Durante la entrevista ha tenido la oportunidad de preguntarle sobre la figura de Arnaldo Otegi y sobre la reunión que mantuvieron en el año 2018

Fue un momento para mi muy trascendental, porque yo había pensado muchas veces en lo que Otegi estaba haciendo, en lo que había hecho. Cada declaración que hacía yo la seguía con intensidad. Su contribución fue decisiva para que pudiéramos ver el final de la violencia. Esto es un hecho objetivo, es así. Cada uno puede tener la opinión de Arnaldo Otegi. Pero yo sí sé que para la Historia, para la verdad, Otegi fue un político decisivo.»

Ha sido contundente Zapatero sin dejar fisuras.

«Aquellas cinco o seis horas fue un repaso de lo sucedido en los últimos años. Hablamos abiertamente de los orígenes de ETA, de cómo fue la trayectoria. Le transmití que tenían aún un largo recorrido por hacer, en asumir la culpa, en sentirse mucho más cerca del dolor de las víctimas, en el daño causado. Él me escuchó y creo que intentaba tomar nota.»

Sobre la actitud que están teniendo la mayoría de las formaciones políticas respecto a EHBildu, les ha afeado su comportamiento: ha recordado que «todos los partidos políticos señalaban que cuando ETA dejara las armas, jugarían en el juego democrático» y que «esa fue la promesa democrática».

Ha indicado que las formaciones políticas no le reconocen su labor a la izquierda abertzale, pero que no lo hacen «porque piensan que es un mérito del PSOE», y lo cierto es que «todos estamos muy satisfechos de verles en las instituciones y no apoyando o con las pistolas matando». «Esa es la realidad» ha sentenciado.

Además, se ha mostrado abierto a volver a dialogar próximamente con Arnaldo Otegi, pues lo considera «bueno».

Estas declaraciones se producen en un momento en que los votos de EHBildu para la investidura no son determinantes, pero sí están suponiendo una muestra evidente de apoyo y responsabilidad. Aunque nadie hable de ello y ningún medio quiera poner el foco sobre los discursos que viene dando Otegi. Un compromiso desde la izquierda soberanista que no ha puesto problemas ni vetos, que apuesta por una unidad de acción soberanista, fundamentada en valores republicanos y que realmente considera que es momento de abordar una nueva estructura que canalice las necesidades de un país del siglo XXI anclado en viejas fórmulas que son contrarias a las necesidades de la mayoría social.

Llama la atención cómo desde las elecciones del 10N se evita escuchar el discurso de EHBildu y cómo las formaciones que se autodenominan «constitucionalistas» se empeñan en tildarles de hechos que no son ciertos, de criminalizarles y no tener en cuenta que han pasado a formar parte de la vía institucional democrática y que, además, están teniendo un respaldo muy considerable en el País Vasco.

 

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