10/1/2017. Elogio del fotógrafo

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FOTO: Daniel Gago
FOTO: Daniel Gago

El fotógrafo de los retratos de Irene Montero se llama Dani Gago.

ESTA es su página web.

Cometí el imperdonable error de no firmar el trabajo de este currante. Y no cuento esto porque nadie me haya dicho nada. ¿Qué van a decir ya? A veces caigo en la cuenta…

Foto: Daniel Gago

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La prensa digital, tan googlelizada, se olvida en ocasiones de la autoría de las imágenes. A veces recuerdo cómo trabajábamos y lo echo mucho de menos.

Conocí fotógrafos que me llevaban en coche cuando no tenía ni un duro –sí, entonces eran duros– para llegar a la entrevista; fotógrafos que sonreían cuando yo estaba tiesa y que se tensaban cuando me sentía cómplice. Conocí fotógrafos que venían de guerras y sin embargo se conmovían ante una mani de barrio y otros que defendían los derechos sindicales que los periodistas no éramos capaces ni de mirar.

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Un día, en el Polígono Canyelles de Nou Barris (BCN), le pedí a un fotógrafo que esperáramos el regreso de un skinhead con el que yo había pasado dos días espídicos para un reportaje. Cuando al fin apareció, el tipo puso ante nosotros una caja. Se la tendió al fotógrafo –yo era una mujer…– y cuando él la sostuvo en vilo, el chaval la abrió y extrajo una pistola más negra que mi mala conciencia.

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Otro día, un fotógrafo me acompañó a trabajar un reportaje sobre las jovencísimas putas negras que se ofrecían en los alrededores de Cuzco (MAD). Jovencísimas es 12 y es 13 y es 15. Después de horas de hablar con ellas, cuando el fotógrafo sacó la cámara echaron a correr. Era, según decían, un aparato para robarles el alma. Con estos ojitos vi cómo aquel profesional convenció a las chiquillas de que el mal no venía precisamente de su cámara.

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Cuando aún había cuartos oscuros de revelado en las redacciones, recuerdo algunos de mis mejores ratos de curro allí metida.

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Bali, Jorge, Kike, Santi, Oriol, Domènech…

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Jugábamos a ser periodistas, y por lo tanto, lo éramos. Ahora todo parece una construcción de otra cosa, una construcción de quienes ignoran que informar es jugar con las complicidades.

Los fotógrafos…

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Y mañana, seguiremos en Google, claro.

 

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