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¡Vivan las profesionales del Hospital Costa del Sol!

Gonzalo Osés
Gonzalo Oséshttp://www.gonzalooses.es
Soy abre puertas, se me da bien conectar necesidades con soluciones. Me rijo por tres frases: la de mi madre “la vergüenza pasa y el provecho queda en casa”; la de mi padre, “la persona más feliz es la que menos necesidades tiene”; y la mía, “para crear valor hay que tener valor”. En plan profesional, soy FEO (Facilito Estrategias Operativas), cofundador de Xaudable, conecto innovación con el mercado, mentor y docente en @eoi y @SEK_lab. Emprendedor con mi startup de comida rápida saludable. Autor libro “abre puertas, cómo vender a empresas”. Miembro de @Covidwarriors. En otras décadas organicé en IFEMA la feria Casa Pasarela y fui gerente de un concesionario oficial en Madrid de motos Honda. Licenciado en Dirección y Administración de empresas por CEU San Pablo, diplomado en diseño industrial por IED (Instituto Europeo Di Design), master de comunicación aplicada en Instituto HUNE.
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análisis

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El título lo pensó mi padre, tras volver a vivir (literalmente) gracias al talento y el talante del equipo sanitario del Hospital Costa del Sol en Málaga, tanto desde Urgencias, (donde llegó tras salvarle de un infarto por falta de hemoglobina en sangre el enfermero y el conductor de la ambulancia del ambulatorio Las Lagunas, de Mijas), y su área de Observación de Críticos, como por los profesionales de la planta de digestivo donde estuvo ingresado. 

Como testigo, al acompañar a mi padre a diario, solo puedo alzar la voz de Amparo, Leticia, Carmen, Toñi, Marga, Cristo y José, como representación de sus muchos compañeros. Para que seas consciente del privilegio que tenemos de tener una sanidad pública, que si fuera privada, mi padre seguramente ya no estaría con nosotros o estaríamos endeudados de por vida. 

Amparo, la médico, nos acompañó desde el primer momento, en la unidad de observación de críticos, y tuvo el talante de ser empática con mi madre y conmigo en los momentos más complicados de mi padre. Su talento, como el valor, se da por descontado. 

– ¿Qué te llevó a ser médico? Y ¿Para qué elegiste digestivo?

Desde muy pequeña me gustaban especialmente las asignaturas relacionadas con las Ciencias de la Salud, esto hizo que me interesara por la medicina, una carrera en la que se trabaja de cerca con personas, algo que para mí era fundamental. Durante la carrera, hice prácticas durante dos meses en el Servicio de Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y en ese tiempo me di cuenta que era mi especialidad. Digestivo es una especialidad muy completa y amplia, con una gran variedad de patologías. La posibilidad de combinar la clínica y la técnica a través de la endoscopia hace que el día a día sea muy variado y nos permite ayudar a muchas personas.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? ¿Y lo que menos?

Para mí, la posibilidad de ayudar a personas en algo tan importante como la salud. Es gratificante ver cómo un paciente mejora después de ponerle un tratamiento o cómo una familia agradece el acompañamiento y la comprensión en situaciones de gravedad. Por otro lado, a veces es difícil estar sometidos a la presión y el estrés continuos que genera tanta carga asistencial.

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado como un reloj?

Es fundamental la coordinación y comunicación entre médicos, enfermería y auxiliares, nos necesitamos mutuamente y trabajar juntos hace que las cosas funcionen, eso repercute positivamente en nuestros pacientes.

Ya en planta, la enfermera Leticia era quién traía el nuevo día con sus bríos renovados. Dar las gracias también, a sus compañeros Guadalupe, Pablo y Joaquín. 

– ¿Qué te llevó a ser enfermera?

Desde pequeña siempre me llamaba la atención el mundo sanitario. En el colegio lo que más me gustaba estudiar era la asignatura de Conocimiento del Medio. Así que decidí matricularme en enfermería, aunque realmente desconocía si realmente me gustaría, porque no conocía a nadie cercano que fuese enfermera. A día de hoy nunca me he arrepentido de haber estudiado esta carrera universitaria, que sin lugar a duda para mí es la profesión más bonita del mundo.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? Y ¿lo que menos?

