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Hace una semana en Tenerife, La Laguna se convertía en el ojo del huracán. Desgraciadamente, no por su belleza.

Un concejal del PSOE era despelotado literalmente por unos mensajes de WhatsApp inoportunos que fueron a caer al sitio equivocado.

Nada podía solucionar, porque la evidencia era más que visible, y la venganza hacia él estaba servida.

Nunca pudo ser más afortunado ese refrán que dice: “Cuando las barbas de tu vecino veas quemar, pon las tuyas a remojar”. Porque es más que elocuente, que detrás se esconden los que en su momento se vieron traicionados por dicho concejal.

Y negarlo, es faltar a la verdad.

Lo curioso del caso, el cual me repugna y es vomitivo, es ver como de repente se levantan las espadas para rajar en canal a quien, sin cometer delito alguno, ya que no se sostiene como delito la actitud del personaje, se le manda a la hoguera.

La pregunta que me llevo haciendo estos días es: ¿La ofuscación social es producto de esas palabras machistas, prepotentes y chulescas?. O, ¿por el contrario, es la oportunidad de quitar a uno de los que sostienen el pacto, el cual, la oposición en bloque, excepto tres concejales del PSOE, desean romper sí o sí?

La reacción mediática ante lo ocurrido, para nada tiene que ver con las reacciones que se producen tras un asesinato machista, o sobre el acoso escolar que sufren a diario niños y adolescentes.

Zebenzui González ha recibido el castigo que más daño puede hacer y que no es otro que el rechazo de la sociedad. Pero él es letrado, y como tal, imagino que sabrá cómo salir de este embrollo en el que él sólo se ha metido.

Claro tengo también, que alguien tendrá que investigar si en el ayuntamiento de La Laguna, los favores se pagan como dice este individuo, porque hablamos de posible delito, y, por si fuera poco, deja caer que las mujeres “enchufadas” satisfacen sus deseos con sus cuerpos.

En el ayuntamiento de La Laguna esto no ha hecho más que empezar. Y dentro del PSOE,también.

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