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Y se hizo la luz…

Mónica Molner Andrés
Mónica Molner Andréshttp://www.monicamolner.com/
Médica, divulgadora y escritora encantada de compartir lo que pasa por su cabeza y por su vida con quien quiera leerla. Apuesta por la educación sexual y por el empoderamiento de sus pacientes.
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análisis

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Antes de empezar, aclararé que no soy música, tampoco estudié periodismo, ni me pagan por dar mi opinión. Soy de ciencias así que no esperen una columna de una experta crítica musical. Soy una “disfrutadora” de conciertos aunque en mi trabajo diario el único instrumento que toco es el espéculo que al abrirse hace “clac clac”, el “tra tra” plastificado de Rosalía. Será por los genes o por el horóscopo, da igual, no puedo evitar sacar de mis adentros vivencias que transformo en palabras para ser leídas.

La noche del Día Mundial del Rock se hizo la luz en Viveros en 2 momentos de luna casi llena.

Las notas de un solo de guitarra fueron el preludio de una conexión mágica con los 5 músicos que teníamos delante. Roberto, Iñaki y Benjamín fueron los Reyes Magos que dejaron a Morgan en mi Ventana hace un año y desde entonces forman parte de la banda sonora de mi consulta.

La Fira de Viveros los incluyó en su cartel junto con una de las grandes de este país, además, por una causa solidaria, así que mis dedos no tardaron en darle al “comprar entradas” para esa noche de “Corazonadas”.

Con la inocencia de una niña que canta con la fuerza del viento, Nina de Juan es pequeña y grande a la vez; sube y baja por el pentagrama o sale de su interior cual Alicia en su país de las Maravillas. Transparente, bonita, espontánea y tan natural que consiguió meternos a todos en sus melodías. Los 4 músicos que la acompañan: Paco, Ekain, Alejandro y David, piezas imprescindibles de un puzle de mosqueteros y vikingos, que combinan sus aportaciones de tal forma que consiguen dejar flotando en el ambiente una elegancia que sobrevuela al público.

El Día del Rock no pudo ser celebrado mejor en esa noche, Nina y su banda dieron paso a una estrella que no pierde su brillo con el paso de los años. Luz Casal llegó, bailó, cantó y nos demostró su vitalidad y su fuerza con unas reverencias yóguicas al público que no todos los artistas podrían mantener. Capaz de estremecernos con “Lucas” o con “Te dejé marchar” y de hacernos saltar con “Rufino” o con “Loca”, no podía acabar sin regalarnos la maravillosa “Piensa en mí” que Almodóvar incluyó en “Tacones lejanos” y que ella utilizaría para despedirse de una Valencia entregada.

Si además de disfrutar de buena música, estás en la mejor compañía y tu dinero va para una causa solidaria, el círculo se cierra. Mi primera vez de muchas, gracias Morgan, gracias Luz, por demostrar que se puede ser grandes artistas sin dejar de pisar la tierra del resto de mortales.

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