Son muchísimas las cosas que hacen que en mi trabajo me sienta feliz, desde una sonrisa de algunos de mis pacientes hasta un abrazo de un familiar, incluso muchas miradas tras una noticia que no se esperaban; porque creo que el privilegio que tenemos todas las enfermeras es el de cuidar y acompañar a nuestros pacientes y cuidadores en muchos momentos donde son muy vulnerables por su proceso de la enfermedad. Por eso es muy importante la humanización en los cuidados de enfermería.

Lo menos reconfortante es a veces no disponer de mucho tiempo para dedicarle tanto a los pacientes como a los familiares. En muchas ocasiones voy corriendo por los pasillos dado la sensación que no me preocupo lo suficiente de ellos. También, aunque tengo que reconocer que, en muy pocas ocasiones, me siento poco respetada por algún paciente que constantemente cuestiona nuestro trabajo. Una enfermera es más que una simple persona que pone un paracetamol o que extrae sangre, y eso a veces una parte de la sociedad no lo valora lo suficiente.

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado como un reloj?

Ser parte de un equipo humano coordinado como un reloj. Aunque cada uno de los profesionales que formamos el equipo somos muy diferentes, todos sabemos adaptarnos unos a otros y respetar las diferentes formas de trabajar. En gran medida la responsabilidad de estar coordinados parte de tener una supervisora, Ana Belén Moya, que confía en cada uno de los que componemos el equipo, dándonos libertad de actuación, y eso hace que el ambiente de trabajo sea un lugar confortable, donde cada uno de nosotros ponemos lo mejor que tenemos por el bien de nuestros pacientes. En definitiva, en la planta de digestivo (1300) somos una gran familia formada por “buena gente”. Porque para ser un buen sanitario, lo primero es ser buena persona.

Mi padre tenía divertículos, lo cual provoca hemorragias con abundante sangre cuando defecaba, lo cual, genera un olor bastante fétido, además, de lo que se ensuciaba, al no poder controlarse. Ante ese grotesco panorama, me sorprendió la sonriente auxiliar de enfermería Carmen, al decirme algo parecido a  “¿qué crees que piensan los fontaneros ante un atasco de cañerías? Estamos aquí para hacer la vida más fácil a los pacientes, que bastante tienen con su enfermedad, así que si les sonreímos les alegramos la vida, mejor».

– ¿Qué te llevó a ser TCAE (Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería)?

Desde siempre he sentido empatía por los demás,me ha gustado ayudar,es lo que he visto en mi casa,es algo que te llena tanto, que no ves el lado malo o desagradable de ésta profesión que otras personas si ven. Es difícil de explicar con palabras,esa sensación placentera que te produce una sonrisa, un agradecimiento, incluso unas lágrimas de alegría.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? Y ¿lo qué menos?

Sobre todo que valoren mi trabajo, supongo que cómo cualquier persona, pero ya si se van de alta mejor que cuando ingresaron es un pequeño triunfo para mí y una gran alegría.

Después está lo que menos, son las malas noticias, las pérdidas, ésto último a veces es muy duro,porque es difícil consolar cuando se sufre, aunque siempre estamos ahí para todo lo que necesiten.

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado cómo un reloj?

Supongo que tanto mis compañeros cómo yo,nos sentimos que somos una familia,tenemos empatía y la compartimos con los demás,sobre todo a la hora de trabajar,siempre me han enseñado que no hagas lo que no quieras que te hagan a tí,respetar al prójimo,respetar su trabajo y ayudar y ésto hace que todo fluya y con el empuje de nuestra Supervisora.

Si Carmen me enseñó su talante para mirar la vida con otros ojos, su compañera Toñi (TCAE), me enseñó el talento innato que tiene para tratar a personas de una elevada edad. 

-¿Qué te llevó a ser TCAE (Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería)?

La casualidad me llevó a ser tcae, que es como se denomina en la actualidad a la auxiliar de enfermería, la necesidad me llevó a tener que cuidar a una persona mayor y gracias a eso, se dieron cuenta que yo tenía dotes para hacerlo y me animaron a estudiar, ya de mayor, y encontre mi vocacion.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? Y ¿lo qué menos?

