Tras las elecciones de febrero de 1936 el partido conservador por excelencia era la CEDA y Falange Española no era más que un partido residual que en dichos comicios apenas logró 6800 votos y perdió el escaño que tenía José Antonio Primo de Rivera. Sin embargo, en los meses anteriores a la Guerra Civil esa confederación de partidos comenzó a copiar los mensajes falangistas, lo que provocó que muchos jóvenes abandonaran la camisa verde de las Juventudes de Acción Popular por la azul de la Falange, sobre todo en Castilla y León. Un fenómeno parecido es el que se está dando en la España actual con el PP y Vox.

Cerca de medio centenar de personas asistieron el domingo a un acto de Vox celebrado en Zamora en el que el número dos del partido ultra, Javier Ortega Smith, ha dejado una clara advertencia a uno de sus aliados naturales: el Partido Popular de Pablo Casado. En concreto, ha hecho una analogía entre lo ocurrido en Andalucía, territorio históricamente del Partido Socialista, con lo que puede ocurrir en Castilla y León, donde el PP lleva gobernando desde hace más de treinta años.

Las encuestas y sondeos están dando unos resultados inesperados hace unos meses para la formación de extrema derecha y, según parece, los «voxistas» se han venido arriba.

Por otro lado, Ortega Smith ha arremetido duramente contra el Partido Popular al afirmar que cuando tuvieron mayoría absoluta no hicieron nada de lo que están diciendo ahora que van a hacer, por lo que los discursos actuales de Casado no son más que un intento de «convencer de que su nuevo presidente va a cambiar las cosas», ha afirmado Ortega.

Esto no es más que un golpe para continuar recogiendo votantes de los decepcionados, sobre todo, por la supuesta tibieza del gobierno de Mariano Rajoy con Cataluña, con la inmigración o el trato de favor que, según Vox, han dado a las mujeres al mantener las leyes de género.

Ortega ha sido muy claro al afirmar que, en realidad, «el PP de Casado es el PP de siempre, pero con maquillaje, con marketing y con un discurso que directamente nos copia». Por tanto, Vox se lanza definitivamente a demostrar que los únicos ultras del mapa electoral son ellos y que el Partido Popular sólo se está convirtiendo en una copia.

Esta advertencia de Vox demuestra que su ideología de extrema derecha no respeta ni siquiera a los que podrían ser sus aliados naturales porque, en general, ellos desprecian todo lo que representa la democracia ya que pretenden un modo de gobierno autoritario.

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