Llevo todo el día sin fumar. Exactamente desde ayer a las ocho y media de la tarde. Fue cuando Carolina me lió el último cigarro.
Anteayer me fumé el último de cajetilla, que es lo que yo consumo normalmente. La idea era no encender ni uno más, pero me fui a comer con Carolina, Sandra y la sobrina de Sandra, Paula. Me sobrevino la ansiedad. Lo de la sobrina fue un “de repente”. No estaba en el cuadro, pero la acababa de echar su novio de casa, recién operada de cervicales. Todo muy guay, así que fumé. Ya no tenía tabaco. Inspiré como una descosida. Me liaban cigarros Carolina y Sandra al alimón, una y otra vez.
Al llegar a casa cené rápido para salir corriendo a la terraza a ver si quedaba alguna colilla de mi veneno. Gracias a Dios, o vaya por Dios, me había puesto una trampa a mí misma que no recordaba: había vaciado el cenicero en la basura antes de irme por la mañana. Abrí la bolsa negra, pero las colillas yacían sobre la arena sucia del gato. Me pareció demasiado asqueroso fumarme eso. Así que desde las ocho y media ya no pequé.
Hoy he empezado a escribir esto porque me acuerdo del tabaco. Lograré dejarlo escribiendo este diario.
Son las once y veinticinco de la mañana. No tengo mucho trabajo. Estoy en la oficina. Voy a comerme las picotas que he traído.
11.33: Sigo comiendo picotas. Se me ha ocurrido mirar por la ventana al tío bueno de la oficina, que acaba de bajar a fumar. Se ha apostado en la puerta del estanco. Continúo con las picotas mientras pienso en las conversaciones que me perderé con el tío bueno por no fumar.
11.35: Bajo con mis picotas.
YO: Hola, ¿qué tal?
TÍOBUENOMIRANDOMIBOLSADEPICOTAS: Bien, ¿y tú?
YO: Aquí, ya ves. Intentando dejar de fumar. He cambiado el tabaco por las picotas.
TÍOBUENOCONCARADEASCO: Ah, pues qué bien. Me subo. Adiós.
Contemplo la posibilidad de lanzarme a recoger su colilla. Darle al menos una calada. Es lo más cerca que estaré nunca de sus labios. Son tan… no, ¿a quién quiero engañar? Tengo un monazo que flipas. Los labios del tío bueno ahora mismo me importan tanto como la bajada del Ibex 35.
11.40: Vuelvo a mi puesto de trabajo con algo menos de dignidad, pero más fuerte. Lo he pensado, pero no he cogido esa colilla. Voy por buen camino. Soy una crack.
11.45: Quiero fumar. Bebo agua.
11.50: Quiero fumar. Bebo agua.
12.00: Quiero fumar. Bebo agua.
12.15: Quiero fumar. Bebo agua.
12.17: Me meo viva. Subo al piso de arriba. Ahí está el baño. El tío bueno está con el brazo apoyado en la puerta del aseo, totalmente estirado, de pie, con una chica entre la puerta y su brazo. Esa chica tiene novio, que yo lo sé, que es mi vecino.
YO: Perdonad.
TÍOBUENOABRIENDOHUECOPARAQUEPASEAMEAR: Pasa, pasa.
Meo al ralentí, despacito para que no oigan el chorrillo, echando papel en el wáter para que no suene. Mira que ya es mala suerte que se pongan a ligar justo donde se va a oír mi pis.
Termino con éxito. No lo he oído ni yo. Me lavo las manos y salgo.
Ya no están. Vuelvo a mi puesto de trabajo.
12.30: Bebo agua.
12.33: Bebo agua.
12.35: Miro la cartelera. Es lunes. Me apetece ir al cine. Pongo un guásap a K. Me apetece ir con él al cine. K. no fuma. No llevará tabaco.
12.50: K. contesta. Se viene. Bebo agua. K. es amable. Es muy golfo. Una pena.
13.00: Pienso seriamente en la posibilidad de echar a correr escaleras abajo, cruzar la calle como las locas y meterme en el estanco. ¡¡¡SOLO NECESITO UNA CALADA!!!
BEBO MUCHA AGUA.
13.20: El tío bueno de la oficina vuelve a bajar a fumar. Lo veo desde mi mesa. ¡Dios! ¡No me quedan picotas!
13.21: ¿Realmente es tan malo fumar? Bebo agua.
13.30: He bebido más de medio litro. Me voy a casa pasando por el baño.
14.00: Guas del chat de amigas. Código Rojo. El novio que echó a Paula, la sobrina de Sandra, ha ido a buscarla a casa de mi amiga. Paula se ha ido con él.
¿Quién quiere dejar de fumar? NECESITO UN PORRO.
14.11: Compro tabaco. Como no llevo dinero, intento pagar con tarjeta. Me dice el dependiente que hay un mínimo de ocho euros para el pago con plástico.
Me llevo dos paquetes.
