Uno de los momentos periodísticos de la historia de la radio española se produjo aquel 9 de abril de 1977 cuando, con voz entrecortada y jadeos, Alejo García a través de las ondas de Radio Nacional de España, anunciaba la legalización del Partido Comunista de España. Ese día, con todas las consecuencias que trajo consigo, fue cuando realmente nació la democracia en España.

Tras la muerte de Franco hubo muchas presiones para que el PCE no fuera legalizado. En este país había demasiada gente que aún creía que se había derrotado al comunismo en la Guerra Civil y pusieron toda su influencia y su poder (que ejercían) e incluso incluyeron un artículo en la reforma del Código Penal que autorizaba la legalización de asociaciones políticas que no podía referirse a otro partido que al comunista ya que quedaban excluidos de la reforma aquellas organizaciones que «sujetas a disciplina internacional quisieran imponer un régimen autoritario». Esta cláusula se refería exclusivamente a los partidos comunistas leninistas con obediencia soviética.

Sin embargo, en la calle todo era muy distinto. El ansia de cambio de régimen hacía que más de dos tercios de los españoles estuvieran a favor de la legalización del Partido Comunista según datos demoscópicos que manejaba el gobierno de Adolfo Suárez en febrero de 1977.

Pero para llegar a ese día 9 de abril, ese sábado de Semana Santa, tuvieron que pasar muchas cosas y la decisión de Suárez no fue en ningún modo improvisada.

El proceso de legalización se inicia en el mes de febrero de 1977 cuando el Secretario General del PCE decide entrar clandestinamente en España. «Al morir Franco yo me planteé que era el momento en que tenía que regresar a España. Empezaba a moverse todo y, o estabas aquí, o no tenías ninguna influencia sobre los hechos», afirmó Carrillo en el documental La Transición, emitido por RTVE. Carrillo entra en España disfrazado con una peluca y con lentillas en el coche de su amigo Teodulfo Lagunero. Llevaba un pasaporte falso a nombre de Raymond B. Pasaron la frontera sin problema pero a pocos kilómetros fueron parados por un retén de la Guardia Civil encargado de filtrar coches para la búsqueda de contrabando. Los agentes no reconocieron a Carrillo y pudieron seguir viaje a Madrid donde Lagunero había comprado varias viviendas donde el Secretario General comunista podría trabajar en la clandestinidad. Una de esas viviendas, situada en el barrio de El Viso incluso estaba equipada con cristales blindados.

Durante esos primeros meses Carrillo se estuvo reuniendo con algunos camaradas muy seleccionados. Nadie sabía que ya estaba en España. La gran mayoría creían que se encontraba en París, pero lo que estaba haciendo Carrillo era empezar a trabajar en su plan para que el PCE fuera un partido legal cuando se implantara un régimen democrático en España. Aún gobernaba Carlos Arias Navarro y los planes de transición de la dictadura a la democracia eran conocidos por las personas más cercanas al entorno de Juan Carlos de Borbón y a los ministros más aperturistas. Por otro lado, Carrillo está intentando que las dos plataformas de oposición se unan en una sola cosa que se produce en el mes de abril al formarse Coordinación Democrática.

A nivel interno Carrillo modifica totalmente la estrategia del PCE. La situación cambia con la dimisión de Arias Navarro y la llegada al poder de Adolfo Suárez. Unos días después de que el abulense jurase su cargo el Comité Central del PCE se presenta a cara descubierta en un acto en Roma. Personajes como el propio Carrillo, Dolores Ibarruri La Pasionaria, Ramón Tamames, Pilar Bravo, Rafael Alberti, Marcelino Camacho o Gregorio López Raimundo se muestran como dirigentes del partido. La intención de Carrillo es la de presionar al Gobierno pero a nivel interno la salida a la luz también es un modo de decir que el Partido Comunista quiere ser partícipe con papel protagonista en el proceso de democratización de España. En su discurso Carrillo lanza un mensaje tanto a Suárez como a todos los españoles ya que el tono utilizado es muy moderado dejando claro que el PCE acatará todas las reglas democráticas. Pero, sobre todo, deja claro al partido y a todos sus militantes que los métodos de lucha revolucionaria del pasado en ese momento ya no tenían sentido porque había que actuar según los modos de cualquier democracia occidental.

