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Vox pretende una soberanía energética basada en disparar los niveles de contaminación

El partido de extrema derecha presentará en las Cortes de Castilla y León una Proposición no de Ley para impulsar un plan de soberanía energética, la derogación del Real Decreto de ahorro energético del Gobierno central y la reapertura de las centrales térmicas, sea cual sea la materia prima utilizada para generar energía

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Francisco Javier Cañadas, exdiputado en la Asamblea de Madrid por Podemos, afirmó en una entrevista concedida a Diario16 en 2020 que «hay algo peor que el negacionismo climático de la ultraderecha de Vox. El inmovilismo o pasotismo climático de la derecha del PP. La presidenta de la Comunidad de Madrid está acostumbrada a sorprendernos con declaraciones como en la que decía que los atascos son patrimonio de Madrid o que no moría nadie por la contaminación. Sin embargo, suscribió la declaración de emergencia climática que yo mismo presenté en la Asamblea de Madrid. Al final la estrategia es clara, no quiere quedarse fuera del sentido común sobre el cambio climático, pero lo minimiza para que los cambios se retrasen todo lo posible».

Han pasado más de dos años de estas declaraciones y las diferentes crisis económicas están llevando a un escenario en el que el negacionismo climático se está imponiendo a través de la difamación constante hacia las medidas contra el calentamiento global aprobadas por los diferentes organismos internacionales.

Además, desde los centros del verdadero poder se está trasladando que la defensa del medio ambiente tiene un sesgo ideológico, por lo que ha logrado focalizarlo en una parte de la población y no en un esfuerzo global de todos los países del mundo. Divide y vencerás y, por desgracia, los intereses económicos de la minoría ya se están imponiendo al bien común gracias a la complicidad absoluta de las fuerzas políticas conservadoras y de extrema derecha que, en teoría, representan un antiglobalismo pueril basado en el patriotismo.

Lo que no se dan cuenta estos partidos es que, desde su acción política, están sirviendo (voluntaria o involuntariamente) en favor de los intereses de una parte del 1% que controla más del 85% de la riqueza mundial.

Los grandes intereses económicos, a consecuencia de la crisis energética global, acrecentada por la guerra en Ucrania, están presionando a organismos y gobiernos a la vuelta a la utilización de combustibles fósiles, sobre todo el carbón, como única salida para el déficit energético que amenaza sobre todo a Europa. Esta estrategia destrozaría los pequeños avances que se han logrado con las políticas de defensa del medio ambiente y priorización de las energías renovables.

Sin embargo, la extrema derecha ha cogido la bandera del negacionismo climático con la excusa de defender eso que han denominado la «soberanía energética» que no es otra cosa que el aislamiento absoluto basado en incrementar los niveles de contaminación. Es decir, los que van por la vida de antiglobalistas y de luchadores contra los privilegios de los poderosos se están convirtiendo en sus cómplices perfectos.

La última muestra de esta actitud es la presentación por parte del grupo parlamentario de Vox en las Cortes de Castilla y León de una Proposición no de Ley (PNL) en la que se propone un plan de soberanía energética y la derogación del Real Decreto de medidas de ahorro energético.

En concreto, se trata de 6 medidas que, según la extrema derecha, son la base para la creación de un Plan de recuperación de la soberanía energética de España que esté exento de toda «imposición climática por parte de organismos supranacionales» pero, eso sí, crear una energía «barata, sostenible, eficiente y limpia». Eso ya existe, se llaman energías renovables.

El propio Santiago Abascal indicó en el Congreso de los Diputados que España dispone de gas, carbón, litio y petróleo en Canarias. Con esos recursos y los yacimientos conocidos, con la demanda energética actual, no hay ni para echar mano. Otra cosa es que pretendan también incrementar la actividad minera que abocaría a otros gravísimos desastres medioambientales.

Vox, además, exige la paralización de todos los planes existentes para el cierre de las centrales térmicas y que éstas sean reconectadas a la red nacional de energía. Eso sí, encubren su negacionismo del cambio climático con expresiones como la transformación hacia una economía «menos contaminante que no ponga en peligro el empleo y la economía de los españoles». Lo que propone Vox pone en peligro el futuro y la vida de la ciudadanía española, esa a la que dicen defender.

La reapertura de las centrales térmicas de carbón supondría un incremento desproporcionado de las emisiones de CO2 a la atmósfera y un aumento significativo de los niveles de contaminación. Por otro lado, Vox apuesta por focalizar la estrategia energética en la generación de centrales nucleares.

El partido de extrema derecha, al igual que ocurrió durante las primeras décadas del franquismo, pretende un aislamiento absoluto de España porque «somos españoles, ¡coño!».

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1 COMENTARIO

  1. Bueno, verá sr articulista, no solo Vox, somos muchísimos los que no comulganos con el nuevo mantra impuesto desde Bruselas….el cambio climático.
    ¿Que opina ud que Alemania vuelva a quemar carbón?¿y que vuelva a cultivar cereal estando prohibido?
    Miren, déjen ya de joder con tanta tontería de cambios climáticos y gaitas mañaneras…..mire Alemania, si lo necesita se pasa los acuerdos por el arco del triunfo y aquí debería ser igual.

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