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Ximo Puig apuesta por imponer un impuesto a los ricos de Madrid

El presidente valenciano sugiere que la capital de España funciona como un país independiente, como si ya se hubiese consumado el "procés"

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análisis

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Madrid es, desde hace tiempo, un dumping fiscal, es decir, una zona donde se practica una competencia desleal en materia tributaria con relación a otros territorios del Estado. Ya lo advirtió en su día el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, cuando dijo aquello de “Madrid se va”. Y acertó el honorable, ya que Madrid, hoy por hoy, ya se ha ido, o lo que es lo mismo, funciona como un país independiente en materia fiscal. La consecuencia inmediata es que mientras en unas comunidades autónomas los ciudadanos pagan los impuestos básicos y necesarios para el sostenimiento del Estado de bienestar, las rentas de los madrileños con mayor poderío económico gozan de bula y se blindan como tesoros intocables. Obviamente, el dumping fiscal rompe con los elementales principios constitucionales de equidad, progresividad y justicia social que inspiran nuestro ordenamiento jurídico recaudatorio, tal como sugiere el presidente valenciano, Ximo Puig.

“Hoy aquella deriva ha cristalizado en el procés invisible de Madrid”, lamenta Puig en un encuentro con la prensa. El presidente socialista considera que “podría ser una opción” el planteamiento de establecer un impuesto específico para las rentas altas de la Comunidad de Madrid ante la “competencia desleal” que, a su juicio, ejerce esta región respecto a otros territorios porque, según ha dicho, “atrae bases imponibles de otros lugares”, informa Europa Press.

Al ser preguntado si considera que sería necesario crear un impuesto para las rentas altas de la capital del Estado, Puig se moja sin ambages: “Podría ser una opción, pero ya le digo que no quiero hacer ningún tipo de invención rápida y no suficientemente rigurosa”. En este contexto, ha defendido la “gran reforma fiscal que necesita España” que, según ha dicho, “debe atender a los nuevos impositivos”. En cualquier caso, ha destacado que “lo que no tiene que cambiarse es lo que dice la Constitución, que debe haber una fiscalidad progresiva y que tienen que pagar las personas que tienen mayor rendimiento”.

Así, ante la armonización fiscal que defiende respecto a la Comunidad de Madrid, ha puesto en valor “lo que ha dicho la OCDE en relación a esta región”: “Por lo tanto, busquemos la mejor solución. No voy a improvisar un impuesto, pero sí que esa vía tiene que estar presente”.

Puig ha arremetido duramente contra la Comunidad de Madrid y el “centralismo” que, a su juicio, se está produciendo en España. Es en este contexto en el que ha cargado contra el “procés invisible” de Madrid basado en el “dumping fiscal” y la “competencia desleal”. Así, el presidente valenciano se ha quejado de las rebajas fiscales de Madrid para las rentas altas “gracias a las ventajas de la capitalidad, que concentra actividades públicas y privadas y que permite hacer dumping fiscal”.

“Un procés invisible está fracturando España: que España sea Madrid, que todo esté en Madrid, sé que es una verdad incómoda, pero hay que afrontarla”, concluye Puig en su discurso, en el que ha planteado cinco propuestas de cohesión.

Puig contra la rebaja fiscal

Por ello, ha criticado los datos de empleados públicos que acoge la Comunidad de Madrid (“hay más funcionarios estatales que autónomos en 47 provincias”); los datos de gestión de los contratos estatales (“casi el 60 por ciento de adjudicaciones se hacen desde empresas residenciadas en Madrid”); y por último, “las rebajas fiscales”.

En este discurso, en el que ha señalizado cinco desafíos territoriales a los que se enfrenta España, Puig ha considerado a Cataluña y el independentismo como el primero de estos retos en materia territorial. En este punto, ha resumido el balance del proceso separatista como una “década perdida” porque considera que “todas las partes” han perdido “demasiado”. “Cataluña ha pasado del impulso modernizador al de la parálisis institucional”, añade.

Por ello, ha calificado de “muy mala noticia” que el presidente catalán, Pere Aragonés, haya manifestado ya su rechazo a acudir a la Conferencia de Presidentes que se celebra la próxima semana en Salamanca y le ha invitado a “repensárselo”. Precisamente sobre esta reunión con los mandatarios autonómicos y el Gobierno central, Puig ha propuesto, “para profundixar en la federalización”, que se institucionalice esta Conferencia de Presidentes con “al menos” una reunión semestral.

También, plantea en este afán federalista que se reglamenten las Conferencias Sectoriales y avanzar, “de una forma pragmática”, en la reforma del Senado “para que se cumpla la actual Constitución cuando habla de Cámara territorial”.

Por último, el presidente valenciano ha planteado también la descentralización de algunas estructuras como el Centro Nacional de Danza o Puertos del Estado. Es más, ha lanzado la pregunta de por qué “la fiesta nacional de España se celebra siempre en el mismo sitio”. Puig ha ironizado con que esta propuesta no la ha planteado a la Casa Real.

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