En agosto Carrillo se marcha unos días a Cannes, a la casa que allí tiene Teodulfo Lagunero. Ahí se produce un incidente en el que Carrillo amenaza con organizar una rueda de prensa en Madrid y poner al Gobierno en un brete. Quiere que le den el pasaporte que por ley le corresponde como ciudadano español. Lagunero marcha para Madrid y se reúne con su amigo Aurelio Menéndez, ministro de Educación. Éste se compromete a intentar buscar una solución pero pide que Carrillo no fuerce mucho la situación porque podría estropear todo el proceso. Lagunero se reúne también con José Mario Armero quien se pone en contacto con el vicepresidente Alfonso Osorio. Armero va a Cannes a escuchar a Carrillo. No lleva ninguna propuesta, ni siquiera del tema del pasaporte, va a escuchar al secretario general comunista. Esta reunión tiene como consecuencia que el Gobierno establezca que el propio Armero se convierta en enlace con los comunistas quienes determinan que sea Jaime Ballesteros quien se reúna con el emisario de Suárez.

El otoño político de 1976 está marcado por la Ley para la Reforma Política y por el referéndum y por la unión definitiva de la oposición en la Plataforma de Organismos Democráticos (POD). La Ley se aprueba con mayoría abrumadora en el pleno en que las Cortes franquistas firman su propia acta de defunción y se convoca un referéndum para que los españoles decidan si ratifican la Ley aprobada en las Cortes. Por otro lado, las fuerzas políticas van alineándose. Por un lado, la derecha se une en Alianza Popular, una coalición de fuerzas conservadores procedentes del régimen franquista. En el mismo ámbito ideológico José María de Areílza funda, junto a Pío Cabanillas el Partido Popular (que nada tiene que ver con el partido que ahora lleva las mismas siglas que es heredero de AP de Fraga). En la izquierda, a pesar de haber muchas diferencias sobre todo entre socialistas y comunistas, se funda la Plataforma de Organismos Democráticos y se designa a una comisión para negociar con el Gobierno. Suárez no quiere hablar con la oposición hasta tener los resultados del referéndum, unos resultados que ya sabe que van a ser muy abrumadores.

Carrillo, por su parte, va dando pasos en paralelo a la POD. Es fundamental una reunión del Comité Ejecutivo que se celebra en un molino de la provincia de Guadalajara en la que afirma de manera contundente que el PCE acatará el escenario que salga tras el referéndum. «En esa reunión, en la que había por lo menos treinta o cuarenta personas, yo planteo que si el gobierno hubiera anunciado en vísperas del referéndum que todos los partidos políticos iban a ser legalizados, nosotros hubiéramos podido votar “sí”», confirmó Carrillo en el documental La Transición. Esto es una verdadera revolución en el PCE porque toda la estrategia seguida hasta ese momento no vale para nada y que la estrategia del gobierno es la correcta y la que hay que seguir, es decir, que a partir de ese momento los comunistas no reivindicarán la ruptura porque lo único que les separa de lo planteado por Suárez es su propia legalización.

