De Flores Calero es el segundo apellido del excelente, divertido y vitalista, poeta y cantautor, Javier Ruibal. Allí estaba, con su guitarra y su alegría, en la planta número 7 de El Corte Inglés de Callao donde tiene su sala más conocida Ámbito Cultural.
Llegué un poco tarde… a veces porque está lejos, otras porque está más o menos cerca y pienso que va a ser un paso y me olvido que vivo en Mad Madrid, pero lo cierto es que últimamente tengo una cierta tendencia, insólita en mí, a llegar tarde o no llegar. Pero bueno: el lunes 14 de enero de 2019 Cádiz estaba en Madrid, ese saber vivir y disfrutar andaluz, sin prisas y arrebañando hasta el fin los buenos momentos.
Llegué tarde y el diálogo de Scarpa, Gonzalo Escarpa, con Ruibal ya tocaba a su fin; una lástima porque lo quería oír: ay mísero de mí, ay infelice. Pero al menos no me perdí ninguna de las canciones que tocó ni tampoco sus poesías; en los mentideros se habla mucho de las décimas que hace Ruibal junto a otros diez poetas, Jorge Drexler el más conocido de todos, utilizando la herramienta del guasap. Un experimento alucinante, no sólo por el resultado, que parece que también, sino por el juego en sí.

Era todo juego y sonrisas de vivir en la planta número 7 de El Corte Inglés de Callao donde tiene su sala más conocida Ámbito Cultural, y yo una vez más estaba allí. Aunque en esta ocasión me senté en una silla, al fondo -estaba hasta la bandera la sala, como es habitual- en lugar de revolotear haciendo fotos por aquí y por allá. Y sentí nostalgia de Cádiz, aunque apenas lo conozco, sentí nostalgia de otras formas de vivir menos aceleradas, y hasta soñé -mientras escuchaba a mi tocayo Ruibal que, algún día, me escaparé para irme a vivir “allí y así”.

Era gratis y Era poesía en El Corte Inglés otra vez. Ya conozco las caras de los habituales: Pita Sopena y Gervasio Posadas, Óscar Peña González “el fotógrafo”, los jefes de la sala: Mila y Jero, y también de poetas como Bolo, o Marta, a quien había visto, con bigote, dos días antes en el cumpleaños de Scarpa (hubo una doble tarta en el Corte Inglés, una por Scarpa y otra por Mila; estaban riquísimas, las dos; puedo decirlo porque las probé). Conozco las caras, escalo hasta la séptima de Callao sin pensarlo, lo paso muy bien… No es sorprendente que siempre esté tan lleno, tan petao, el espectáculo de Los lunes de lírica que para deleite de quien quiera, absolutamente de quien quiera, está montando el nuevo equipo de Ámbito Cultural del Corte Inglés.