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Un reciente estudio del Centro de Investigaciones Pew (Pew Research Center), algo así como un grupo de expertos norteamericanos cuyo objetivo es la reflexión intelectual sobre asuntos sociales, dice que el 80% de los adolescentes norteamericanos prefiere enviar un mensaje de texto que hacer una llamada oral. Si observamos nuestro alrededor, y nos observamos a nosotros mismos, nos daremos cuenta rápidamente que cada vez utilizamos más el teléfono móvil como si fuese una tableta. Es más, ya nos estamos acostumbrando a ver gente por la calle sosteniendo enormes tabletas en sus manos de 7 o más pulgadas que utilizan para comentar y responder en cualquiera de las RRSS que emplean.

Pero el uso del teclado por encima de la voz puede responder a otro tipo de condicionante más acorde a nuestros jóvenes, que van adaptando su modo de relacionarse a las aplicaciones de las que disponen. La llamada de voz establece una desigualdad entre los interlocutores, algo que corrige el lenguaje escrito, sobre todo si es por medio de imágenes. La comunicación está sujeta al ruido ambiental o incluso a las personas que rodean al comunicador, provocando que modifique su tono de voz, o puede que hasta su forma de hablar, según con quién esté acompañado en ese instante. Uno de los ejemplos más extendidos es el de la pareja que telefonea a su media naranja cuando esta está en su lugar de trabajo rodeado de otros compañeros, entonces su forma de hablar se torna cambiante por la presencia de conocidos. En esta situación la llamada telefónica puede considerarse como una intrusión en la intimidad del receptor, ya que es instantánea y requiere una respuesta inmediata, sin que el usuario disponga de tiempo para preparar una respuesta conveniente. No es la voz la que provoca el rechazo, ya que se ha puesto de moda el envío de audios mediante WhatsApp, sino que lo que rechaza el usuario es el hecho mismo de tener que responder de manera inminente, sin tan siquiera meditar antes lo que va o no a decir. Por otra parte, quizá este rechazo a la llamada de voz también tenga que ver con el miedo de los adolescentes a hablar, y en su lugar prefieren el uso de emoticonos o imágenes prediseñadas que responden a su estado emocional en cada momento.

Otra de las curiosidades de la utilización de los móviles como medio global de comunicación puede responder a un control por parte del receptor de cómo, cuándo y dónde responder. Y además tanto emisor como destinatario pueden conservar un historial de la comunicación, algo que en el lenguaje hablado es más complicado. Mantener un historial da seguridad a ambas partes en el caso de una comunicación que requiera una revisión posterior. Esto último nos obliga a tomar conciencia de que nuestros mensajes pueden ser reproducidos y cuidamos más lo que escribimos.

En cualquier caso, lo cierto es que cada vez hablamos menos por el móvil, de la misma forma que el contacto se establece más asiduamente a través de perfiles de Redes Sociales, lo que plantea la comunicación no verbal como el futuro de las comunicaciones.

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Escritor conocido por sus novelas de género policíaco. Ha impartido clases en la Escuela Canaria de Creación Literaria, es colaborador del Diario del AltoAragón y del El Periódico de Aragón. Ha sido el organizador de las diferentes ediciones del Concurso literario policía y cultura (España) y colabora en la organización del Festival Aragón Negro en las actividades convocadas en la ciudad de Huesca. Desde el año 2012 es considerado el creador del término Generación Kindle, nomenclatura utilizada para referirse a una serie de escritores surgidos de la edición digital. En el mes de enero del año 2013 fue uno de los seis finalistas preseleccionados para optar al Premio Nadal en su 69º Edición con la novela La noche de los peones.

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