Lo más reconfortante es cuando ves que alegras la existencia a alguien. Cuando hay conflictos, a veces trabajamos con personas que tienen familiares que no entienden los problemas de su propio familiar y eso hace que nuestro trabajo sea más difícil.

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado cómo un reloj?

Formar parte de digestivo, ha sido para mí lo más gratificante que he tenido desde que llegué al hospital costa del sol, me he podido mostrar tal y como soy, y todos me entienden, me he acoplado a la unidad y estoy muy agusto. Las TCAE no eligen especialidad, pero yo aparte del Costa del Sol llevo desde 2006 trabajando en una residencia de mayores, de ahí mi especial conexión con las personas mayores.

El don de Marga, (TCAE) es saber decir las cosas, al ser ella quién me explicó que son un equipo coordinado, y cada persona es vital para la salud de los pacientes.

– ¿Qué te llevó a ser TCAE (Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería)?

Mis años trabajados en la sanidad y mi buena puntuación en bolsa SAS han facilitado mi entrada al Hospital Costa para mí dedicarme a la sanidad proporcionar ayuda al paciente en todo los aspectos es sentirme realizada y es sin duda alguna lo que siempre he deseado.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? Y ¿lo qué menos?

Lo más reconfortante es que mis pacientes se sientan dentro de su estado lo mejor posible y yo observé en ellos que es así  simplemente con una sonrisa o un gesto de agradecimiento. Lo que menos es no llegar a comprender porque a veces no siempre las indiferencias entre familiares. 

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado cómo un reloj?

Ser parte de un equipo humano significa para mí responsabilidad, organización,empatía y comprensión.

Cristo, Limpiadora

– ¿Qué te llevó a ser limpiadora en el hospital Costa del Sol? 

Siempre he tenido trabajos temporales, y aquí vi  la oportunidad de encontrar un trabajo estable.

– ¿Qué es lo más reconfortante de tu trabajo? ¿Y lo que menos?

Sentir que el trabajo que realizó está cada vez más valorado tanto por los pacientes como por el equipo sanitario. Lo peor de este trabajo es ver cómo no todos los pacientes pueden ser sanados.

-¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado como un reloj?

No resulta difícil cuando todos mis compañeros cumplen con sus obligaciones.

José, celador

– ¿Qué te llevó a ser limpiadora en el hospital Costa del Sol? 

Después de más de 30 años trabajando en lo mismo, (la construcción), decidí dar un cambio a mi vida y a mi trabajo, y me gustó la opción de celador por su contenido, su relación con los pacientes, por ser parte de un trabajo dedicado a ayudar a los demás.

Pues es muy reconfortante ver a los pacientes sonreírle a pesar de estar enfermos, y ver que te dan las gracias de todo corazón por ser ameno y eficiente en la parte que a mi trabajo se refiere. Lo que menos… No está lo bien pagado que debería estar, ni lo bien reconocido, puesto que los celadores aún no somos reconocidos como personal sanitario, aún moviendo, trasladando, y haciendo varias de nuestras funciones con los pacientes.

– ¿Cómo es ser parte de un equipo humano coordinado como un reloj?

Ser parte de un equipo, sea cual sea del hospital, es muy importante,puesto que si alguno de los que estamos en el falla la cosa se ralentiza, o se complica, y eso demuestra la importancia de todos y cada uno de los que estamos en el.

Me hubiera gustado entrevistar a las personas que están en el control de acceso a las plantas del hospital, lo cual, por protocolo Covid hace mucho más llevadera la recuperación a los pacientes. También un abrazo aquí, a las personas de la tienda, de la cafetería, y como los últimos fueron los primeros,  al doctor Alonso de urgencias que recibió a mi padre, y a la doctora Carmen Garcia, que supo hacernos entender lo que significaba activar el testamento vital de mi padre, y del que escribí hace poco. 

Como la salud de mi padre está como está, puede que en breve volvamos a ese templo de la salud y del bienestar que es el Hospital Costa del Sol, quizás para una operación que le mejore la vida. 

Sea como sea, gracias a los profesionales del Costa del Sol, por ser como son, hacer lo que hacen, y sobre todo, ¡cómo lo hacen!

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