coincidir, sino que por el bien de ambos procederes, éstos han de enfrentarse si cabe encarecidamente.

Es así que la labor que en todo momento ha de ofuscar el ánimo de un Secretario General ha de centrarse en la generación y posterior gestión de un cúmulo de satisfacciones encaminadas a lograr, radicando ahí la diferencia, el bienestar a un reducido grupo de personas cuyo denominador común se ubica, procediendo de manera un tanto somera, en la pertenencia clara y sin ambages a una estructura fija y en principio inamovible, cuyo cemento lo aporta algo tan subjetivo como es la Ideología, lo que reduce casi a cero cualquier intento de conformar un desarrollo fundamentado en el razonamiento, por estar como digo éste supeditado al impacto de lo sentimental.

Por el contrario, y para nada resultaría exagerado decir que imposibilitando de manera evidente el menor atisbo de contacto, los intereses de un Candidato a Presidente de un Gobierno han de ser tan diferentes, que el mínimo parecido, ya sea etimológico o real, de darse, habría de ser el detonante para levantar sospechas hacia quien lo promueva.

De entrada, un Candidato a la Presidencia del Gobierno habría de desterrar de su vocabulario el término intereses. Por definición extractada del Manual de Procederes Costumbristas, ente evolucionado desde la Tradición; la persecución del interés aparece dotada de unas connotaciones que en contraposición al innato proceder que se le supone a un Presidente del Gobierno, a saber el de promover por activa y pasiva el bien general, resulta claramente peyorativas.

Por eso, aunque no solo por eso, cuando el Sr. Secretario General del Partido Socialista Obrero Español (HOY TODAVÍA P.S.O.E., en estos precisos instantes aún D. Pedro SÁNCHEZ), ha apostado todo su acervo, y con ello el absoluto de su continuidad, a algo tan difícil de garantizar como es la obtención del sillón negro en la bancada del Gobierno, el que te acredita como Presidente del mismo; no solo ha llevado a cabo una apuesta tremendamente arriesgada, sino que objetivamente ha vendido su alma al diablo.

Una vez constatada desde la perspectiva que te proporciona el llevar casi un año ¡un año!, no tanto con el Gobierno, más bien con España, en funciones, una de las pocas cosas que se muestran claras, si tenemos el valor de aceptarlo, pasa por aceptar que para llegar no solo a la consecución, sino en este caso al mantenimiento de tal circunstancia, resulta imprescindible la participación conjunta de las que hoy por hoy siguen siendo las dos principales fuerzas políticas de nuestro país. Es así que Partido Socialista y Partido Popular están de acuerdo solo en una cosa, en la imposibilidad para llegar a un acuerdo. La afirmación, que a priori apunta visos de patochada, alcanza la asíntota próxima al esperpento cuando constatamos que no es sino el quehacer de un proceder individual, personal diría yo, el que se erige en muro definitivo a la hora de poner coto a cualquier solución. ¿Acaso hay algo más antinatural en el proceder político que el que se nutre tan solo de la bilis gestada en un solo hígado?

Por eso que cuando el D. Pedro SÁNCHEZ se jugó todo su crédito apostando al caballo cuyo premio era la Presidencia del Gobierno todo su futuro, puso en juego no solo su condición de Secretario General, lo cual sería licito por considerarse un proceder moral; sino que se ha tomado la libertad de jugar con la tranquilidad de todos los españoles, (no solo de los que forman parte cuantitativa de su formación, esos que antes aducíamos como parte de un todo ideológico), y eso es inmoral, además de considerarse un proceder tramposo, puesto que afecta a consideraciones multitudinarias, por ello morales, para las cuales se ofrecerían soluciones ideológicas, que por mucho que afecten a grandes poblaciones acaban por resultar insuficientes, puesto que la razón ideológica siempre deja con hambre al bien común.

Sin que de mis palabras pueda extractarse el menor atisbo de incoherencia respecto de las últimas palabras que he publicado en este medio, cuyo denominador común pasaba por festejar el “no” de SÁNCHEZ a RAJOY apuntalando tal consideración en los quehaceres ideológicos; no resulta menos cierto que intentar ver contradicción entre esas afirmaciones y las hoy expuestas requieren de la misma mala fe que la aportada por el Sr. SÁNCHEZ a la hora de obligar a asumir a sus seguidores la trágala de que su supervivencia al frente del P.S.O.E. durará lo que dure el actual procedimiento electoral, y dependerá por supuesto de cuál sea el resultado del mismo.

Citando a Maquiavelo en “Instrucciones a Rafaello Girolami”: “(…) A veces las palabras han de servir para disfrazar los hechos. Pero esto se ha de hacer de tal manera que nadie se dé cuenta; o, si se notase, es preciso tener dispuestas las disculpas para poderlas interponer inmediatamente”. 

Si queréis la prueba definitiva de la actual degeneración no tanto de la Política como sí más bien de su praxis, en la cruel sutileza que encierran estas palabras podréis encontrarla. La trampa en forma de farfulla queda incluso elegante si es el Maestro Maquiavelo quien la predica. Por el contrario, si es Pedro SÁNCHEZ el que se acerca pidiendo un poco de oxígeno para su maltrecho cuerpo…¿qué recibe de nosotros?

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Natural de La Adrada, Villa abulense cuya mera cita debería ser suficiente para despertar en el lector la certeza de un inapelable respeto histórico; los casi cuarenta años que en principio enmarcan las vivencias de Jonás VEGAS transcurren inexorablemente vinculados al que en definitiva es su pueblo. Prueba de ello es el escaso tiempo que ha pasado fuera del mismo. Así, el periodo definido en el intervalo que enmarca su proceso formativo todo él bajo los auspicios de la que ha sido su segundo hogar, la Universidad de Salamanca; vienen tan solo a suponer una breve pausa en tanto que el retorno a aquello que en definitiva le es conocido parece obligado una vez finalizada, si es que tal cosa es posible, la pausa formativa que objetivamente conduce sus pasos a través de la Pedagogía, especialmente en materias como la Filosofía y la Historia. Retornado en cuanto le es posible, la presencia de aquello que le es propio se muestra de manera indiscutible. En consecuencia, decide dar el salto desde la Política Orgánica. Se presenta a las elecciones municipales, obteniendo la satisfacción de saberse digno de la confianza de sus vecinos, los cuales expresan esta confianza promoviéndole para que forme parte del Gobierno de su Villa de La Adrada. En la actualidad, compagina su profesión en el marco de la empresa privada, con sus aportaciones en el terreno de la investigación y la documentación, los cuales le proporcionan grandes satisfacciones, como prueba la gran acogida que en general tienen las aportaciones que como analista y articulista son periódicamente recogidas por publicaciones de la más diversa índole. Hoy por hoy, compagina varias actividades, destacando entre ellas su clara apuesta en el campo del análisis político, dentro del cual podemos definir como muestra más interesante la participación que en Radio Gredos Sur lleva a cabo. Así, como director del programa “Ecos de la Caverna”, ha protagonizado algunos momentos dignos de mención al conversar con personas de la talla de Dª Pilar MANJÓN. Conversaciones como ésta, y otras sin duda de parecido nivel o prestigio, justifican la marcada longevidad del programa, que va ya por su noveno año de emisión continuada. Además, dentro de ese mismo medio, dirige y presenta CONTRAPUNTO, espacio de referencia para todo melómano que esté especialmente interesado no solo en la música, sino en todos los componentes que conforman la Musicología. La labor pedagógica, y la conformación de diversos blogs especializados, consolidan finalmente la actividad de nuestro protagonista.

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