Queremos escribir un pequeño relato, pero no sabemos por dónde empezar. ¿Qué hacer?
–Primero debemos ordenar los datos que tenemos en nuestra cabeza. Así por ejemplo, si queremos construir un microrrelato donde un joven acaba hiriendo por accidente a su novia, tendríamos que completar primero las seis preguntas clásicas vinculadas a la redacción, presentación de noticias, investigación científica e investigación detectivesca y policial:
–What? (¿Qué?)
–How? (¿Cómo?)
–When? (¿Cuándo?)
–Who? (¿Quién?)
–Where? (¿Dónde?)
–Why or for what? (¿Por qué o para qué?)
–Respondamos a las preguntas que nos pide el microrrelato. ¿Qué ocurre? Un accidente. ¿Cómo? Por culpa de un dron. ¿Cuándo? De madrugada. ¿Quién lo sufre? La novia del protagonista. ¿Dónde? En su dormitorio. ¿Por qué? Porque el protagonista quería grabarla desnuda mientras ella dormía. Ya tenemos desarrollada la historia, su esquema básico, la intención del protagonista, incluso su final.
–Desgranemos cada punto (aunque muchos escritores no necesitan más datos para escribir un microrrelato, pequeño relato, cuento o historia, tan sólo para construir una novela). ¿Cuántos protagonistas aparecerán en nuestra historia? Uno: el dueño del dron. Secundarios: su familia. De la amada apenas se oirán sus gritos en la oscuridad de su cuarto. Él es un chico joven, de unos 18 años, por supuesto soltero y sin compromiso, obsesionado con los drones y la mujer de su vida: una joven de su edad, hermosa, a la describiremos al final.
–Tiempo del relato. Ocurrirá todo dentro de la misma unidad temporal, es decir, en el mismo día. El relato puede comenzar por la mañana, cuando el chico acude a una juguetería a comprar un dron. Esa excusa nos servirá para conocer las prestaciones del robot y las intenciones del protagonista. Al regresar a casa, le mostraremos al lector su familia, con el único objetivo de darle algo de aire, más amplitud, al relato. Sería un conocimiento breve. Después la familia sale de casa y el protagonista se queda solo montando el dron.
–Sé original y conoce de antemano el final. Para Edgar A. Poe, lo fundamental en el relato era el final de la historia y su originalidad: “Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida […]Teniendo siempre a la vista la originalidad (porque se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que yo deba elegir en el caso presente?”
–Lineal y breve. Si ya tenemos una historia original, los protagonistas, el tiempo del relato y sabemos de antemano el final, el resto es sencillo: adopta una estructura lineal y sé breve.
El protagonista sitúa su dron frente al bloque de pisos de su amada. Es de noche. Hace volar su imaginación al mismo tiempo que el dron entra volando por la ventana del dormitorio. Aquí el protagonista puede recordar algún breve desencuentro con la chica (técnica de flashback). Vuelta a la realidad. Ahora el lector puede verla a ella durmiendo –descripción de la amada–, gracias a una cámara con infrarrojos instalada en el dron. Sin embargo, el protagonista pierde el control sobre el vehículo y éste cae encima de ella. Sangre, gritos. Él sale huyendo. Alguna frase final que conecte con el principio de la historia. Fin.
Hemos completado fácilmente nuestro relato. Un relato sencillo, por supuesto, con una cierta originalidad, final premeditado, estructura lineal (principio, desarrollo, final), identidad de los personajes, algún que otro flashback y las 6 preguntas clave: quién, cuándo, cómo, dónde, por qué y para qué.
