José María Figaredo, portavoz de Vox en la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados, ha afirmado, en referencia al 5G que «España no puede permanecer pasiva ante las implicaciones directas y desconocidas que esta nueva tecnología tendrá en la esfera de derechos y libertades fundamentales de sus ciudadanos».

El partido ultra ha presentado una Proposición No de Ley en la que se insta al Gobierno a prohibir a empresas extranjeras que puedan contratar con el Estado español para la implementación del 5G, tecnología que se ha convertido en el nuevo enemigo de la patria para la formación de extrema derecha.

« Se debe impedir la posibilidad de que compañías o consorcios que responden, en última instancia, al Gobierno o al Ejército de países que vulneran sistemáticamente derechos fundamentales accedan a las cuantiosas licitaciones y adjudicaciones en materia de infraestructuras del 5G. La adjudicación de contratos en estas materias a empresas de tal condición conllevaría un quebranto de los principios que deben regir la contratación pública y, en especial, de los de transparencia, integridad y seguridad jurídica», afirman los ultras.

Vox considera imprescindible desarrollar una nueva estrategia para proteger la seguridad nacional frente a unos potentes enemigos que ya han penetrado con fuerza en los sistemas tecnológicos españoles.

Así, para el partido ultra son tres las características que les permiten calificar al 5G como una tecnología disruptiva y como cambio de paradigma en la concepción de las redes de comunicaciones móviles:

Por un lado, está la virtualización: la utilización de las tecnologías de virtualización es lo que podría suponer una mayor revolución y, consecuentemente, un mayor impacto en la privacidad.

En segundo término, los ultras señalan el Edge Computing: El uso de hardware de propósito general para contener servicios virtualizados del operador o de otros proveedores de servicios permitirá implementar los denominados MEC (Multi-Acess Edge Computing), desplazando el centro de gravedad del tratamiento de datos desde los servidores hacia ubicaciones más cercanas al dispositivo terminal del usuario, cuando sea necesario. Esto es, podrá existir un flujo de información o servicios entre diferentes ubicaciones acordadas por operadores de la red y gestores de servicios.

Finalmente, Vox señala la Localización: el 5G proporcionará al operador y a otros agentes vinculados a la explotación de los datos de la red la capacidad de localizar el terminal de usuario con una precisión mucho mayor de la que tiene en la actualidad. Se alcanzarán resoluciones de localización inferiores a un metro.

Hasta aquí los ultras hacen una descripción de las posibilidades de esta nueva tecnología, sin embargo, apuntan para sostener su argumentación al enemigo exterior: el Partido Comunista Chino.

El papel de China en el desarrollo del 5G plantea un problema a Vox en lo referido a la soberanía y la integridad de España y para las más esenciales libertades de sus ciudadanos. Por tanto, «se atisba el peligro que la renuncia a una acción y una planificación valiente en esta materia puede comportar para nuestras democracias y para la vida ordinaria de las personas», afirman los ultras en una nota de prensa, en la que no dudan en acusar al gigante asiático de controlar la información que pudiera recoger a través de estas redes para influir en terceros países. «Así, el Partido Comunista de China tiene a gala el uso del “discourse power”: la creación y difusión de narrativas y relatos que sirven a los intereses del Estado chino y la eliminación de aquellos que amenazan su integridad».

Para Vox, China ejerce este liderazgo informativo a través, principalmente, del gigante tecnológico Huawei.

Para justificar esta argumentación, los ultras recurren a las alertas sobre las amenazas lanzadas por la Comisión Europea en referencia al ciberespionaje y a las intromisiones en las redes 5G, alertas que, por cierto, no se lanzan en exclusiva contra el gigante asiático.

El enemigo es China y, por tanto, Vox propone que, en el plano comercial, el estudio, diseño, instalación y puesta en marcha del 5G España ha de situarse al lado de sus tradicionales aliados, es decir, Estados Unidos.

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