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Introducción

Llevas horas delante de la pantalla, hipnotizado. Reproduces el vídeo en bucle. No puedes parar. Es tu mejor obra hasta la fecha. El enfoque, la iluminación, los planos… Todo es sublime. Has mejorado mucho desde el primer vídeo. Aquél era mucho más amateur. Incluso te avergüenzas un poco al verlo ahora. Pero todo el mundo ha sido novato alguna vez. Y claro, el número de visitas sigue aumentando. Van ya cincuenta y muchas mil y cada vez que actualizas la página del navegador la cifra se incrementa.

Llaman al timbre. Será la pizza que has pedido. Te levantas y vas a abrir la puerta. Dejas el ordenador encendido, con el vídeo reproduciéndose otra vez.

 

Parte 2

Con mucho cuidado Marta coloca el pintalabios encima de la mesa. Antes de grabar cada vídeo siempre prepara minuciosamente todos los materiales que va a utilizar. Es algo muy importante para que luego todo vaya fluido. Hay mucha competencia en el mundo influencer y esos detalles cuentan.

Su apodo digital es Candyrose. Empezó en el mundo de Internet por puro placer y aspiración creativa. Siempre había querido ser escritora pero no tenía ni la paciencia ni las ganas de dedicarse a ello en cuerpo y alma. Así que abrió un blog sobre una de sus grandes pasiones: la cosmética. Se llamaba Candyland y escribía sobre todo posts con consejos de maquillaje y trucos de belleza. Para su sorpresa, lo leía mucha gente. Además, muchas personas le escribían comentarios preguntándole dudas o sugiriéndole nuevos temas para los posts. En apenas tres meses tenía más de 10.000 visualizaciones diarias. En cuanto abrió la cuenta de twitter se duplicaron. Y enseguida empezaron a contactarle las empresas.

Al principio todo tenía un carácter más inocente. Les encantaba su blog y le enviaban productos de muestra por si quería probarlos. Sin embargo, las ofertas se fueron profesionalizando: mil euros por hablar de una crema antiarrugas, un mes de noches gratis en una cadena hotelera por alojarse un fin de semana en uno de sus hoteles y relatar su experiencia, seiscientos euros por mencionar como su marca de rimel favorita a una marca concreta…

Y de ahí pasó a los videos, en Instagram y Youtube. La gente prefiere mirar una pantalla dos minutos que leer un artículo. Todo es más visual, más real, más auténtico.

El vídeo de hoy va de como maquillarse en plan putón pero discreto para salir de fiesta con las amigas. Va a mencionar un lapiz de contorno de ojos, el pintalabios que acaba de colocar sobre la mesa y un colorete fabricado con esperma de cachalote noruego. Beneficio total: más de mil euros por un vídeo de diez minutos.

Pulsa el botón de Play y vuelve corriendo detrás de la mesa. Normalmente se ocupa su novio de la cámara, pero hoy no está, así que se las tiene que apañar sola. Esta parte del principio tendrá que cortarla luego cuando edite el video.

Se toma unos segundos para recobrar la compostura, respira profundamente y empieza a hablar: “Holi Candylovers, ¿Qué tal estáis? Espero que genialísimo. Hoy voy a enseñaros como maquillaros para esas noches en las que os apetece ir un poco putoncillas, pero sin pasaros. Tengo un pintalabios que es de verdad, glorybendit,..”

Continúa hablando durante cinco minutos, con un tono artificialmente alegre. Un ruido de cristales rotos le sobresalta.

 

Parte 3

He tardado más de lo que esperaba. El puto autobús no ha llegado a su hora. Siempre igual.

Lo complicado luego ha sido que nadie me viese. Menos mal que llevo la sudadera con la capucha grande. Entre eso y la barba que me he dejado es complicado que nadie me reconozca ni se quede con ninguno de mis rasgos.

Para entrar en la urbanización le he contado una milonga al vigilante. Que venía a ver a mi tía en el 14b, que está muy enferma. Y el segurata me ha abierto la puerta y hasta me ha deseado que se recupere. Hay que ser mendrugo.

Me costó averiguar en qué casa vivía ella, pero con un ordenador y un poco de paciencia al final todo se puede. Es un bajo. Mejor que mejor, así será más fácil colarse.

No sé si tiene perro, así que eso es lo primero que verifico. Pego un par de patadas en la valla que rodea el jardín y escucho a ver si oigo movimiento. Llevo en la mochila un buen trozo de solomillo rebozado en somníferos. Y yo comiendo arroz porque me gasto el dinero en la comida de los chuchos. No se oye nada, así que los quince euros de la carne los podía haber tirado a la basura. Todo sea por el trabajo.

Miro alrededor para asegurarme de que no viene nadie. El jardín de la urbanización está vacío. Pego un salto y me agarro a la parte de arriba de la valla. Tras unos segundos de esfuerzo consigo pasar al otro lado. Me pesa el culo. Tengo que volver al gimnasio.

