Imaginar conscientemente una situación o sentimiento ayuda a que se produzca, eso lo saben los médicos, los deportistas, empresarios y líderes carismáticos que han infundido una visión en la mente de sus seguidores.
Todo comienza en la mente, el proceso mental construyendo una idea con sus pormenores es previa a la materialización, y todos nos guiamos lo sepamos o no, por esas visiones que nos provocamos a nosotros mismos, convirtiéndolas primero en emociones y después en una escalada de pensamientos que parece totalmente justificada, aunque a veces la consciencia nos advierta que estamos cometiendo errores.
Para salir de una situación adversa hay que atreverse a soñar con una mejor, eso moverá fuerzas en nuestro interior y en nuestro exterior, en cierta medida somos dueños de nuestro destino y capitanes de nuestra alma, pero no controlamos los buenos o malos vientos, pero si la forma de poner las velas.
Cuando muchas personas piensan calamidades, éstas se multiplican, porque aunque solo sea porque se percibe más lo malo que lo bueno, y éste está más presente, lo convertiremos en nuestra realidad.
Además, la repetición constante de ideas lleva a la obsesión, y ésta muchas veces a la psicosis. Hay que plantear alternativas, ser activos en la solución de los problemas y procurar anticiparse a los problemas a través de la precaución y la intuición. La improvisación funciona a veces, pero normalmente lleva a cometer muchos errores.
La situación actual requiere mucha fe, positividad y pensar que podemos hacer por mejorar nuestra vida y la de los demás. La adversidad es un problema que requiere solución, y tal vez deberíamos pedir que se destinen más medios a la ciencia que como en otras ocasiones es la que puede solucionar el drama pandémico.
Hay que ser responsables en nuestro comportamiento, no corriendo riesgos excesivos ni haciéndoselos correr a los demás, e insuflar aliento y valor, no caer en el alarmismo y en el derrotismo. Todo tiene un comienzo, un desarrollo y un fin, también lo malo, nada es para siempre.
La vida es una escuela para vivir en la incertidumbre, intentamos alcanzar la seguridad y el control de los acontecimientos para darnos cuenta de que estamos sujetos a la vida por un hilo y por la voluntad de la divinidad. Procuremos que el tiempo que vivimos este lleno de significado y de sentido, de valores y virtudes puestas al servicio de algo noble y digno. No vivamos por simplezas, porque cuando la vida avance echaremos de menos no haber utilizado el tiempo en algo de relevancia.
Por otro lado olvidemos los quebrantos, las perdidas y las afrentas, que nuestro corazón sea ligero como el peso de una pluma.
Y en la medida de lo posible imaginemos un futuro mejor, aunque no se cumpla. Vivamos ilusionados pero no siendo unos ilusos, imaginemos pero no vivamos en la imaginación. El futuro se construye con obras, aunque las palabras y los pensamientos son importantes porque anteceden a éstas.
Es bueno trabajar con otras personas, la creatividad se multiplica, el ánimo y la motivación crece y se comparten los sinsabores sacando lecciones de ellos, pero recordemos que el poder y la voluntad tienen que nacer de cada uno de nosotros para poner cara al viento y buscar en el horizonte una tierra en la que arribar.
