Santiago Abascal y Javier Ortega, tras presentar una denuncia en la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo.

Últimamente se está instalando peligrosamente en la Justicia española una mala costumbre: que grupos y partidos de extrema derecha promuevan juicios penales donde lo que se debate no son unos hechos y unas pruebas, sino en última instancia una determinada ideología política, social, religiosa y hasta económica. La ultraderecha ha encontrado un buen filón en los juzgados y tribunales, una grieta por la que colarse en el sistema y conseguir notoriedad y publicidad gratuita que de otra manera no tendría. No hace falta recordar casos recientes, muchos de ellos mediáticos, impulsados por asociaciones que exaltan la memoria de Franco o por grupos ultrarreligiosos que buscan objetivos como la abolición del aborto o encendidas cazas de brujas contra actores, músicos o intelectuales, siempre de izquierdas, por obras de arte, simples tuits o declaraciones que consideran irreverentes o contrarios a la ideología política o a la religión católica que promueven.

Nos hemos acostumbrado ya a ver cómo abogados de prestigiosos despachos que juegan en el equipo de la extrema derecha se permiten el lujo de plantear juicios poco menos que inquisitoriales contra sus enemigos políticos, procedimientos que suelen ser admitidos a trámite con total normalidad por la Fiscalía y la judicatura española en un extraño ejercicio de masoquismo democrático. El último caso es el de Vox, el partido ultraderechista de Santiago Abascal que tomará parte como acusación popular en las sesiones del macrojuicio por el procés, que se inicia esta mañana en el Tribunal Supremo.

¿Acaso era necesario que un partido político de extrema derecha fuese admitido en este polémico juicio que va a estar envuelto en la polémica desde el principio? ¿Qué pinta Vox en una vista oral tan grave y trascendental para el futuro del país; qué puede aportar a un proceso como este una formación ultra que solo va buscando un altavoz mediático para propagar su ideario antidemocrático? A partir de hoy, y durante los próximos meses, Javier Ortega Smith, uno de los líderes de Vox que tomarán parte como abogados en el juicio, dispondrá de sus minutos diarios de gloria en los telediarios, donde a buen seguro propagará su programa anticatalanista, antiautonomista e inconstitucional, cuando no preconstitucional. No habrá que esperar demasiado para escuchar las soflamas patrioteras de los abogados de la formación verde a las puertas del Tribunal Supremo y ante las cámaras de televisión de todo el mundo. Más de seiscientos periodistas están acreditados en el juicio del procés, una auténtica mina de oro para un partido que está emergiendo y que solo busca el proselitismo y la propaganda. Smith, para curarse en salud, ya ha advertido de que espera que el juicio en el Supremo no se convierta en “un teatro de operaciones políticas ni en un circo”, y añade que él solo pretende que se hable de “derechos, de pruebas y de leyes”. No hace falta ser un experto politólogo ni un avezado jurista para sospechar que eso es precisamente lo que va buscando Vox: polémica, espectáculo, focos, audiencia, apoyo popular.

Ortega prevé que el juicio será “largo” y adelanta que la acusación popular que representa la formación liderada por Santiago Abascal “se va a enfrentar, con la ley en la mano” a “los golpistas que pretendieron romper España”. Toda una declaración de intenciones que demuestra que los verdes ultras van a calentar el ambiente desde el primer momento.

Con todo, que Vox pueda participar en lo que se ha dado en llamar “el juicio del siglo en España” no es solo culpa del partido de Abascal. Ellos lo solicitan y la Justicia es la que lo acepta o lo rechaza. De ahí que sea toda una contradicción, un verdadero sinsentido, que una formación que simpatiza abiertamente con el régimen franquista, con todo lo que ello supone de intento de regreso a un Estado centralista y de recorte de derechos y libertades, pueda participar en un juicio que se supone con todas las garantías democráticas. La imagen de España como país cuyos jueces y magistrados ceden un hueco en sus estrados a organizaciones extremistas será demoledora.

“Al menos, la acusación popular de Vox y la Abogacía del Estado vamos a hablar de pruebas y delitos, no vamos a hacer discursos políticos, que es lo que han pretendido los golpistas desde el minuto uno”, ha espetado Ortega con evidente cinismo, ya que si de algo se va a hablar en este juicio es de política. En total, el partido ultra reclama más de 700 años de cárcel para todos los acusados en el procés. Un castigo que hace pensar más en la revancha ideológica que en la justicia real.

2 COMENTARIOS

  1. Abascal cn tal d acallar qe le financian moros y dejo tiesos sus chiringos…
    Financiado x Iran se dicen mu ejpañoles
    Y el dinero de donde trabajo abascal desaparecido = corruPpcion
    …Vx apoyado x Stevebanon se forró especulndo cn GoldmanSach=aznar=Vx
    +creadores d la crisis-2011 pacta cn PP (mas de 100 casos corupcion)
    ad+ tiene el mismo programa economico qe PP=traicion sus votants
    … En redes sociales todo histerismo
    Vx fascista=eliminan prensa qe ls disgusta
    Falseador victimista insultos y triunfalismo de postin pa consolarse

  2. Yo iba a votar a VOX pero que desde escuché a Ortega Smith defender la inmigración de sudamericanos para acabar con la despoblación, me di cuenta de que son un partido neoliberal

    No a la mano de obra barata

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