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Zapatero, a tus zapatos

Manuel I. Cabezas González
Manuel I. Cabezas González
Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada Departamento de Filología Francesa y Románica (UAB)
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análisis

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Acababa de empezar la campaña electoral para las elecciones del 20N de 2011 y todos los partidos, como de costumbre, empezaron a secretar mensajes, que no intentaban informar e ilustrar a los votantes, que es lo propio de los “mensajes referenciales”, sino que trataban de llamar su atención (mensaje fático) y de empujarlos para que depositasen en ellos su confianza (mensaje conatativo). Por otro lado, personajes públicos o diferentes colectivos empezaron también a dar soporte a las distintas candidaturas. Así, por ejemplo, J.J. Vázquez se decantó por el finado A. Pérez Rubalcaba; o “los de la ceja”, esta vez, apoyaron a IU; o los distintos medios de comunicación, que combinan su función comunicativa con la función conativa, arroparon, como de costumbre, a una o unas de las opciones en liza.

Uno de los personajes públicos que dio su apoyo explícito a un partido político (UPyD) fue el Nóbel Mario Vargas Llosa con el artículo “Una rosa para Rosa”. En su texto, el Nóbel peruano anuncia que votará a UPyD, el 20N, y expone sus razones. Por un lado, dará su voto a UPyD para no votar al PP en esta ocasión, porque desconfía de las mayorías absolutas, que pueden generar “iniciativas arbitrarias y hasta autoritarias”. Además, “UPyD es un partido comprometido con las reformas liberales” y se opondría a la supresión de las “reformas sociales” hechas por Zapatero, si el PP necesitara una alianza con UPyD. Por otro lado, UPyD tiene “posiciones absolutamente lúcidas” sobre la estructura y la desintegración de España. UPyD se ha comprometido también a ayudar a la oposición democrática para acabar con los “52 años de dictadura” en Cuba. Asimismo, UPyD es un partido liberal “en sus convicciones democráticas, en sus posturas tolerantes, en la diversidad que admite y fomenta entre sus militantes” […] lo que da a esta formación política un aire fresco, joven, renovador, idealista, sano, desprovisto del cálculo y los apetitos que suele enquistar el tiempo en los partidos políticos”. Finalmente, UPyD tiene una de los mejores avales posible: Rosa Díez, una mujer “con convicciones muy firmes”, con “un coraje a prueba de terroristas y fanáticos” y “con solvencia moral”.

Vargas Llosa es uno de los “escribidores” más destacados de la República de las Letras. Es un excelente fabulador y un extraordinario creador de nuevos  mundos lingüísticos. En el campo de la creación literaria, ha dado muestras sobradas de lo que es capaz. Ahora bien, escribir sobre lo que sucede en la sociedad y analizarlo en los medios de comunicación, es harina de otro costal.  La “función poética” debe dejar paso a la “función referencial” (R. Jakobson). Y para esto, todo “escribidor” objetivo, honesto y profesional debe informarse y contrastar las informaciones en fuentes diferentes (la euresis de Aristóteles). Esta es la condición sine qua non para no engañar ni defraudar a los lectores. Ahora bien, no parece que Vargas Llosa haya tomado estas precauciones para redactar el panegírico de Rosa Díez y de su partido, UPyD, que he resumido ut supra.

Con conocimiento de causa, por haberlo vivido en mis propias carnes (he sido el militante nº 1.150 de UPyD),  puedo decir, y lo digo, que Rosa Díez y “su” partido UPyD estaban en las antípodas de la hagiografía propuesta por Vargas Llosa. UPyD era lo más parecido a una genuina “granja orwelliana”, donde la arbitrariedad y los comportamientos autoritarios y antidemocráticos de sus dirigentes eran moneda de curso legal; donde la intolerancia, la represión y la eliminación de cualquier atisbo de diversidad eran la regla; donde reinaba un ambiente enrarecido e insano, preñado de apetitos personales y de cálculos politicastros para trepar e instalarse en la cúpula del partido y en las listas, que conducen al disfrute del poder; donde el todo vale y las diferentes varas de medir reemplazaron a los estatutos del partido, a los principios y valores éticos, al juego limpio, etc. Y el ejemplo paradigmático de todos estos anti-valores de la granja orwelliana de UPyD era esa Rosa Díez, a la que Vargas Llosa le ofrece una rosa (i.e. su apoyo).

Por todo esto, Vargas Llosa, al redactar su texto, se oldidó de aquel aforismo latino, que he adaptado para la ocasión y que reza así: “Amica Rosa, sed magis amica veritas” (Rosa es amiga mía, pero más amiga es la verdad).Y, por eso, le sugiero que lea el opúsculo del Abbé Dunouart, “L’art de se taire” (“El arte de callarse”); y me permito aconsejarle al Nóbel de literatura: “zapatero, a tus zapatos”, a crear nuevos mundos de palabras; y no se deje utilizar más por ese arquetipo de la casta política, Rosa Díez. Y a ésta le recomiendo el excelente ensayo “La Granja de los Animales (1945) George Orwell” (in Vargas Llosa, La verdad de las mentiras, Alfaguara, Madrid, 213-227).

Y a los dos les recuerdo ese refrán que dice así: en boca cerrada no entran moscas, es decir es útil estar callado, pues el silencio excusa muchas necedades. Y traigo a colación el ejemplo de ese otro premio Nóbel, el portugués José Saramago. Un día, una joven periodista le preguntó: «Maestro, tras su primera novela, dejó de escribir durante 20 años, ¿por qué? A lo que el autodidacta y sabio premio Nobel le respondió: «No tenía nada que decir”.

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2 COMENTARIOS

    • Sr. o Sra Riana:

      • He citado al autodidacta, al pastor de ganado en su niñez y también Premio Nóbel de Literatura portugués para establecer un contraste entre el «hacer” y el “decir» social del uno (Saramago) y del otro (Vargas Llosa). Uno, José Saramago, es practicante asíduo del socrático «SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA»; y sólo rompe el silencio cuando tiene algo que decir. Sin embrago, el otro, Vargas Llosa, es muy dado a parlotear sin informarse previamente y sin saber lo que tiene que decir ni lo que dice, cuando habla de cuestiones de política doméstica española (cf. panegírico sobre UPyD y Rosa Díez). Entre el uno y el otro, en estas cuestiones, no hay color.

      • Un cordial saludo y ¡Felices fiestas de Navidad y próspero 2020!

      Manuel I. Cabezas
      23 de diciembre de 2019

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