Aterrizo en un pequeño patio decorado con el estilo de moda hoy en día. Sillas viejas y mesa mal pintada. Vintage. Vomitaría.

La puerta corredera del salón está cerrada y las cortinas echadas. Se ve luz detrás. Con mucho cuidado me acerco y observo por una de las rendijas. Ya está grabando. Mierda. El puto autobús me ha jodido los planes. Bueno, no pasa nada. Improvisaré. De momento voy a entrar a lo bestia, rompiendo el cristal y a partir de ahí vamos viendo. Pero antes, me tengo que poner la máscara.

 

Parte 4

“Aunque la chica no le ve hasta que va a investigar que ha sido el ruido de cristales rotos, él ya aparece en el video al fondo porque la cámara está justo apuntando en esa dirección”, explica el inspector Martínez.

“Joder, que miedo da con la puta máscara esa, menudo pirado”, contesta el inspector López.

“Más miedo da aún pensar en todo lo que ha hecho. Porque esta es la quinta víctima ya”.

“¿La quinta? No me joda. ¿Entonces es un asesino en serie?”

“Un asesino en serie y un hijo de la gran puta. Mire cómo ha dejado a la pobre chica. Y a los anteriores les trató peor. Al friki de los videojuegos le destrozó la cara a golpes con un mando de playstation”

“¿Morenus? ¿El imbécil ese que siguen todos los chavales ahora? ¿El que dice lo de te he dado lo tuyo y lo de tu prima cada vez que gana?”

“Ese mismo”

“Nadie en el mundo debería acabar así, pero entre nosotros inspector Martínez, ese asesinato no es de los que más me duele. Mi hijo era fan de ese gilipollas”

“Aún así López, es algo terrible”.

“Desde luego, desde luego… ¿Y el resto del video lo ha visto ya?”

“Sí, justo acababa de verlo cuando llegó usted”.

“¿Algo destacable?”

“Un poco lo de siempre. Primero obliga a la chica a leer un escrito, y luego se la carga”.

“¿Un escrito? ¿Sobre qué?”

“Mire, si quiere se lo pongo y lo ve usted mismo”.

El inspector Martínez pulsó el botón de play y le entregó la cámara al inspector López. En la pequeña pantalla lateral podía verse a Marta. Tenía los ojos llorosos y el maquillaje corrido. Sus ojos no miraban al objetivo, sino a un punto detrás. Seguramente el lugar donde el asesino estaba situado. Con voz temblorosa leía un papel: “Todo es mentira. Nos aprovechamos de vuestros sueños y aspiraciones. No utilizo ninguno de los productos que recomiendo. Únicamente me pagan por mencionarlos…”

El inspector López pulsa el botón de rebobinar durante unos segundos. Cuando pulsa play de nuevo Marta sigue hablando: “las empresas os engañan y os lo creéis…”

“¿Cuánto dura?” pregunta impaciente.

“Unos cinco minutos aproximadamente. Luego el asesino entra en el plano y se la carga a puñaladas en directo. Cuando acaba le pinta las uñas de las manos y los pies y le maquilla la cara”.

“¿Y no sabemos quién es”

“No. El muy cabrón nunca deja huellas ninguna pista. Y encima con la máscara esa que lleva es imposible identificar ningún rasgo. Lo único que sabemos es que mide aproximadamente un metro ochenta y cinco y que es un sádico de cojones. Cuando llegue a casa colgará el video. Le hemos ido cerrando cuentas, pero siempre se crea una nueva desde una red anónima. Además anuncia que va a colgar el video en la deep web y en cuanto lo hace empieza a entrar todo el mundo como loco a ver el video. Algunos incluso le felicitan por el buen trabajo en los comentarios. Normalmente se hace viral hasta que encontramos el video y lo eliminamos.”

“Hay mucho hijo de puta suelto por ahí”.

“Y que lo diga López. Y que lo diga”

 

Conclusión

Cien mil visitas ya. A ver lo que dura antes de que lo quiten. El anterior llego a 112.354. Seguro que muchas más que cualquiera de estos payasos sin talento de los que te has ocupado. Y ahí están todos esos gilipollas, viviendo del cuento y ganando dinero con sus patrañas infumables.

Aún te queda mucho para completar tu obra. Reproduces el video una vez más para disfrutar con su calidad. Al oir los gritos de la chica es como si revivieras el momento de nuevo. Puro éxtasis.

Y ahora, vuelta al trabajo. Abres el navegador mientras saboreas la pizza. Pepperoni. La más grasienta. Permaneces durante unos segundos con los dedos sobre el teclado, pensando en cuál será tu siguiente grabación. Lo tienes. Eructas por la mezcla de cerveza y comida basura en tu estómago. Tecleas en la barra de búsqueda: “Blogs de dieta y nutrición”.

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