Sin embargo, Carrillo tiene prisa y va forzando la situación para presionar al Gobierno. Por un lado, aparece en programas de la televisión francesa y sueca en la que se le ve paseando en coche por las calles de Madrid. Por otro lado, y viendo cómo, por ejemplo, se autoriza el Congreso del PSOE, lanza un órdago al convocar una rueda de prensa en un piso de Madrid. «La rueda de prensa fue un éxito de organización. Fueron convocados alrededor de setenta periodistas nacionales y extranjeros. Se les convocó en puntos diferentes, alejados del lugar del encuentro y una veintena de camaradas los recogieron en sus coches y los llevaron escalonadamente al lugar, cuidando de no ser seguidos. La rueda de prensa duró un par de horas. Leí una declaración y posteriormente respondí a una gran cantidad de preguntas. Expuse las posiciones del partido en aquella situación y la mayor novedad, a mi juicio, fue la declaración de que los países que por amistad con la democracia española no tenían relaciones diplomáticas con España quedaban liberados de sus compromisos anteriores con nosotros y nuestro consejo era favorable al restablecimiento de dichas relaciones. En esta situación estaban varios de los países “socialistas” y México. La importancia del gesto residía sobre todo en el hecho de que al manifestarnos así enviábamos a Europa y al mundo el mensaje de que España se encaminaba realmente hacia la democracia», decía Carrillo en sus Memorias. La verdadera intención de esta rueda de prensa era lanzar un órdago al Gobierno y como tal cae en el Ejecutivo.

Unos días después el Secretario General del PCE es detenido. La detención no va más allá de unos días que Carrillo pasa en Carabanchel. Sin embargo, tuvo su importancia puesto que Santiago Carrillo Solares ya había legalizado su permanencia en España.

Los contactos entre Armero y Ballesteros continúan. Se autorizan actos de los comunistas. Sin embargo, el 24 de enero de 1977 se produce el asesinato de los abogados de Atocha, todos de CCOO. La exhibición de disciplina que hace el PCE en el entierro de los abogados provoca que muchas cosas cambien en el Gobierno. Como dijo José Mario Armero en La Transición, «Suárez se dio cuenta que a los comunistas había que tenerlos en cuenta».

La Transición no hubiera sido completa sin la legalización del Partido Comunista junto al resto de fuerzas políticas

En el mes de febrero se produce la entrevista entre Suárez y Carrillo en un chalet propiedad de José Mario Armero. Fue una reunión que duró horas donde se analizaron todos los temas, la situación del PCE, la situación del Gobierno, la economía, los problemas a los que tendría que hacer frente tanto el Gobierno como el Rey si se legalizara al Partido Comunista, la reacción del Ejército. Suárez llegó a ofrecerle la posibilidad a Carrillo de que se presentaran a las elecciones como independientes a lo que éste se niega y amenaza con colocar urnas alternativas en las puertas de los colegios electorales.

Llegan las vacaciones de Semana Santa. Todos los ministros se van salvo Osorio, Landelino Lavilla, Martín Villa, Gutiérrez Mellado y el propio Suárez. Envían los estatutos del PCE a la Junta de Fiscales tras la negativa del Tribunal Supremo a pronunciarse. El Gobierno necesita de la reafirmación legal de que esos estatutos estaban dentro de la Ley para poder legalizar al Partido Comunista. Finalmente, la Junta de Fiscales da la aprobación porque esos estatutos presentados por el PCE en el Ministerio de la Gobernación eran inmaculados. Incluso los que presentó el PSOE eran mucho más radicales. Con el dictamen fiscal, Suárez toma la decisión de legalizar al Partido Comunista de España.

El resto de la historia es conocida pero hay que tener en cuenta un aspecto fundamental para entender lo que ocurrió tras ese 9 de abril de 1977. La Transición no hubiera sido completa sin la legalización del Partido Comunista junto al resto de fuerzas políticas. Una democracia no podía nacer prohibiendo la libertad de asociación a una organización que entonces era la hegemónica de la izquierda, una hegemonía que luego no se tradujo en votos, pero que en abril del 77 era la asociación política más organizada y con más seguidores. Si en las elecciones de julio no se hubieran podido presentar los comunistas la democracia española habría nacido bajo sospecha de tics autoritarios o dictatoriales. Por eso, nuestro régimen democrático nació de verdad el 9 de abril de 1977 cuando todas las ideologías tuvieron el mismo espacio en el que jugar la partida.

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